Cambios

El proyecto instaurador del Barrio Cívico de Santiago ideado por Brünner tomó en cuenta las propuestas anteriores de '''Carlos Carvajal''', '''Josué Smith Solar''' y '''José Tomás Smith Miller''', y fue ajustado posteriormente por '''Carlos Vera Mandujano'''. Para la caja cívica se definieron las plazas que rodean el Palacio, con un borde de edificios de altura considerable que buscan enfatizar la centralidad del palacio presidencial, un eje norte-sur y un remate en el lado sur. De ahí en adelante, y hasta la dictadura, se erigen de manera irregular buena parte de los edificios y de las transformaciones urbanas que componen el plan, siempre en directa relación con la situación económica del Estado y sus voluntades políticas.

Aun cuando la avenida Bulnes era una arteria de bullente actividad comercial, Brünner planteó la osada idea de volverla peatonal. Durante la mayor parte del siglo XX, y aunque hoy nos parezca inconcebible, la que hoy es la Plaza de la Constitución operaba como estacionamiento. Los conductores podían dejar sus autos ahí durante toda la jornada laboral, y mecánicos ''chasquilla'' ofrecían desabollar la carrocería en el intertanto. A lo largo de los años de la dictadura se instalaron diferentes monumentos controversiales que bloquearon el paso y la continuidad visual, y fueron entregados los terrenos de alrededor del Parque Almagro a privados. La vuelta a la democracia reavivó la tendencia por recuperar los valores originales del proyecto, y de actualizar su propuesta hacia un espacio más ciudadano.