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→Estación 10: Ex - Puente de Cal y Canto
El puente de Calicanto, o de Cal y Canto, fue un puente construído sobre el río Mapocho, con la finalidad de conectar ambas laderas e integrar el sector de La Chimba (ladera norte, actuales comunas de Recoleta e Independencia) a la ciudad de forma segura, ya que los puentes anteriormente construidos (uno de cal y ladrillo, y otro de madera) fueron destruidos con las crecidas del río.
El puente fue construido bajo el mando del corregidor, con la ayuda de los ingenieros '''José Antonio Birt, Juan Garland ''' y '''Leandro Badarán ''' y sus trabajos iniciaron en 1767. Zañartu, conocido por ser un hombre despiadado, ordenó la utilización de 80 reos de la cárcel para la construcción de la obra. Sin embargo, para contar con mejores operarios, ordenó arrestar a los hombres que se encontraban en lugares de diversión los días lunes, obligándolos a trabajar en el puente, y llegando a tener 200 trabajadores; en su mayoría mulatos, aborígenes y criollos.
Tan barbáricos fueron los trabajos forzados a los que fueron sometidos los reclusos, (quienes debieron realizarlos encadenados y bajo la fusta y el látigo) que incluso el Procurador de los Pobres realizó una queja ante la Real Audiencia ante “los “''los implacables gemidos del continuo padecer de estos miserables que se hallan trabajando al rigor del sol con una vergonzosa desnudez, mal comidos, enfermos y ultrajados”ultrajados''”. Esto sin embargo, no impidió la realización del plan del corregidor.
{{dato|Tan centrado en lograr la construcción del puente se encontraba Zañartu, que mandó a construir una casa de dos pisos en el lado sur del Mapocho, por calle Puente, desde donde podía acceder fácilmente a la construcción, y corregir los errores de los operarios. Al final de cada jornada se acercada a inspeccionar los trabajos.}}
Inaugurado en 1780, medía 202 metros de largo, elevándose más de 12 metros sobre la altura del río, y contando con nueve arcos de 9 metros de altura. Su estructura estaba hecha de cal y rocas traídas de las canteras del Cerro Blanco, y para pegarlos se utilizaron miles de claras de huevo. La utilización de cal y cantos fueron los que le otorgaron el nombre al puente.
Con el paso del tiempo se volvió un símbolo para la ciudad, y conector de núcleos comerciales. A los costados del puente se instalaron garitas con tiendas, donde se podían encontrar frutas, baratijas, dulces y otras confecciones. Llegó a contar con cinco boticas, dos panaderías, bodegas de vinos, relojerías, sombrererías, talabarterías y hasta la imprenta del periódico '''La Estrella de Chile'''.
El año 1888 fue minado y derrumbado, con la finalidad canalizar el río, y construir nuevos puentes que permitieran la construcción de vías de tranvía. El derrumbe de este impactó tanto a la sociedad de la época, que '''Joaquin Edwards Bello ''' llegó a señalar la demolición del puente como una de las grandes catástrofes de nuestra historia.
Hasta hoy se pueden encontrar vestigios de este puente, principalmente en la estación de Metro que lleva su nombre, ya que a mediados de los ‘80, durante la construcción de dicha estación, se encontraron restos de su estructura.