Diferencia entre revisiones de «Cementerio Católico»
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Bajo la administración de Zuazagoitía se avanzó en la ornamentación de los patios. Se implementó un programa de importación de diversas obras: pinturas, íconos, vitrales, relieves, esculturas en mármol, bronce, maderas y policromías inspiradas en la fe católica. Fue tal su devoción que contactó a la fundición de hierro '''Val d’Osne''' en Francia (la misma que realizó la [[Cerro_San_Cristóbal#Estación_8: Santuario del Cerro San Cristóbal|Virgen del Santuario del Cerro San Cristóbal]]) para la realización de cuatro esculturas de evangelistas que hoy se encuentran en su eje de esculturas frente a la capilla, junto a un monumento dedicado al presbítero '''Zuazagoitía''', una última escultura realizada por la misma fundición se encuentra en el centro del cementerio, en una plaza dura central que articula el sector nuevo con el antiguo. | Bajo la administración de Zuazagoitía se avanzó en la ornamentación de los patios. Se implementó un programa de importación de diversas obras: pinturas, íconos, vitrales, relieves, esculturas en mármol, bronce, maderas y policromías inspiradas en la fe católica. Fue tal su devoción que contactó a la fundición de hierro '''Val d’Osne''' en Francia (la misma que realizó la [[Cerro_San_Cristóbal#Estación_8: Santuario del Cerro San Cristóbal|Virgen del Santuario del Cerro San Cristóbal]]) para la realización de cuatro esculturas de evangelistas que hoy se encuentran en su eje de esculturas frente a la capilla, junto a un monumento dedicado al presbítero '''Zuazagoitía''', una última escultura realizada por la misma fundición se encuentra en el centro del cementerio, en una plaza dura central que articula el sector nuevo con el antiguo. | ||
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− | se demolió la antigua capilla y la fachada urbana del cementerio debido al avanzado deterioro. La actual entrada responde a las prioridades funcionales y del espacio necesario para la atención al público. Su construcción fue encargada al escultor '''Peter Horn''', quien redujo la simbología católica a su mínima expresión. Junto a esta remodelación se estableció un nuevo emplazamiento para la construcción de la nueva capilla, ubicándola en el '''Eje Procesional o de Esculturas del Cementerio'''. | ||
En Octubre de 2012, se inauguró la primera etapa del '''Cementerio Santísima Trinidad de Recoleta''', parte del proyecto de renovación del '''Cementerio Católico de Santiago''', obra de los arquitectos '''Teodoro Fernández''', quien ganó el '''Premio Nacional de Arquitectura''' el 2014 e '''Ignacio Zañartu''', cofundador de [[Wikiexplora]]. Esta necrópolis se encuentra ubicada de forma adyacente al actual cementerio y es parte de un plan de siete etapas que se construirán en un plazo de 20 años. | En Octubre de 2012, se inauguró la primera etapa del '''Cementerio Santísima Trinidad de Recoleta''', parte del proyecto de renovación del '''Cementerio Católico de Santiago''', obra de los arquitectos '''Teodoro Fernández''', quien ganó el '''Premio Nacional de Arquitectura''' el 2014 e '''Ignacio Zañartu''', cofundador de [[Wikiexplora]]. Esta necrópolis se encuentra ubicada de forma adyacente al actual cementerio y es parte de un plan de siete etapas que se construirán en un plazo de 20 años. |
Revisión actual del 15:01 31 may 2023
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Descripción General[editar]
Este cementerio se ubica en el antiguo sector de La Chimba, contiguo al casco histórico del Cementerio General y cercano al Hospital San José. La ubicación no es casualidad. Es consecuencia de las teorías higienistas del siglo XIX, que favorecían la relegación a la periferia de las funciones funerarias y hospitales. Es así fiel reflejo material de la división social y política a finales del siglo XIX en Chile.
El cementerio católico fue proyectado con tipología de monasterio, inspirado en los modelos de cementerios italianos del siglo XVIII y del Cementerio Staglieno de Génova del siglo XIX. Es el segundo camposanto más grande y antiguo de la ciudad, tras el Cementerio General. Fue declarado Monumento Histórico y Zona Típica por el Consejo de Monumentos Nacionales el 2015.
Época y/o horario adecuado[editar]
El flujo de turistas en el Cementerio Católico de Recoleta no le llega ni a los talones al del vecino Cementerio General. Las instalaciones son bastante solitarias. Si se desea una experiencia todavía más íntima, se recomienda asistir un día de semana.
Horarios de atención:
- Verano (desde el segundo domingo de marzo hasta el segundo domingo de octubre) de: 9:00 a 17:30 hrs.
- Invierno (desde el segundo domingo de octubre hasta el segundo domingo de marzo) de: 9:00 a 17:00 hrs.
Acceso[editar]
En vehículo propio[editar]
El Cementerio Católico de Recoleta cuenta con estacionamientos frente a su fachada.
En transporte público y autostop[editar]
En metro: La estación Cementerios de la línea 2 (amarilla) se encuentra en el acceso lateral por Avenida Recoleta.
En Transantiago: 203, 208, B02, B17. Bajarse en Av. Recoleta frente a estación de metro "Cementerios"
Descripción de la ruta[editar]
Estación 1: Cementerio Católico de Recoleta[editar]
Historia de los cementerios del área[editar]
Los antecedentes que llevan hacia la proyección y construcción de este cementerio datan de la colonia. Las ideas y proyectos de cementerios fueron ya esbozados bajo la administración del gobernador Ambrosio O’Higgins. Para la concreción, sin embargo, habría que esperar al mandato de su hijo, Bernardo O’Higgins. Luego de la Batalla de Maipú en 1818, el nuevo Senado ejerció bajo un senadoconsulto: “En consideraciones de respeto al Ser Supremo y al Culto, se prohíbe la sepultación en las iglesias, y por razones de salud pública, se crean los cementerios comunes como único sitio para sepultar”. En 1821 se levantó el Panteón General. Se escogió el barrio de La Chimba, porque al norte del Mapocho se entendía lo suficientemente lejos de "la ciudad ilustrada", que se mantenía así a salvo de las pestilencias de los muertos. Ya funcionaba allí un panteón informal con capilla, circundado de una alta pared con puerta de hierro que mantenía a raya a los perros que merodeaban el sector dispuestos a perturbar la paz de los proteicos difuntos.
La etapa inicial del Cementerio General se financió con fondos estatales, con algunos legados y hasta con venta de nieve traída en mula desde La Dehesa para la fabricación de helados.
El traslado de los espacios de entierro fue así traspasado desde el interior de las iglesias a un recinto formal. La costumbre de recurrir a las iglesias, no obstante, persistió de forma clandestina. Los templos eran entendidos como el espacio de la muerte cristiana por excelencia, más cercana a los santos y a Dios. Eran puntos de reunión para la oración y para el contacto con los seres queridos, respecto de los cuales se desconocía su ubicación exacta.
Con la legislación del Cementerio General de Santiago, otros menores en otras ciudades, y la autorización respectiva del Cementerio de disidentes de Valparaíso, se intentó regularizar los entierros. Eran normas de carácter fragmentario, y cuyas reglamentaciones incurrían en ambigüedades. El Código Civil de 1855 buscó resolverlas a través del artículo 585: "Las cosas que han sido consagradas para el culto divino se regirán por el derecho canónico", manteniendo así a los lugares de culto, iglesias y cementerios ajenos de intervenciones civiles. Sin embargo el estamento perdió validez a consecuencia de la influencia de las corrientes liberales y la famosa polémica de la negación de sepultura católica al Coronel Manuel Zañartu, en Concepción, quien se separó de su mujer y convivió con otra pareja hasta el final de sus días. En consecuencia se clausuraron todos los camposantos católicos del país.
Vicuña Mackenna, inspirado por necrópolis europeas como la de Père-Lachaise, planteó extender el cementerio al vecino Cerro Blanco. Lo imaginaba "coronándose de blancos túmulos la alta planicie del montículo y trocándose sus profundas canteras en osarios".
En 1883 gobierno de Domingo Santa María presentó las Leyes Laicas, que transferían al Estado las funciones civiles que poseía la Iglesia. Una de estas normas eliminó la separación física de áreas de entierro entre católicos y “disidentes” y sancionó las sepulturas en predios que no fueran cementerios.
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En consecuencia, se produjo una “cacería de muertos”: oficiales civiles arrebataban cadáveres contra la voluntad de los familiares para llevarlos a cementerios como la ley mandaba, y católicos exhumaban cuerpos en secreto para enterrarlos ilegalmente en las iglesias, mientras ataúdes llenos de piedras quedaban en los cementerios. Dispuesta a dar la lucha, la Iglesia prohibió a los sacerdotes autorizar los entierros en cementerios laicos, y Santa María proscribió entierros en los templos. La disputa fue tan enconada que hasta los cadáveres de los católicos fueron perseguidos. La facción del partido conservador que aceptaba el liderazgo de la Iglesia (los llamados “pechoños”) veían los sucesos con desasosiego. Circula a nivel chismográfico el caso de una señora de sociedad que le dijo a Santa María que no seguiría rezando el rosario porque hacerlo implicaba repetir su nombre. De acuerdo a una investigación realizada por Marco Antonio León, las sepultaciones en las iglesias se prolongaron como mínimo hasta 1938, burlando sistemáticamente la ley laica.
Historia del Cementerio Católico de Recoleta:
La proyección del Cementerio Católico de Santiago surgió de la necesidad de contar con un espacio funerario exclusivo de católicos. Así se expresó en una carta enviada en 1866 por algunos curas párrocos de sus respectivas capillas de Santiago al Arzobispo de Santiago, Rafael Valentín Valdivieso. Del arzobispo se obtuvo una victoria parcial. Respondió que en el futuro cementerio habría sepultura de eclesiásticos solamente. En 1869 se detuvieron las gestiones a la espera de una respuesta del gobierno. La situación económica del Arzobispado y las carencias financieras de las parroquias de Santiago impidieron adquirir un terreno.
A pesar de esto, después de los incidentes ocurridos en Concepción con el Coronel Zañartu, y de la promulgación del decreto de 1871 (que permitía la libertad de religión en entierros o cementerios ecuménicos), la construcción de un cementerio parroquial se volvió un tema recurrente en las reuniones del Arzobispado. Se insistió las gestiones de 1869, pero los escasos recursos de la organización impidieron llegar a puerto.
La solución definitiva vino seis años más tarde. Las conversaciones sostenidas desde 1877 dieron pie a la compra del terreno en 1878. Doña Ventura Silva vendió esta propiedad a los párrocos de Santiago. A saber: Miguel Tagle de la Iglesia del Sagrario, Estanislao Olea de Santa Ana, Miguel Angel Ortega de San Isidro, Pablo Torres de San Lázaro, Benjamín Sotomayor Valdés de la Estampa José Luis Valenzuela Castillo de San Saturnino e Ignacio Zuazagoitía de la Asunción. Para pagar la deuda contraída se recurrió a la autorización de una Junta de Fábrica destinada a proporcionar los caudales necesarios para la obra, organizar y hacer ejecutar los trabajos que se debieron emprender. Al término del plazo, y ante a la falta de fondos para ajustar cuentas, el Arzobispado de Santiago rompió el chanchito y saldó la deuda.
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Bajo la administración del presbítero Ildefonso Saavedra, hecha la bendición del camposanto, se procedió de forma inmediata a realizar ventas y procesos de sepultura de los primeros cadáveres. El proceso se realizó sobre los precarios trazos proyectados por Paul Lathoud pues aún no se gestaba formalmente el proyecto ni edificaciones. El Cementerio Católico era un predioo rural y de esta manera funcionó desde su bendición el 3 de julio hasta el 12 de agosto del 1883, cuando fue clausurado bajo la presidencia de Santa María, debido a razones sanitarias y el incumplimiento de la ley de libre entierro.
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La Iglesia del cementerio iba a ser declarada profana al momento de aprobar la ley de cementerios de 1883, y la transformación del cementerio a uno ecuménico. Pero bajo la administración del Arzobispo Mariano Casanova se obtuvieron las facultades de la Santa Sede para el ejercicio de culto católico en las capillas de los cementerios sujetos a administración del Estado y municipalidades. Se llegó a un acuerdo con el presidente José Manuel Balmaceda y el camposanto se reabrió conforme a la ley en 1890.
Durante el periodo de clausura el arquitecto Paul Lathoud se abocó a la proyección y construcción de sus instalaciones. Operó, como era de esperar, en base a inspiración católica, adoptando la visión de la muerte y su resurrección a través de los patios de su obra. Usó como referente el Cementerio Monumental de Staglieno en Génova, organizando su obra en base a la estructura monacal. La Iglesia es el eje y elemento articulador, y a sus alrededores se ramifican construcciones tipo monasterio, en base a patios y claustros, distribuidos simétricamente. Estos elementos albergan las capillas familiares o los nichos individuales. La arquitectura corresponde principalmente al estilo neoclásico, caracterizada por su mesura, proporción, grandeza y austeridad.
Luego de la administración del presbítero Ildefonso Saavedra se nombró al presbítero Ignacio Zuazagoitía para su reemplazo, quien perduró en su cargo desde 1890 hasta 1909. Fue la última administración realizada por miembros del clero antes del traspaso a laicos. Durante este periodo el cementerio consolidó su carácter y aspecto noble, en la sencillez de sus líneas de las capillas y corredores. Se procuró que sus obras se realizarán de forma sobria y sin ostentaciones, con uniformidad estilística.
Bajo la administración de Zuazagoitía se avanzó en la ornamentación de los patios. Se implementó un programa de importación de diversas obras: pinturas, íconos, vitrales, relieves, esculturas en mármol, bronce, maderas y policromías inspiradas en la fe católica. Fue tal su devoción que contactó a la fundición de hierro Val d’Osne en Francia (la misma que realizó la Virgen del Santuario del Cerro San Cristóbal) para la realización de cuatro esculturas de evangelistas que hoy se encuentran en su eje de esculturas frente a la capilla, junto a un monumento dedicado al presbítero Zuazagoitía, una última escultura realizada por la misma fundición se encuentra en el centro del cementerio, en una plaza dura central que articula el sector nuevo con el antiguo.
A comienzos de la década de 1960 se demolió la antigua capilla y la fachada urbana del cementerio debido al avanzado deterioro. La actual entrada responde a las prioridades funcionales y del espacio necesario para la atención al público. Su construcción fue encargada al escultor Peter Horn, quien redujo la simbología católica a su mínima expresión. Junto a esta remodelación se estableció un nuevo emplazamiento para la construcción de la nueva capilla, ubicándola en el Eje Procesional o de Esculturas del Cementerio.
En Octubre de 2012, se inauguró la primera etapa del Cementerio Santísima Trinidad de Recoleta, parte del proyecto de renovación del Cementerio Católico de Santiago, obra de los arquitectos Teodoro Fernández, quien ganó el Premio Nacional de Arquitectura el 2014 e Ignacio Zañartu, cofundador de Wikiexplora. Esta necrópolis se encuentra ubicada de forma adyacente al actual cementerio y es parte de un plan de siete etapas que se construirán en un plazo de 20 años.
Estructuras destacadas:
- Pabellón 12 Apostóles: Este pabellón llama la atención de forma instantánea al entrar al cementerio. No solo porque es la única edificación en altura, sino también porque se encuentra inconclusa. Se cuenta que su construcción fue iniciada en la década de 1960 y debido a la falta de recursos no se pudo concretar. Posee cinco pisos a los cuales se puede acceder a través de una rampa lateral. Sus muros de hormigón al descubierto dan alojo a nichos, hoy a la venta para financiar su construcción, organizados alrededor de un tétrico patio interior.
- Conjunto de nichos Sociedad Obrera La Unión: Esta sociedad obrera surgen en base a los movimientos obreros a fines del siglo XIX y comienzos del XX, con el objetivo de mitigar la pobreza de la mayor parte de la sociedad. Es en este periodo, la época del auge de la cuestión social, que surgieron más de 400 sindicatos obreros. Los había de metalurgia, minería, construcción y hasta de tipografía (de hecho, Luis Emilio Recabarren, padre del movimiento obrero chileno revolucionario izquierdista, era tipógrafo). Una de ellas fue la Sociedad Obrera la Unión, que consta de un edificio en Valparaíso (Conjunto Población Obrera la Unión por Fermín Vivaceta). Este sindicato posee un conjunto de nichos exclusivo al interior del cementerio.
- Mausoleo familia Modino Ramos: Es la única estructura funeraria ubicada sobre un patio interior dentro del cementerio. La información sobre esta familia es limitada, pero se sabe que fue una importante benefactora del cementerio en su periodo de construcción.
En el área más cercana a su acceso, la más antigua, se alojan las sepulturas de los benefactores y personajes históricos. Sobre estas, por lo general, se ubica una escultura con fines religiosos, de madera o hierro. Entre estos personajes destacan:
- Miguel Fernández Jaraquemada y de Lucía Solar Armstrong: Padres de Santa Teresa de los Andes, religiosa católica chilena perteneciente a la Carmelitas Descalzas, canonizada por Juan Pablo II en 1993.
- Alberto Hurtado Larraín y Ana Cruchaga Toco: Padres del fundador del Hogar de Cristo, Luis Alberto Miguel Hurtado Cruchaga, conocido popularmente como San Alberto Hurtado, notable
estación de Metropatrono de los trabajadores en Chile. Fue también canonizado, aunque en su caso por Benedicto XVI en 2005. - José Domingo Cañas: Benefactor que introdujo al país congregaciones educacionalistas.
- Luis Calvo Mackenna: Médico chileno, precursor de la pediatría social, difusor de la puericultura, uno de los exponentes del higienismo médico y fundador del hospital pediátrico que lleva su nombre.
- Pedro Subercaseaux: Pintor e historietista chileno, célebre por sus obras que ilustran la historia y costumbres de Chile. Casado, solicitó autorización al Papa para ingresar a la orden benedictina, mientras que su esposa fue recluida en un convento en Toledo. Una de sus obras; "Salida de Rancagua" fue ultilizada en el reverso del antiguo y descontinuado billete de diez pesos.
- Jose Teodosio Gandarillas y Gandarillas: Pintor, dibujante y arquitecto. Instaló una imprenta de libros de moral cristiana que más tarde dio lugar a la Revista Católica, fundó la capilla Asilo del Salvador -la primera muestra gótica que conoció el país- y, sobretodo, fue uno de los propulsores del arte en Chile.
- Melchor Concha y Toro: Empresario, abogado y político chileno. Fundó el viñedo que dio origen a la actual Viña Concha y Toro. También fue benefactor de obras católicas, como por ejemplo la Población León XIII
- Galvarino Riveros Cárdenas: Marino Chileno que alcanzó el grado de contraalmirante. Fue nombrado Comandante en Jefe de la Escuadra y comandante del blindado Blanco Encalada. En ese cargo fue artífice de la captura del Huáscar, asegurando la victoria chilena en la fase naval de la Guerra del Pacífico.
- Osmán Pérez Freire: Compositor, pianista y músico chileno, famoso por sus canciones “El delantal de la china”, “La tranquera” y “Ay, ay, ay” (Reminiscencias cuyanas). Sus restos se trajeron desde España para realizar aquí el entierro.
- Nora Gregor: Uno de los personajes más célebres que alberga el cementerio. Conocida dentro del recinto como "La Princesa", fue una actriz de teatro y cine en Viena, Berlín, Hollywood y París. Fue princesa de Austria por un breve periodo, al contraer matrimonio con el príncipe Ernst Rüdiger von Starhemberg en 1937, y en sus últimos momentos residió en Viña del Mar. Ver esta fascinante vida. Se puede acceder a su tumba solicitando autorización al administrador del cementerio.
Estación 2: Cementerio Santísima Trinidad de Recoleta[editar]
El recinto es una edificación adicional al Cementerio Católico de Recoleta. Es una gran ciudadela inspirada en la Ciudad Utópica de San Agustín y el cementerio de Westwood en los Ángeles. Se organiza a través de patio unidos mediantes calles porticadas en torno a un parque central, con un nivel superior concebido como un sistema de plazas abiertas al paisaje del valle de Santiago.
El recinto propone una relación espacial integrada entre la luz y naturaleza. Sus patios interiores son iluminados de forma natural y su espacio se completa mediante el follaje de su vegetación. Uno de sus mayores atractivos arquitectónicos será un gran jardín central compuesto por 4.700 especies, como magnolias, enredaderas, ginkgos biloba y robles americanos, entre otros.
Sus tumbas y sepulturas siguen la tradición de las civilizaciones cristianas mediterráneas, en las cuales se instauraba la dignidad del cuerpo y del ser fallecido, realizando la sepulturas en los muros, situándolos frente a los visitantes y no debajo. En este caso, las sepulturas se despliegan en nichos horizontales, cubiertos por lápidas de mármol travertino, instaladas mediante un sistema de bastidores de acero. Las tumbas se enmarcan y ennoblecen, los nombres y reseñas de los fallecidos son grabados en esta placa de mármol acompañadas de un soporte para flores o velas.
Actualmente, este proyecto consta de su acceso, el Cinerario, las salas de ventas de sepulturas y un solo pabellón que las alberga (Jardín Santa Helena) en forma de nichos. En sus dos pisos estos se encuentran en secciones intercaladas por entradas de luz de la fachada, las cuales, en el interior de la estructura, se transforman en pequeñas capillas. En los muros de su sección central se encuentran urnas para las cenizas de los fallecidos. Estos articulan dos patios centrales que aún no han florecido por completo.
El cementerio se pensó como un lugar digno y solemne, apelando a la emoción en el recuerdo comunitario. Sus espacios no dan lugar a exaltaciones personales: todos somos iguales ante la muerte.
En qué fijarse : Cinerario la Recoleta: |
En Chile hay pobre tradición funeraria asociada a la incineración. Sin embargo, existe un crematorio desde el año 1965 (ubicado en el Cementerio General), una época en la que la práctica era poco común. Desde entonces se estableció como práctica emergente. En los siguientes nueve años se construyeron siete crematorios más, entre los cuales se encuentra este cinerario en el Cementerio Católico de Santiago. Hoy en día el proceso de incineración se considera como un servicio de sepultura moderno, en espacio y costo (si bien de delicadas consideraciones ambientales). Las familias que optan por la incineración reconocen en ella un proceso simple y expedito, menos complejo que la sepultura tradicional, y que permite a la familia abordar de forma efectiva el duelo.
La ceremonia se inicia en la Capilla del Cinerario, con la recepción del cuerpo y el sonido de las Campanas de duelo. El proceso es acompañado por una liturgia de exequias a cargo de un diácono y la cobertura del féretro con el Manto del Resucitado, para luego finalizar la ceremonia con las Campanas de la esperanza. Estas ceremonias se realizan con el fin de mostrar la cremación como una alternativa viable, de fácil acceso, transparente y de confianza para despedir a nuestros seres queridos.
Estación 3: El Quitapenas[editar]
El Bar-Restaurant Quitapenas es una de las picadas más antiguas de Santiago, con más de un siglo de historia. Es un clásico lugar que ofrece "consuelo" para ahogar las penas con una amplia carta de tragos y comida típica chilena. Está llamativamente decorado con imágenes y símbolos que recuerdan la historia de Chile.
Se cuenta que en el 1900 el poeta maldito Pedro Antonio González habría convertido este bar en su "dormitorio, biblioteca, cuarto de tarea y bar". González deambulaba por en los oscuros bares y las barriadas bebiendo vino al amanecer, vagando con sus manuscritos escondidos y arrugados en los bolsillos.
Luego, el 4 de abril de 1925, 16 futbolistas del club Magallanes fueron despedidos y hasta tratados de abusadores. Liderados por David Arellano, habían manifestado una serie de reclamos. En lugar de tomar el tranvía, se fueron conversando la rabia a pie caminando por Avenida Independencia desde la sede del club, en Plaza Chacabuco. Se debatía si intentar ser admitidos al club Santiago (que aún no tenía el apellido de Morning) o el Bádminton. Hasta que primó la idea de formar un club nuevo. Total, entre los 16 formaban el cuadro completo. El ánimo levantó, pero no podían conversarlo así en la calle. Entraron al Quitapenas, el local más cercano. Sus rostros entusiasmados con la idea contrastaban con los dolientes parroquianos que venían de enterrar seres queridos. Así nació Colo-Colo
Este recinto ha sido nombrado también en obras literarias, ha funcionado como ambiente en obras de teatro, etcétera. Un verdadero tesoro viviente del barrio con fragancia a arrollado huaso.
Hoy este Bar-Restaurant es un símbolo clásico de cultura y sello nacional. Aunque no es barato, bien vale desembolsar por sus platos típicos: cazuela, chorrillana, empanadas, perniles, terremoto o vino tinto. La pasada para dar el brindis final al fallecido al Quitapenas sigue siendo una tradición que ha calado en la sociedad santiaguina, y en parte de la cultura nacional. Perfecto punto para rematar la ruta. Más información en Urbatorium
Recomendaciones[editar]
- El Cementerio Católico no admite recorridos guiados de carácter pagado. Más sobre esta política aquí
- Por favor, por favor, no realices esta ruta en grandes grupos. Al contrario del Cementerio General el Cementerio Católico es un lugar mucho más íntimo y cerrado.
- Discreción si hay familiares visitando tumbas. Recordar que es un lugar de culto.
- Si es que se visita en la tarde, se debe tener precaución a sus alrededores. Sin ser de particular cuidado, no es el barrio más seguro de Iberoamérica al caer la noche.
Galería de fotos[editar]
Interior de la capilla del Cementerio Católico - Acoger Santiago Futuro S.A
Antiguo patio interior del Cementerio Católico. - Acoger Santiago Futuro S.A
Antiguo pasillo al interior del Cementerio Católico. - Acoger Santiago Futuro S.A
Capillas entre nichos. - Cementerio Santísima Trinidad.