Barrio Lastarria / Bellas Artes
Descripción General
Barrio Lastarria / Bellas Artes es un sector del centro de Santiago muy particular; desde la forma de sus calles (curvas, las cuales se adaptan a la silueta del cerro Santa Lucía), como sus habitantes, arquitectura y variedad de opciones de entretenimiento que ofrece. En las últimas décadas se ha consolidado como uno de los circuitos culturales más importantes del país, juntando en un solo lugar museos, teatros, cine, restaurantes de autor y comida al paso, galerías de arte, tiendas de diseño independiente, cafés, artistas y músicos callejeros. El barrio durante las mañanas suele ser un espacio apacible, transformándose en las tardes (y en especial los fines de semana) cuando se llena de turistas, estudiantes de las universidades vecinas, familias y habitantes de la ciudad que se acercan para tomar un café (o algo más fuerte) o simplemente pasear por el parque y sus calles con aires europeos.
Contenidos de la Ruta
El objetivo de esta ruta es salirse de las calles más concurridas de Lastarria / Bellas Artes (sin dejarlas de lado, obviamente) y de la ruta más "comercial", invitando al explorador urbano a encontrarse con pequeños detalles y rincones especiales que suelen pasar desapercibidos; imponentes palacios, edificios con detalles de diseño ingeniosos o artísticos, construcciones que fueron referente de diseño nacional, y otras con curiosas anécdotas (que suelen perderse o ser de conocimiento de los vecinos solamente), para que conozca la importancia y trayectoria de este barrio tan transitado, cuya historia suele ser poco conocida.
Época y/o horario adecuado
Se puede ir en cualquier época del año pues es un espacio público, abierto, sin restricción horaria. Los locales suelen abrir desde las 10, sin embargo recomendamos visitar entre martes y domingo durante las tardes, para asegurarse que se encuentre todo abierto (los lunes cierran los museos). Lo mejor es terminar un viernes o sábado a eso de las 20 horas, cuando hay muy buenas chances de encontrar las masivas piezas carnavaleras, con decenas de bailarines. Si por el contrario te gusta pasear en calma y tranquilidad, martes a jueves es lo tuyo.
Historia del Barrio
Los orígenes de este barrio se pueden trazar hasta la Conquista de Chile. Este sector quedó en manos del carpintero de la expedición de Pedro de Valdivia: Bartolomé Blumenthal, castellanizado a Bartolomé Flores por la dificultad que suponía su apellido alemán. Él construyó un molino en el sector. En esta época, el barrio quedó definido por los límites naturales de Santiago; el cauce del Río Mapocho, La Cañada (hoy Alameda) y el cerro Santa Lucía. Era una suma de chacras y solares, donde se producía vino y otros cultivos agrícolas. Recién a mediados del siglo XIX comenzaron a subdividirse los predios. La Parroquia de la Veracruz se edificó en 1857 y en torno a ella las familias construyeron sus casonas. De esta forma, se constituyó uno de los primeros barrios de Santiago, ajeno a la cuadrícula fundacional.
Es entre 1872 y 1910, con los trabajos de remodelación del cerro Santa Lucía -el principal paseo de la aristocracia en la época-, sumado a la creación del Parque Forestal y del Museo Nacional de Bellas Artes, que el barrio se consolidó como tal. Se definió un trazado de calles curvas, cortas y adoquinadas, que generan cierto aislamiento de la bulliciosa Alameda. Fue un periodo de auge, en el cual surgió una nueva generación de artistas, escritores y personajes célebres residentes, como Victoria Subercaseaux, el ex-presidente Pedro Aguirre Cerda, el pintor Camilo Mori, el novelista Luis Orrego Luco, y el escritor y pensador José Victorino Lastarria. La calle se llamaba Callejón del Mesías, en honor a un vecino opulento que no dejó recuerdos.
Entre 1850 y 1930, el barrio consolidó sus características propias. El desarrollo urbanístico se fortaleció con la construcción de edificaciones de tendencia europea, proyectadas por renombrados arquitectos como Duhart, Bolton, Larraín Bravo, Prieto y Kulczewski, entre otros. Convivieron en el barrio intelectuales, aristócratas y artistas, en una frontera donde se mezclaba lo europeo con lo popular.
Ya a mediados de siglo, con el crecimiento de Santiago, el barrio muta sus habitantes y su imagen. La arquitectura modernista adquiere un rol clave en la puesta en valor del vecindario. Los usos pasan de puramente residenciales (con vecinos como el arquitecto y pintor Nemesio Antúnez) a mixtos, con una fuerte incorporación del comercio. Al golpe militar siguió un periodo de decadencia, debido a la gran cantidad de artistas y militantes de izquierda del sector y al abandono de los espacios públicos producto de los toques de queda y del miedo, lo que golpeó la vida cultural del centro. Fue el llamado "apagón cultural".
El sector fue renovado tras la vuelta a la democracia, durante los años ‘90, a través de la restauración y recuperación de diversas edificaciones, así como con la creación del brevísimo pero bien ubicado paseo peatonal del remate de calle Lastarria, entre Rosal y Merced, y donde hoy se instala una feria de antigüedades y libros entre jueves y sábado (y donde un sábado o domingo en la tarde apenas se puede caminar). Es en esta época cuando aterrizó una serie de bares, cafés y centros culturales, intensificando la bohemia.
Hoy el barrio es una bulliciosa colmena de actividad peatonal. Destaca una variada oferta gastronómica, poblada por numerosos locales con características, menús y precios particulares. Hay tiendas de diseño con vestuario, accesorios, música y arte, barberías estilosas, teatros y galerías de arte. En las tardes de los fines de semana, además del gentío de paseantes, hay artistas callejeros, vendedores ambulantes y dos o hasta tres puestos de música en vivo.
Fue declarado Zona Típica en 1997.
Acceso
En vehículo propio
No recomendamos transitar en auto en vista de lo pequeño que es el sector, y la dificultad para encontrar estacionamientos gratuitos. Si estás dispuesto a pagar, hay espacios caros en Lastarria 70.
En bicicleta
Hay muchas ciclovías y bicicleteros. Usar protección anti-holocausto nuclear al dejar la bici. Ojo que los bicicleteros de las veredas son tubos huecos que se cercenan con facilidad. Hay varios casos de esto. Escoger un apoyo más sólido (al menos ya no existe la costumbre de mediados del siglo pasado, cuando pandillas de jóvenes motorizados perseguían a ciclistas para azotarlos con ramas de membrillos; o el aún peor "caza-rotos", que consistía en abrirles la puerta del auto en la cara).
En transporte público y autostop
Se sugiere llegar en metro. Su estación contigua (Universidad Católica) es parte de la Línea 1 (roja), y cuenta con acceso/salida que da directamente hacia el lugar. De lejos la mejor opción para la mayoría de los casos.
Descripción de la ruta
Estación 1: Centro Cultural Gabriela Mistral / GAM
Pese a su reciente data, el Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM) es tal vez espacio más icónico de Santiago en su tipo. Se focaliza en entregar acceso a la cultura, la formación de audiencias y encuentro entre personas. Cuenta con 22 mil m2 con 10 salas para presentación y ensayos de artes escénicas y musicales, además de dos salas de artes visuales, un estudio de grabación y biblioteca con salas abiertas para estudiar. El primer piso está abierto a la ciudadanía, y conforma plazas de uso libre que permiten el tránsito fluido, la instalación de ferias y la permanente presencia de adolescentes con ínfulas de Tony Manero.
Este edificio es tremendamente simbólico por su rol en la historia reciente de Chile. Se construyó a matacaballos para acoger la Tercera Conferencia Mundial de Comercio y Desarrollo de las Naciones Unidas de 1972, UNCTAD III. Antes se había evaluado, entro otros lugares, techar la cúpula del Parque O'Higgins (hoy Movistar Arena), por entonces inconclusa y sede extraoficial de ratones y arañas.
Fue proyectado por los arquitectos José Covacevic, Hugo Gaggero, José Medina, Juan Echenique y Sergio González Espinoza. En los dos pisos superiores de la torre, Allende pidió expresamente que se le construyera un departamento habitacional, pues él nunca dormía dos noches seguidas en el mismo lugar.
El edificio fue construido en partes iguales por voluntarios y por obreros contratados. Era considerado un hito latinoamericano de modernidad arquitectónica y utopía constructivista. Ante el ritmo demoledor y la renuncia los jefes de obra, los arquitectos terminaron metidos en la construcción misma, casi como capataces. Para los tijerales, Allende ofreció poner el vino con tal que la empresa constructora pusiera la carne, cuatro parrillas con un animal completo en cada una. Para desconcierto de los obreros, se les puso como condición que asistieran con sus esposas, una exigencia muy inesperada para una fiesta que la tradición mandaba que acabara en borrachera. La Alameda fue cerrada para dar paso a este mega-asado de 3500 asistentes.
En medio de la construcción visitó un inspector de Naciones Unidas y dijo que no estaría a tiempo "ni llorando", de acuerdo al recuerdo de Gaggero. Pero se logró. Fue construido en un tiempo récord de 275 días. Una vez que el encuentro terminó, el edificio pasó a manos del Ministerio de Educación bajo el nombre de Centro Cultural Metropolitano Gabriela Mistral y funcionó como espacio de encuentro ciudadano.
¿Que debiéramos describir el resultado del UNCTAD? Naaaaah, no vale la pena, nunca podríamos superar esta zorrastástica reconstrucción inmersiva en 3D
A tres meses del Golpe Militar, debido a las deplorables condiciones en las que quedó La Moneda tras el bombardeo, el edificio se transformó en la nueva sede de gobierno. No solo era simbólico el cambio de uso: fue renombrado como Edificio Diego Portales, en honor al superministro de la década de 1830, la máxima expresión del orden y el imperio de la ley. Desde luego, fue clausurado al público. Se enrejó el perímetro y las obras de arte fueron retiradas (y en algunos casos destruidas). Pinochet pasó a ocupar el departamento de los dos pisos superiores.
En 1981 Pinochet se desplazó a La Moneda restaurada, pero el almirante José Toribio Merino siguió ocupando el Diego Portales como sede del poder legislativo. Fue a la salida de este edificio donde ofreció a los periodistas buena parte de sus incendiarias declaraciones, tales como que los bolivianos eran "auquénidos metamorfoseados que aprendieron a hablar, pero no a pensar". Luego, en 1988, se anunció aquí la decisión de la ciudadanía de volver a la democracia tras el plebiscito.
En democracia, el edificio mutó a centro de eventos y convenciones, y la torre se transformó en sede del Ministerio de Defensa. Cuando Michelle Bachelet asumió como ministra de defensa durante el gobierno de Ricardo Lagos, no tenía idea de que contaba hasta con una cama, la misma que empleara el responsable último de las torturas que ella había sufrido en Villa Grimaldi.
En 2006, el periodo de centro de convenciones llegó a su fin. Un incendio destruyó gran parte del edificio:
Fue la destrucción la que impulsó la idea de retrotraer el inmueble a su sentido original y devolverlo a la ciudadanía como centro cultural.
Es habitual que en el gran patio central haya exposiciones y actividades. Es también muy interesante observar a los energéticos grupos de coreografías. Tanto en el extremo oriente como en el flanco norte y en la plazoleta ubicada a menor altura, en la tardes se congrega un gran número de jóvenes a practicar sus pasos de baile. Es un fenómeno de data muy reciente, pero muy bien asentado. También es posible observar en ocasiones a grupos que imitan caballeros Jedi, con sables láser ficticios.
Actualmente está en curso la construcción de la segunda etapa del proyecto, que cuenta con un teatro con capacidad para 2 mil personas.
¿Sabías que? :
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En qué fijarse :
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- Para más información, revisar la página oficial.
¿Sabías que? : En diciembre de 1945, Gabriela Mistral viajó a Estocolmo para recibir el Premio Nobel. El padre de su traductora organizó un banquete, con miembros de la Academia Sueca y el embajador chileno. Como broche de oro, mandó a traer un racimo de uvas desde África del Norte por avión.
En la comida, Gabriela estaba cansada y se apoyó en lo que creyó que era la pata de la mesa. Era la pierna de un miembro de la Academia Sueca, paralizado para no importunar a la invitada de honor.
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En ruta : El restaurante Casa Lastarria cuenta con una bella fachada de piedra. Pertenecía al antiguo inmueble, que fue demolido para dar espacio al patio de restaurantes, librería Ulises y edificio residencial del Paseo Lastarria, conservando esta particular pieza (casualmente, en este edificio nació Wikiexplora Urbano).
Luego cruzarás calle Luis de Valdivia (antes Pedro de Valdivia). Fue un jesuita que catequizó indígenas, compiló un diccionario de mapudungún y murió muy anciano en Valladolid. Alonso de Ovalle lo visitó poco antes de morir y lo encontró "hecho un retrato de paciencia" |
Estación 2: Parroquia de la Veracruz
A comienzos del siglo XIX, en el Callejón de Mesías, actual calle Lastarria, se encontraba la casa de adobe y tejas de la familia Barril, originaria de Valdivia. Es quizás por esta razón, que surge la idea popular de que aquella casa perteneció a Pedro de Valdivia, y fue por eso nombrada Palacio de Pedro de Valdivia.
En 1847 llegó a Chile el encargado de negocios de España, Salvador de Tavira, con el fin de estrechar lazos de amistad entre Chile y España. Es con esta finalidad que buscó resaltar la memoria de Pedro de Valdivia donde se suponía -erradamente- moraba el conquistador. El proyecto fue apoyado por el arzobispo Valdivieso, quien propuso la edificación de un templo en homenaje al español.
¿Sabías que? : El arzobispo Valdivieso protagonizó un extraño incidente de 1856. Todo comenzó con una claraboya rota, unas pocas copas de vino de misa de más y haber “embromado con palabras lúbricas” a un empleado del arzobispado. Estas fueron las barrabasadas cometidas por un tal Pedro Santelices, sacristán de la Catedral Metropolitana. Las travesuras de Santelices escalaron a un conflicto por las atribuciones civiles sobre la iglesia en la conocida cuestión del sacristán |
En 1852 se inició la construcción, con planos y dirección del arquitecto Claude Brunet de Baines. Tras la muerte de Brunet de Baines, Fermín Vivaceta retomó la obra en 1855. Fue inaugurada en 1857.
Fue bautizada con el nombre de La Veracruz en recuerdo a la llegada del cristianismo al continente. El primer altar cristiano en América fue levantado un Viernes Santo, día en el que se rinde culto al Madero Santo de la Cruz.
Es un pequeño templo, que posee una nave techada a dos aguas, con una fachada donde prima la verticalidad, y donde destacan dos columnas dóricas que enmarcan el vano de ingreso, con un gran arco abovedado sobre ellas, y un frontón triangular que la remata.
Entre las imágenes del interior destaca un Cristo donado por el rey de España a la orden de los Mercedarios en el siglo XVI, ubicado en el altar principal. Al costado izquierdo de éste, se encuentra una imagen de la Virgen del Carmen.
Fue declarada Monumento Histórico en 1983.
Horario:
- Lunes: 08:00hrs
- Martes a Viernes: 12:30hrs
- Sábado: 12:00 y 19:00hrs
- Domingo: 11:00 y 12:00hrs
Frente a la Veracruz existe una plaza de lo más extraña, emplazada en un modesto retazo de terreno. Son sobras de las expropiaciones realizadas para construir el edificio de la UNCTAD (actual GAM)
En la esquina poniente de Lastarria con Alameda operó el comando del "No" de cara al plebiscito de 1988 |
En ruta : En la esquina de Lastarria con Villavicencio, frente al cine y café El Biógrafo, está la Casa Ried, también llamada Casa Roja, y para que no falte variedad también llamada Casa O. Erigida en 1912, fue la primera estructura en hormigón armado de Chile. En el primer piso está el restaurant Le Fournil, en el segundo hay salones de eventos y en el tercero una galería de arte contemporáneo, el Espacio O. |
¿Por qué se llama como se llama? : Villavicencio fue un oficial español que perdió sus propiedades con la independencia |
Estación 3: Casa Taller de Luciano Kulczewski
¿Sabías que? : Para el arquitecto su trabajo era el medio para un diseño de una vivienda digna más que una expresión de pulsiones artísticas personales. “La arquitectura lejos de ser una ciencia, es un hecho fundamental en las vidas humanas: dar vivienda, dar cohesión a la familia, dar un hogar donde se desarrollen las vidas humanas; alegrías, tristezas, penas, todas cobijadas dentro de un ámbito… Y además es un arte… reúne, así, estas dos condiciones que son sublimes” Luciano Kulczewski, 1969. |
Pintoresca casa acastillada, inspirada en el medioevo italiano, que buscaba ser su residencia familiar y lugar de trabajo, según las palabras del arquitecto. Allí vivió junto a su familia en los años '30.
El edificio, también llamado Casa de los Torreones, construido en albañilería de ladrillo reforzada (o confinada) y de fachada de piedra, se encuentra ubicada en un terreno triangular, lo que volvió la construcción de sus 125 m2 en un reto. Esta geometría definió la distribución espacial de la residencia. Se decidió reservar la primera planta para el taller, el estacionamiento y el área de servicio, cada uno con accesos independientes. En las dos plantas superiores se desarrollaba la vivienda, más una terraza. En el cuarto y último nivel se incluyó un mirador cerrado.
El salón principal de la residencia, ubicado en el segundo nivel, fue creado como un hall de doble altura. Es un punto de encuentro donde confluyen perspectivas, pasillos y escaleras. Debido a las características triangulares del terreno fueron diseñados en inusuales ángulos, convirtiendo en un espacio novedoso y original para la arquitectura chilena, habituada a la ortogonalidad.
Si bien Kulczewski, para esos años había dejado establecido las filiaciones estilísticas, la Casa Taller fue concebida como una gesamtkunstwerk, impronunciable término alemán que indica "una obra de arte total". Prevalece un claro eclecticismo formal, donde se mezclan referencias neogóticas y neo renacentistas.
Al igual que otras obras, sobresalen elementos ornamentales, constituidos por una serie de seres zoomórficos y antropomórficos, ubicados bajo los aleros exteriores y en los muros interiores. Son criaturas que le otorgan a este “castillo” un aspecto surrealista. De verdad vale la pena gastar un rato curioseando bajo los aleros. Descubrirás varios personajes que pasan desapercibidos para el 99,99970432% de los peatones (de acuerdo a un estudio no-científico llevado a cabo por la sección de inteligencia de Wikiexplora).
Actualmente la casa taller contiene una oficina de arquitectura y construcción.
En qué fijarse :
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Estación 4: Edificio Los Elefantes
Este particular edificio se encuentra ubicado frente a la famosa Casa de los Torreones de Luciano Kulzcewski. Posee un extravagante mural de frisos con paquidermos, obra de Luis Meléndez Ortiz, destacado muralista, decorador y escritor nacional.
Diseñado por el arquitecto León Prieto Casanova, fue construido hacia mediados del siglo pasado (se estima que alrededor de los ‘40), y posee una ubicación privilegiada, a cómoda distancia del Parque Forestal y de calle Lastarria.
En su estilo ecléctico, se distinguen detalles bauhaus y art decó, tanto por la geometría, como por la forma de sus balcones y la linealidad de su fachada. Su entrada principal, elemento que más resalta, posee un estilo monumental europeo con reminiscencias neoclasicistas, con escalas de mármol y tres enormes columnas dóricas que sostienen sus seis pisos.
Estas columnas que asemejan patas de elefantes fueron la razón por la cual se encargó a Meléndez este mural de relieve, que se extiende por cuatro metros de largo. Contiene cinco enormes elefantes, con largas y grandes patas entre troncos de árboles, lo que genera relación con las columnas.
Estación 5: Palacio Bruna
En 1916, el senador, empresario salitrero y confundador del diario La Nación Augusto Bruna Valenzuela, encargó la construcción de un palacete "con tantos departamentos como hijos tenía". El mandato recayó en el arquitecto Julio Bertrand Vidal, destacado y joven arquitecto, por su refinamiento y elegancia. Lamentablemente, Bertrand murió de tuberculosis antes de terminar la construcción. Pedro Prado quedó a cargo, pero se negó a que su nombre figurara en el frontis junto al del finado, amigo suyo. Ricardo Valdés, a quien Bertrand le proyectó una casa hoy demolida en el mismo barrio, recuerda al arquitecto como un joven "blondo" que ofrecía "cierto contraste entre la gravedad de sus maneras, rara a sus años, y la esmerada elegancia de sus vestidos, reveladora de afanes juveniles".
¿Sabías que? : Tanto Bertrand como Prado fueron formadores del Grupo de los Diez, una importante agrupación intelectual y artística formada a principios del siglo XX, la primera de este tipo en nuestro país. |
La Casa Bruna marca el primer auge de la zona del Parque Forestal. Era tan fastuosa que el periodista y crítico literario Alone la describió antes de que se acabara la construcción en los siguientes términos:
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En 1921 la obra fue finalizada. Sin embargo, la familia Bruna no pudo habitarla pues sobrevino la crisis del salitre, que fue reemplazado por sucedáneos sintéticos perfeccionados por los alemanes como consecuencia de la pérdida de la oferta chilena durante la Primera Guerra Mundial. La empresa familiar quebró y el palacio es puesto en venta en 1921. En 1939 el inmueble fue adquirido por la Embajada de Estados Unidos para la residencia de su embajador, Claude Bowers, quien la habitó durante 14 años -el periodo más largo de permanencia de un representante estadounidense en Chile-, por lo que se hizo conocida como la Casa Bowers. El embajador escribió un famoso libro titulado Misión en Chile, unos de cuyos capítulo se titula —y esto no debiera sorprender a nadie— "Santiago, ciudad que desaira al pasado".
Funcionó como residencia para embajadores hasta 1962, y luego como como consulado hasta 1994. En 1995, la Cámara Nacional de Comercio adquirió el edificio para transformarlo en su sede, y en 1996, fue restaurado por el arquitecto Luis Alberto Darraidou, quien adecuó las dependencias para su función, y mejoró la condición del inmueble. Agusto Bruno Vargas, nieto del magnate salitrero, calificó la iniciativa de "gesto noble, inteligente y generoso".
Posee fuertes influencias del Renacimiento Italiano. De sus tres niveles, el segundo ofrece una serie de terrazas con vistas hacia el barrio, y entre el segundo y el tercero destaca un friso decorado que recorre todos los volúmenes. Lamentablemente el Palacio se encuentra cerrado a público, pero al recorrer la manzana se puede apreciar su envergadura y sus detalles en fachada.
Estación 6: Plaza Mulato Gil de Castro / Museo de Artes Visuales
- Plaza Mulato Gil de Castro
Ubicada en el corazón del barrio, esta plaza debe su nombre al pintor limeño José Gil De Castro, importante retratista que llegó a Chile alrededor del 1800. Se instaló en el barrio con su taller de pintura y residencia.
Hasta mediados de siglo se emplazaba en este terreno el colegio Martínez de Rozas. La plaza se constituyó como foco cultural desde inicios de los años ‘80, a partir de un terreno y un inmueble ya para entonces deshabitados que fueron remodelados y acondicionados por los arquitectos Ignacio Cruz y Walter Biggeman. En este lugar surgió el Laboratorio de Restauración y Conservación de Arte Ramón Campos Larenas, en torno al cual se desarrollan galerías de arte, librerías, tiendas de artesanía y cafés, fuentes de vida del barrio Lastarria.
Desde ese entonces, múltiples actividades culturales, artísticas, literarias y musicales se han desarrollado en la plaza. En 1994, los creadores de la plaza, Manuel Santa Cruz López y Hugo Yaconi Merino, constituyeron la Fundación Cultural Plaza Mulato Gil de Castro, con el fin de dar cobijo institucional a las propuestas culturales que se venían desarrollando en torno al espacio.
Este lugar se encuentra el Museo de Artes Visuales, el Museo Arqueológico de Santiago, un café, dos restaurantes y algunas oficinas.
- Museo de Artes Visuales / MAVI
El Museo de Artes Visuales, Colección Santa Cruz - Yaconi, fue inaugurado en 2001 como el primer recinto en Chile que abrió una colección privada de arte contemporáneo al público. Cuenta con más de 1500 obras representativas de la actividad plástica chilena desde los ‘60 en adelante, incluyendo pintura, escultura, obras gráficas y otros. Es un espacio independiente, con gran prestigio dentro del medio del arte contemporáneo nacional e internacional, aunque las exposiciones pueden ser a veces difícil de entender para la gente común. Su programación incluye además programas de educación y extensión que buscan mediar entre la comunidad y el arte contemporáneo.
Posee seis salas de exposición de arte contemporáneo, a las que se suma la sala MAS (Museo Arqueológico de Santiago), cuya muestra permanente busca generar diálogo entre el arte actual, y piezas arqueológicas del país, recepción, tienda, servicios y espacios de extensión.
Horario:
- Martes a Domingo, 10:30 a 18:30hrs
Entrada:
- General CLP$1000 (US$ 1.1 as of October 2024)
- Niños $500
- Estudiantes: Entrada Liberada
- (Domingos entrada liberada)
¿Por qué se llama como se llama? : Rosal, por donde caminarás en dirección al Cerro Santa Lucía, recuerda a un rosal enorme que a mediados del siglo XIX trascendía la verja del jardín |
Estación 7: Cerro Santa Lucía
Historia del Cerro Santa Lucía
Este es uno de los espacios públicos más notables de Santiago. De fácil acceso y en pleno centro de la ciudad, ofrece vistas panorámicas a sus barrios aledaños, gracias a sus casi 70 metros de altura.
Antes del arribo de los europeos el Huelén era un lugar sagrado donde los indígenas del valle del Mapocho practicaban sacrificios. Pedro de Valdivia lo renombró en honor a Santa Lucía de Siracusa (Sicilia) porque llegaron un 13 de diciembre, día en el que la santa padeció el martirio durante la persecución de Diocleciano. De acuerdo con la tradición cristiana los guardias no pudieron moverla, ni siquiera cuando la ataron a una yunta de bueyes. Luego amontonaron fardos de leña y les prendieron fuego, pero no ardieron, de modo que le clavaron una espada en la garganta.
En esa colina establecieron los conquistadores españoles sus primeras ermitas: la de la Virgen del Socorro, de Santa Lucía, y de San Saturnino.
El 11 de septiembre de 1541, a siete meses de la fundación, las huestes de Michimalonco destruyeron lo poco que había alcanzado a levantarse. Los colonos se pasaron dos años arrimados al fuerte del Santa Lucía a punta de “sabandijas u otras comidas muy ruines”. Consolaban el buche con ratas, insectos, hierbas silvestres y lo que pillaran. O robándoles provisiones a los indígenas en sus refugios andinos. Con un poco de suerte lograban cazar guanacos, a los que llamaban “carneros de la tierra”. De ropa europea solo quedaban harapos. Acabado el papel las actas cabildo se estamparon en tiras de cuero que acabaron en el estómago de los perros.
¿Sabías que? : Que el Cerro Santa Lucía fuera llamado "Huelén" por los nativos no está registrado en fuentes históricas. Es un mito que remonta a las lenguas populares. Una de las leyendas urbanas señala que por años uno de los cuidadores del cerro era de apellido Huelen (y no Huelén) y se decía que se iría de paseo al cerro “de Huelen” |
Durante la colonia, era un paseo habitual de los hombres el encaramarse por la ladera sur del Santa Lucía para observar desde la altura a las mujeres de la Casa de Recogidas. En ese lugar eran recibidas desde 1723, mujeres arrepentidas por su mala vida, enviadas por la justicia por ser “mujeres públicas”, o por sus familiares y esposos para “corregir sus costumbres”
Durante la reconquista, Casimiro Marcó del Pont —último gobernador español en Chile— mandó a construir en el lugar dos fuertes para defender la ciudad de los ataques independentistas. No fueron utilizadas.
¿Sabías que? : Diego Barros Arana inmortalizó a Casimiro Marcó del Pont con la frase más memorable de los libros escolares de historia de Chile: “de escasa intelijencia, pusilánime i afeminado”. Tras ser nombrado gobernador, desembarcó en Chile con 23 baúles y 59 cajones. Luego recibió desde España un vistoso coche y otros artículos de lujo. |
Una de las laderas del cerro fue utilizado para la sepultura ilegal de disidentes, aquellas personas no bautizadas, o que no profesaran la religión católica, a quienes les estaba vedada su sepultación en cementerios oficiales (en otra ocasión no olvides visitar el Patio de los Disidentes).
En 1824 comenzó la tradición de disparar un cañonazo a las 12 del mediodía desde el Castillo Hidalgo, herencia de la costumbre colonial de llamar a la misa de las 12, coincidente con el repicar de las campanas. Se ejecutaba también para el año nuevo. En el año nuevo de 1916 el cañón estalló en mil pedazos y mató al artillero, un anciano experimentado que había anunciado el cambio de folio ya dos decenas de medianoches. Por esos años era detonado en conexión con una señal telegráfica emitida desde el Observatorio de la Quinta Normal.
En 1852 se estableció en el cerro el primer Observatorio Astronómico Nacional, a su vez uno de los primeros observatorios astronómicos de América, y uno de los más activos en el siglo XIX. ¡Claro que era un par de pinches casitas de madera!.
La mayor y más importante transformación de lo que hasta entonces era "una doliente aglomeración de rocas, albergue de la pereza y el crimen", fue llevada a cabo por Benjamín Vicuña Mackenna, Intendente de Santiago, a partir de 1872. Fue una renovación integral, en el marco de la “Transformación de Santiago”, 20 medidas propuestas por Vicuña Mackenna destinadas a mejorar la condición urbana. Un centenar de presidiarios auxiliados por obreros especializados llevaron a cabo las obras, que incluyeron 18.000 carretadas de tierra vegetal. Los cadáveres de los disidentes fueron trasladados el Cementerio General. Se incorporaron estanques, fuentes de agua, vegetación nativa, caminos, jardines, luminarias y miradores. Las baterías del pusilánime y afeminado de Marcó del Pontt fueron convertidas en terrazas y en el Castillo Hidalgo. Hubo que trasladar tumbas de protestantes sepultadas en la ladera oriental. También pasaron a mejor vida las casuchas de la vereda oriente de calle del Bretón (hoy calle Santa Lucía) asentadas a los pies del cerro.
Los dinamitazos de los trabajos produjeron vidrios rotos y molestas varias entre los vecinos. Mientras se tramitaban las acusaciones legales el impetuoso Vicuña Mackenna ordenó intensificar las detonaciones. A fin de que los vecinos se protegieran, un policía anunciaba cada una con tres cornetazos.
Para 1874, las obras estaban finalizadas. El gran peñasco sin vegetación y de escasa vinculación a la ciudad era ahora gran paseo público con riego artificial destinado a los habitantes “de bien” de la urbe. "Tardes exquisitas. Decididamente lo artificial tiene algo de bueno a veces", escribió el usualmente crítico Alberto Malsh. El parque resultante era conocido como "jardín aéreo".
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Y eso que el proyecto original de Vicuña Mackenna era aún más extravagante. Incorporaba cascadas, varios palacios, torres, entre otros.
En la terraza sur se instaló un teatro que funcionaba entre septiembre y marzo, con zarzuelas, operetas y "otros espectáculos ligeros". En 1895 se clausuró "hasta nueva orden" a causa de "desórdenes de consideración causados, en parte, por la inmoralidad de las canciones ejecutadas",
Muchas de las obras de este periodo fueron demolidas, trasladadas, o simplemente desaparecieron. Ejemplo de esto es el Acueducto Romano, inaugurado en 1874 en el sur-poniente, una imponente arquería de ladrillo, decorada con estatuas y jarrones europeos. Permitía que las aguas elevadas descendieran para alimentar las fuentes. En esa época, la entrada principal era por el poniente. No existía el acceso por Alameda.
No se sabe con certeza qué ocurrió con esta imponente construcción. Es de suponer que los terremotos debilitaron sus arcos y forzaron el retiro. Esto ocurrió con el Balcón Volado, otro elemento desaparecido del paseo, que permitía una vista majestuosa de la ciudad. Era, como su nombre sugiere, en voladizo, lo que lo hacía frágil ante posibles movimientos telúricos.
Al comienzo se cobraba 20 centavos por la entrada. Para las celebraciones del 18 de septiembre de 1873, El Ferrocarril consignaba con satisfacción que se habían recaudado más de dos mil pesos, con cuatro mil personas. "¡Y todavía dirán que el Santa Lucía no es un milagro y un negocio!". Celebraba también la recaudación del carrusel -4.123 niños a dos centavos por niño- pero lamentaba que algunos caballos habían quedado sin orejas, y otros sin cola. Celebraba, por último, la iluminación.
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En abril de 1879, a dos meses de que Bolivia le declarara la guerra a Chile, el teatro Chalet organizó una función en el Santa Lucía que anunciaba, como parte de la parrilla, la exhibición de un boliviano. O un cuico, como se les decía entonces. Era un simple minero que desconocía los motivos de la guerra, pero reforzaba el morbo y la curiosidad en torno a los estereotipos del nuevo enemigo.
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Ocho años después, el poeta Rubén Darío llegó a vivir a Santiago y llamó al Santa Lucía "una eminencia deliciosa llena de verdores".
Entre 1897 y 1903 se levantó un acceso monumental por la Alameda, diseñada por el arquitecto Víctor de Villaneuve en estilo neoclásico, muy propio de la época. En 1902, una vez demolido el cuartel de artillería, se inauguró la plaza Vicuña Mackenna y la estatua del célebre intendente. En 1910, tras demoler varios edificios, se inauguró el acceso norte, por calle Merced (ex Calle del Regente Viejo). A comienzos del siglo XX, la época que Joaquín Edwards Bello llamó "el tiempo gordinflón", el cerro acogía uno de los mejores restaurantes de la ciudad:
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Había también un teatro y una escuela donde se impartían cursos de perfeccionamiento para profesoras, a quienes, de acuerdo con la revista Zig-Zag, "se les anublaban las pupilas" y temblaban de emoción cuando el instructor hallaba meritorias sus clases. El cañonazo de las 12 ponía fin a tales emociones y señalaba que era la hora del almuerzo.
Hoy abundan los turistas y los cimarreros. En una ocasión, uno de estos últimos se desbarrancó y perdió la vida ensartado en una de las rejas de lanza de la ladera poniente del Santa Lucía. El escritor Luis Orrego Luco y el cineasta/escritor/hipnotizador Jorge Délano se contaron también entre los cimarreros. Para capear clases en el vecino Instituto Nacional, Délano y un compañero nieto de Vicuña Mackenna abrían la capilla donde descansan los restos mortales de su abuelo. El nieto se metía al confesionario con ropa de sacerdote, y en alguna ocasión un distraído le confesaba sus malandanzas.
¿Por qué se llama como se llama? : Victoria Subercaseaux, el nombre de la calle que flanquea el Cerro Santa Lucía por el oriente, homenajea a la esposa de Benjamín Vicuña Mackenna. Don Benjamín recibió de ella no solo nueve hijos, sino también sesiones de ultratumba: doña Victoria era médium. |
El recorrido por el cerro
Se sugiere comenzar en la piedra inscrita de la esquina sureste, visible desde la vereda de Alameda. No es visiblemente muy espectacular, pero ayuda a empaparse de la historia del lugar. Luce un fragmento a una de las cartas que Pedro de Valdivia envió al rey Carlos V de España, narrando sus aventuras en este fin de mundo. La piedra fue cincelada por Agustín Letelier y grabada por Héctor Román Latorre. En la carta, Valdivia insta al rey a enviar más súbditos a Chile, ya que “no hay mejor tierra en el mundo” gracias a su clima, su abundancia, sus minas de oro y enorme cantidad de ganado. Desde luego, en estas cartas había mucho de paparrucha. Valdivia necesitaba más gente justamente porque las condiciones eran extremadamente duras. Informó que esta tierra “parece la crió Dios a posta [adrede] para poderlo tener todo a la mano”. Añadía que “tiene cuatro meses de invierno, no más, que en ellos, si no es cuando hace cuarto la luna, que llueve un día o dos, todos los demás hacen tan lindos soles, que no hay para qué llegarse al fuego”. Siglos después se iba a escribir que la calefacción del Santiago antiguo “consistía en leer la carta de don Pedro de Valdivia, donde dice que en Chile nunca hace frío”.
En qué fijarse :
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Seguir el acceso principal de Alameda. De cara a la Alameda está el Mural de Gabriela Mistral. Fue iniciativa de la Municipalidad de Santiago en la década de los ‘70. Es una pintura mural sobre placas de cerámica, de 10 metros de largo por 3,5 metros de altura, obra del destacado muralista nacional Fernando Daza Osorio. Originalmente, iba a ser un mural dedicado al político argentino Domingo Faustino Sarmiento. Daza convenció al alcalde de dedicar la composición a la poetisa. El diseño combina elementos figurativos y alegóricos, mostrando a Gabriela en el centro con su característico perfil. Sostiene un libro en exaltación a su rol de profesora (parte de su rico currículum de educadora acaeció en el Liceo de Temuco donde estudiaba un joven Pablo Neruda, a quien le recomendó la lectura de autores rusos). Ante ella se agrupan niños desnudos, como esperando cobijo en la poetisa. En el extremo derecho del mural se encuentra una mujer con un niño de rasgos indígenas, y un paisaje rocoso que según algunas interpretaciones representa la Madre Tierra de América Latina. A la izquierda se levantan estructuras alusivas a máquinas e industrias y personas que representan la clase obrera, y más atrás indígenas trabajando los campos; reforzando su asociación al discurso popular.
Tras subir las escaleras se llega inmediatamente a la terraza donde se encuentra la Fuente Neptuno, dedicada al dios romano del mar.
Posteriormente se sigue subiendo el cerro por el costado oriente hasta llegar a la Terraza Caupolicán. Para el Centenario, el consejo del Museo Nacional de Bellas Artes acordó donar “la estatua en bronce del héroe más caracterizado de la raza araucana, de Caupolicán". Menos sabido es que el escultor, Nicanor Plaza, la creó para un concurso en Estados Unidos, bajo el título El último de los mohicanos, lo que explica que en pleno centro de Santiago tengamos a un Caupolicán con plumas en la cabeza, arco y carcaj, elementos que Caupolicán no conoció ni en pintura. Hay una réplica en el Club Hípico.
¿Sabías que? : En su visita de 1968, la Reina Isabel plantó una araucaria en la Terraza Caupolicán, pero nadie tiene carajo idea de qué pasó con ella |
Desde la Terraza Caupolicán se sube hasta la Ermita de Vicuña Mackenna. Acá hay una de las campanas que sobrevivió al apocalítico incendio de la Iglesia de la Compañía.
El incendio de la Iglesia de la Compañía
La Iglesia de la Compañía se ubicaba en la esquina de Compañía y Bandera. El 8 de diciembre de 1863 más de dos mil personas aguardaban en su interior la fiesta de la Concepción y el aniversario de las Hijas de María. Predicaba el cura Ugarte, diestro cultor de la oratoria sagrada, por lo que no cabía un alfiler. Llamas de origen desconocido se expandieron con rapidez por los adornos y la iluminación, de material inflamable. Mantas de crinolina que se prendían o enganchaban con facilidad en el mobiliario y largos vestidos de la feligresía principalmente femenina entorpecían el escape y provocaban caídas. Las puertas se abrían hacia adentro, por lo que la presión de la multitud volvió imposible abrirlas. Una de cada 27 mujeres santiaguinas murió allí.
Mientras las campanas tañían clamando socorro, los espectadores observaban impotentes. 146 carretones llenos de cadáveres rociados de cal abarrotaron la fosa del Cementerio General cavada por más de 200 hombres. Cuatro días demoró el entierro. Las bisagras dobles se volvieron obligatorias en las puertas las iglesias y surgió el primer cuerpo de bomberos de Santiago (el presidente conservador Manuel Montt, del periodo 1851-1861, veía sin mucha simpatía a los bomberos, a quienes asociaba con masonería, liberalismo y herejía protestante). Las campanas sobrevivieron al incendio. La más grande fue fundida y se hicieron dos, que se instalaron en la iglesia de San Ignacio. Otra se encuentra en la ermita de Benjamín Vicuña Mackenna, en el Cerro Santa Lucía. Una tercera está en el Museo del Ejército en El Huique, región de O'Higgins. Otras tres campanas fueron vendidas como chatarra al comerciante británico William Graham. Estuvieron 145 años en la Iglesia de Todos los Santos de Gales, hasta que en 2010 fueron instaladas en los jardines del ex Congreso. Fueron entregadas por el Reino Unido como regalo por el Bicentenario. Martina Maturana, la niña que hizo sonar el gong en la isla de Juan Fernández para alertar sobre el maremoto del 2010, fue la primera en tañirlas. |
Desde la ermita se sigue a la cima del cerro. No toma más de 20 minutos y la subida no es exigente, aunque el último tramo previo a la cima tiene escaleras pronunciadas no aptas para personas con problemas de movilidad.
En la zona de la cumbre, fíjate en las columnas basálticas. Se trata de columnas hexagonales, formadas por fractura progresiva de la roca durante el enfriamiento lento de lava basáltica. Esta formación llamó de la expedición de la Armada de los Estados Unidos, que realizaba mediciones astronómicas en el hemisferio sur entre 1849 y 1852, y que instaló sus instrumentos en el Cerro Santa Lucía. El gobierno de Chile luego compró los instrumentos, y fundó el Observatorio Astronómico Nacional en el mismo cerro. Fue uno de los primeros observatorios astronómicos en Latino América y el hemisferio sur.
¿Sabías que? : La ceremonia del Premio de Urbanismo 2003 celebrada en el jardín japonés del Cerro Santa Lucía, que ganó Germán Bannen, fue interrumpida por la agrupación Acción Ecológica, que acusaban el entonces ministro de vivienda Jaime Ravinet de expandir el suelo urbano con fines de lucro. Ravinet perdió la paciencia y lo alejó del micrófono de un famoso manotón, llamándolos "hippies trasnochados".
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¿Sabías que? : Decía el folklore popular que si dos amantes se pasaban de
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Estación 8: Edificio Santa Lucía
Este edificio, más conocido como Edificio Buque, es un inmueble residencial de estilo moderno, ubicado en la esquina de calles Merced y Santa Lucía. Fue uno de los primeros y más representativos exponentes de este estilo en el país.
Fue construido entre 1932 y 1934 por los arquitectos Sergio Larraín García-Moreno y José Arteaga, por autoencargo de Larraín, y financiado por la madre de este, Ana Luisa García-Moreno. El edificio de 8 pisos debe su nombre a su forma, que evoca un barco con pequeñas ventanas redondas tipo ojo de buey (el uso de detalles de tipo naval era muy típico en el estilo moderno) y terrazas con barandas tubulares. Luce además una pequeña curvatura en su fachada, que sigue el contorno de calle Santa Lucía (ex calle del Bretón, por un vecino pudiente de ese apellido de la época colonial). Debido a la curvatura, todos los departamentos poseen distintas dimensiones y distribución.
Hoy este edificio es reconocido como un Inmueble de Conservación Histórica, y es, de acuerdo a Eliash y Moreno, un "notable ejemplo del periodo de transición entre el final del academicismo y la asimilación madura de los contenidos del movimiento moderno". En él vive la célebre socialité Julita Astaburuaga, "árbitro santiaguino de las buenas maneras y de las pertinencias sociales". También vivieron los escritores Miguel Serrano y Jorge Edwards
¿Sabías que? : El Edificio Buque no fue bien recibido por los vecinos, acostumbrados a edificios de estilos más tradicionales. Era, después de todo, un un barrio de estilo Beaux Arts, Tanto así, que Larraín recibió insultos en la calle, y violentas acusaciones de haber obstruido la vista al cerro Santa Lucía. |
Estación 9: Casona Ariztía
Este palacete, ubicado en la esquina sur de Monjitas con Miraflores, fue diseñado en 1925, por encargo de Luisa Ariztía de Edwards como residencia familiar. Fue obra de su sobrino, Ismael Edwards Matte, junto al arquitecto Federico Bieregel.
Exhibe un estilo neobarroco hispanoamericano, con columnas salomónicas en forma de espiral, y balcones decorados. La fachada alardea de elementos góticos, como gárgolas de piedra y fierro. Es la casona santiaguina que alcanza la máxima expresividad del estilo neobarroco.
En 1946, fue comprada por Justo Villanueva Castro, y en 1972, pasó a manos del Partido Izquierda Radical (PIR). En esa época funcionó en la casona también la Radio Yungay. Tras el golpe de estado de 1973, el inmueble fue confiscado, y destinado a oficinas de la Policía de Investigaciones.
Posteriormente, fue sede del Instituto Chileno Británico, hasta que en 1999, los partidos PPD y PRSD (herederos del PIR) pidieron la restitución del edificio, pasando a manos del Partido Radical hasta 2009.
La Municipalidad de Santiago gestionó su protección como Inmueble de Conservación Histórica, lo que permitió proteger la casona de la depredación inmobiliaria. Finalmente, el espacio fue comprado por una inmobiliaria, quien arrendó por largo tiempo el espacio a los dueños del Bar The Clinic, quienes gestionaron el proyecto Espacio Radicales -un lugar donde se reunían distintas tiendas y locales bajo una organización tipo okupa- que funcionó hasta 2015.
¿Sabías que? : The Clinic nació en 1998, durante la detención de Pinochet en Londres, como un simple panfleto. Su nombre alude a The London Clinic, donde Pinochet pasó largo tiempo |
Estación 10: Museo de Arte Contemporáneo
El Museo de Arte Contemporáneo, parte de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, fue inaugurado en 1947, en la Quinta Normal. En 1974, se trasladó al ala poniente del Palacio de Bellas Artes, donde funciona una de sus sedes hasta hoy.
Posee una enorme colección de arte chileno, cuyo origen data de la primera exposición del museo, llevada a cabo gracias al préstamo de obras de diversos artistas, muchos de los cuales posteriormente las donaron. El patrimonio se acrecentó a través de los años, por medio de donaciones y adquisiciones. Se cuenta con alrededor de 3.000 piezas, la más importante de las cuales es la de grabado, con casi 1.000 ejemplares. Entre sus obras destacan los trabajos de artistas como Roberto Matta, Nemesio Antúnez, Matilde Pérez, José Balmes, Oswaldo Guayasamín, Emilio Pettoruti, Friendsreich Hundertwasser, Isamu Noguchi, David Batchelor, Jesús Ruis Nestosa y Dino Bruzzone.
Las exposiciones transitorias lo han consagrado como el principal escenario para la difusión del arte contemporáneo nacional e internacional, y como plataforma de lanzamiento para jóvenes artistas chilenos. Posee además de salas de exposición, salas de conferencia, y halls disponibles para eventos y producciones fotográficas.
En qué fijarse : En la plazuela frente a su pórtico hay una estatua donada a la ciudad de Santiago por el escultor colombiano Fernando Botero. Es un caballo en su distintivo estilo de gordos requetegordos |
Horario:
- Martes a sábado: 11:00 - 19:00hrs
- Domingo: 11:00 - 18:00hrs
Entrada:
- Entrada Liberada (Aporte Voluntario).
Estación 11: Museo Nacional de Bellas Artes
El Palacio de Bellas Artes (hoy Museo Nacional de Bellas Artes, MNBA), es el museo de arte más antiguo de Latinoamérica. Fue construido tras un concurso público convocado por el gobierno con motivo del Centenario de la República, cuyo ganador fue el arquitecto chileno-francés Emile Jecquier (autor del edificio de La Bolsa de Comercio, la Estación Mapocho, y la casona de don Amadeo Heiremans, entre otras). Emplazado en predios obtenidos tras la canalización del río Mapocho, su función era ser sede del Museo y Escuela de Bellas Artes.
Fue erigido entre 1902 y 1910 con la ayuda de los arquitectos Mauricio Aubert y Enrique Grossin, con una fuerte influencia neoclásica francesa, además de elementos propios del art noveau. Para el recorrido interno y fachada principal, se tomó de referencia el Petit Palais de París. Los jardines de su entorno, obra del arquitecto paisajista Jorge Enrique Dubois, posteriormente serían la base para el Parque Forestal.
En su interior, la planta presenta un eje central marcado por la puerta de entrada y la escalinata del gran hall, que conduce a la planta superior. En el hall central, sobre el balcón poniente del segundo piso destaca un altorrelieve que representa a dos ángeles que sostienen a un escudo, ubicados sobre la semibóveda sobre las cabezas de las cariátides que surgen desde el balcón, realizadas por Antonio Coll y Pi.
Destaca la cúpula vidriada en el hall central, diseñada y construida en Bélgica, adquirida a la Compañia Centrale de Construction de Haine, Saint Pierre, que permite abundante entrada de luz natural. Su estructura pesa cerca de 115 toneladas, y los vidrios 2,4.
Para la inauguración en 1910, se organizó una gran Exposición Internacional, con obras procedente de diversos países invitados.
En 1938, se construyó un anfiteatro en el costado norte, obra del arquitecto Eduardo Secchi,. Contaba con graderías descubiertas y capacidad para 200 personas. En 1979 fue remodelado con aportes de la Municipalidad de Santiago, y desde 2003 se ha utilizado para desarrollar actividades de teatro, música y danza.
Durante la dirección de Nemesio Antúnez, entre 1970 y 1971, se construyó la Sala Matta, en honor a Roberto Matta, ubicada en el subsuelo, y para la cual hubo que levantar completamente la losa del Hall Central. La sala posee 60 metros cuadrados para exhibiciones.
¿Sabías que? : En 1997, el entonces Presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle viajó a París para premiar a Roberto Matta con la Orden al Mérito Gabriela Mistral. De modo solemne, proclamó que se aspiraba a “iniciar con ese premio un proceso de reencuentro y de reapropiación”. La respuesta de Matta fue: “Taca, taca, taca”, y luego añadió: “poto”. |
Pocos días después del golpe de 1973, el edificio fue asombrosamente cañoneado por los militares. Se dañaron varias obras de su interior.
Desde 1974 alberga el Museo de Arte Contemporáneo en su ala poniente. Dicho sector fue ocupado por la Escuela de Bellas Artes, hasta que un incendio en 1969 destruyó la mansarda donde se ubicaban los talleres. Tras el terremoto de 1985 se cerró temporalmente el edificio, y se iniciaron intervenciones para consolidar su estructura.
En 1976 fue nombrado Monumento Histórico.
¿Sabías que? : En 2015 fue reabierto el corredor que conecta el Museo Nacional de Bellas Artes y el Museo de Arte Contemporáneo, permitiendo el libre tránsito del público entre ambas instituciones, lo que no ocurría desde 1929. |
En la actualidad, el MNBA conserva colecciones de arte chileno y extranjero, que abarcan desde la colonia hasta nuestros días, sumando más de 5000 piezas. Hay muestra permanente y exposiciones temporales e itinerantes, y se mantiene un programa educativo con talleres, cursos y visitas guiadas (eso sin contar el Wi-Fi gratuito).
Horario:
- Museo Martes - Domingo: 10:00 a 18:45hrs.
- Biblioteca Martes - Viernes: 10:00 a 17:45hrs.
Entrada:
- Entrada Liberada (aporte voluntario).
En qué fijarse :
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¿Sabías que? : De las muchas obras de arte e instalaciones realizadas en el Museo de Bellas Artes, la más noticiosa fue la fotografía de Spencer Tunick de personas desnudas, el 30 de junio de 2002, en el frontis del edificio. Aun cuando era plena invierno, y aun cuando se realizó al mismo tiempo que la final del mundial de fútbol, llegaron miles de voluntarios dispuestos a sacarse la ropa. "Sodoma y Gomorra", exclamó un periodista, "el fin de la transición", en palabras del más alharaco de los participantes. Entre la multitud de piluchos estaba la futura candidata presidencial Beatriz Sánchez.
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En el cine : |
En Caluga o menta (1990) el personaje espera en José Miguel de la Barra. La cámara mira desde la esquina con Monjitas hacia el suroeste, y de fondo aparecen los edificios que hoy se ubican frente a la salida del estacionamiento subterráneo |
Estación 12: Parque Forestal
Bordeando la ribera sur del río Mapocho se encuentra el Parque Forestal, una de las áreas verdes más emblemáticas de la ciudad, que recorre cerca de 20 cuadras. Nació en 1900, en los terrenos baldíos que quedaron tras la canalización del Mapocho impulsada por Benjamín Vicuña Mackenna junto al alcalde Ismael Valdés Vergara. Se desarrolló en base al paisajismo de los Jardines del Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA), del arquitecto Jorge Enrique Dubois, a semejanza del Bois de Boulogne parisino.
En 1905 fue inaugurado oficialmente, y desde esa época datan sus característicos plátanos orientales dispuestos en forma de hilera (¡más de 6.400 árboles!). Entre 1902 y 1944 operó una laguna, pero el diseño probó ser deficiente. Fue secada y rellenada. La hondonada que hoy corresponde a esa antigua laguna es el terreno de parque justo hacia el oriente de José Miguel de la Barra, frente al MNBA. El Castillo Forestal, actual restaurante francés, funcionaba en la época como embarcadero para la laguna. Breve video de la laguna en los años '20:
El Parque Forestal en 1937, relatado por un estadounidense:
En qué fijarse : En la esquina sureste del muro que forma el flanco sur del castillito aún existe una manilla de acero a la cual se amarraban los botes. |
Durante la primera mitad de siglo se desarrollaban aquí fiestas de estudiantes en que Pierrots y Colombinas se arrojaban serpentinas los unos a los otros. En 1975 las autoridades quisieron reeditarlas, pero los ánimos eran otros y las challas fueron reemplazadas por piedrazos.
Recién a fines de la década de los '90 se realizaron las primeras modificaciones en la trama, con edificios residenciales y comerciales en las orillas. Su carácter de oasis urbano y la buena planificación han impedido que el paso de los años afecte su entorno así como la depredación inmobiliaria.
En años recientes, ante el creciente ruido y flujo de visitantes, vecinos han planteado cercar el parque. La moción, sin embargo, no ha fructificado. Es como si la leyenda del busto de Lincoln, ubicado frente a la que fuera la embajada de Estados Unidos en la esquina con la calle homónima, se encargara de aclarar que eso no ocurrirá: "Del pueblo, por el pueblo y para el pueblo".
Es un panorama preferido de santiaguinos y turistas. Además de su belleza escénica, alberga numerosas actividades culturales (sobre todo los fines de semana) tales como recitales de música, espectáculos callejeros y ferias.
En qué fijarse :
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¿Por qué se llama como se llama? : Loreto Íñiguez, hermana del empresario Eduardo Íñiguez, dueño del famoso Palacio Íñiguez Matte, es recordada por su atractivo. Tanto así que en 1873 el intendente de Santiago, Benjamín Vicuña Mackenna, organizó un concurso de belleza para bautizar un nuevo puente sobre el río Mapocho y la calle que de el nacía. Doña Loreto ganó este certamen, y desde entonces estos reciben el nombre de “Puente y calle Loreto” |
¿Sabías que? :
La zona del río que flanquea al Parque Forestal era el escenario de la curiosa costumbre de la guerra de piedras.
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En el cine : |
El Parque Forestal en Palomita blanca (1973) es sede de una gran gresca entre facciones políticas. Fue filmado a pocos meses del golpe de estado |
Recomendaciones y posible extensión de la ruta
- Si hay ánimos, se puede continuar con la ruta de Plaza de Armas
Bibliografía y agradecimientos
Bibliografía
- El barrio Mapocho y el parque Forestal: Espacio público y representaciones de ciudad en Santiago de Chile (1885-1900). Simón Castillo Fernández.
- El Barrio Lastarria en el desarrollo urbano de la ciudad de Santiago. Leda Muñoz Moreno.
- Cerro Santa Lucía. Vólker Gutiérrez.
- Estilos de vida e imaginarios urbanos en nuevos residentes de Lastarria y Bellas Artes: el barrio patrimonial como escenario de diversidad, distinción y movilidad. Christian Matus.
- Urbatorivm
- Humberto Eliash y Manuel Moreno, Arquitectura y Modernidad en Chile, 1925 - 1964: Una realidad Múltiple.