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Plantilla:Plaza de Armas

Orientaciones sagradas del centro Tawantinsuyu del Mapocho. Bustamante y Moyano, 2012.
Plaza de Armas en 1835. Poseía una gran explanada, centro social de la ciudad.
Plaza de Armas en 1890. Se puede apreciar el trazado de jardines.
Plaza de Armas en 1950. Fotografía de Antonio Quintana
Explanada lateral Poniente de la Plaza, frente a la Catedral
Interior de la plaza, sector arbolado cercano a la Pérgola

En la ribera sur del Mapuchunco (o Mapocho) los incas fundaron una ciudadela administrativa y religiosa, que se sostenía en base a la minería y la agricultura. El espacio abierto comunitario se localiza precisamente donde hoy encontramos la Plaza de Armas. Por eso el lugar se mantuvo como espacio de reunión cuando en 1541 los españoles al mando de Pedro de Valdivia fundaron formalmente la ciudad de Santiago de la Nueva Extremadura (o, más bien, ocuparon la ciudadela inca).

Comillas 1.png
A mí lo que me llamaba la atención es por qué Valdivia se equivocó en poner la Plaza donde no es el centro, la debía haber puesto en la mitad, es así en todas las ciudades, bueno es que no la puso él, la Plaza ya existía, se llamaba 'Kancha', tal cual como cancha de futbol y era incásica, y antes de los incas ya era un sector ceremonial por estas alineaciones calendáricas. Santiago en el fondo no tiene 500 años, Santiago tiene 2.000 años de antigüedad [...] Pedro de Valdivia no la descubrió, porque sabía que venía acá, sabía ya a la salida de Cusco que existía aquí un poblado que era centro administrativo incásico aquí en el Valle [...] Además venía como ayudante de él Pedro Gómez de Don Benito que había venido con (Diego de) Almagro seis años antes y había pasado por Santiago
Comillas 2.png
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Investigador Alexis López Tapia, El Mercurio.​

Bustamente & Moyano (2012) plantean que los incas definieron:

  • Un eje norte-sur formado por el antiguo camino del inca (Qhapac Ñan), hoy avenida Independencia, calle Bandera - calle San Diego al sur
  • Un eje oriente-poniente determinado por:
    • Portezuelo del Inca, salida del sol en el equinoccio
    • Cerro Santa Lucía (entonces Huelén), que funcionaba como observatorio
    • Actual Plaza de Armas
    • Cementerio incaico, frente a la actual Quinta Normal
    • Cerro Lo Prado tras el cual se pone el sol en el equinoccio.

A estos dos ejes se suman dos ejes visuales y astronómicos formados por:

  • SSSJ salida de sol en el Inti Raymi (solsticio de invierno) sobre el cerro El plomo.
  • PSSD puesta de sol en el Qhapaq Raymi (solsticio de verano),
  • SSSD salida de sol en el Qhapaq Raymi al sur del cerro Punta de Damas.
  • PSSJ puesta de sol en el Inti Raymi sobre cerro Copao. Se constata la orientación equinoccial (en calendario Juliano) de calle Catedral, así como del eje principal de la actual Catedral de Santiago. El sol sale frente al eje de Catedral, 10 días antes del equinoccio de primavera, con una variación de 5º respecto del equinoccio en calendario Gregoriano.

Una vez arribados los españoles, trazado de la ciudad fue encomendado al alarife Pedro de Gamboa, quien diseñó el poblado con forma de damero: el patrón de la política fundacional de la corona española, cual tablero de ajedrez. En el centro se localizó la originalmente llamada Plaza Mayor, en torno a la cual se seleccionaron varios solares para los principales edificios administrativo; la Catedral en la esquina norponiente, la cárcel colonial, la Real Audiencia y la Casa del Gobernador. En torno a esto se delimitaron ocho cuadras en las que los ocupantes españoles construyeron casas de barro y paja. Eran 126 manzanas, tanto más que la gente disponible para habitarlas que no se llenaron sino hasta cuarenta años después.

A seis meses de su fundación, a eso de las 4 A.M. el 11 de septiembre de 1541, la ciudad fue atacada por las huestes de Michimalonco. Aprovecharon que Valdivia había partido con 70 jinetes al Cachapoal, donde creía que estallaría la sublevación que se olía en el ambiente, y solo quedaban 50 hombres aquí. Los conquistadores aguantaron -después que Inés de Suárez decapitara a siete caciques que habían tomado prisioneros días antes-, pero la ciudad quedó destruida. La plaza comenzó a ser conocida informalmente como Plaza de Armas, debido al carácter de campamento militar de la ciudad reconstruida.

En la colonia la plaza era una simple explanada abierta de tierra apisonada. Era el único lugar que contaba con una pila de agua para proveer a la ciudad. La instalada ahí en 1680 es la mismísima que hoy engalana el Patio de los Naranjos de el Palacio de La Moneda. Era el centro natural de actividades sociales, económicas y políticas, sede de fiestas religiosas, procesiones, ajusticiamientos y encuentros sociales. Se emplazó en uno de sus costados la residencia de los Gobernadores de Chile (y luego de los Presidentes), el Palacio de la Real Audiencia (principal tribunal colonial del país), y el Cabildo de la Ciudad.

A comienzos del siglo XVII comenzaron a instalarse los mercados populares. Es aquí donde arribaban carretas con mercancías. De hecho, el Mercado de Abastos funcionó en este lugar, desde 1600 hasta su traslado en 1817 al sector de La Chimba (actual Independencia).

En 1773 el gobernador Jáuregui mandó a levantar una horca o "rollo" para consumar las ejecuciones públicas. Dictaminó además que vecinos sorprendidos portando armas cortopunzantes serían castigados con cien latigazos, y debían pasearse por la plaza a lomo de mula con los cuchillos colgando de los cuellos. Jáuregui prohibió también que los cadáveres no identificados fueran depositados frente a la puerta del ayuntamiento en la plaza. El motivo principal: "se los comen los perros"

En 1787 la cantidad de personas que concurría a la Plaza era tanta, que el Cabildo se reunió el 10 de septiembre de ese año para tratar el remedio que podía darse para solucionar "el desgreño y desórdenes que ocasiona el mismo concurso y atropellamiento de gentes de todas clases".

A inicios del siglo XIX cambió de identidad. Siendo director supremo Bernardo O'Higgins, se trasladó el mercado a la orilla del río, en lo que era el Basural de Santo Domingo. Solo quedó al medio, más sola que Adán en el día de la madre, la pila instalada en 1680. En 1825, un decreto cambió su nombre oficial de Plaza Mayor a Plaza de la Independencia, en el marco de la eliminación de toda referencia al dominio español, pero la ciudadanía continuó porfiadamente llamándola Plaza de Armas. En este periodo comenzó a aggiornarse. El empedramiento se dispuso en 1835, además de la modificación del trazado y de las actividades que se generaban en torno a ella. El año 1873 el Intendente Benjamín Vicuña Mackenna ordenó instalar jardines y árboles. "Es de holgada proporción y adornada con hermosas plantas que le dan bello aspecto y exquisito perfume", escribiría el viajero Theodore Child en 1890. Posiblemente la de Child fue una visita breve, porque más o menos al mismo tiempo se escribió de "malos olores insoportables producidos por los orines" de los caballos que tiraban de los carruajes y carros de sangre que se estacionaban ahí.

En 1896, el paisajista francés Guillermo Renner implementó una profunda remodelación. Diseñó un jardín de araucarias, cedros, ceibos, encinas y pataguas, y modificó la configuración del ágora central en base a los preceptos arquitectónicos europeos. Esto, junto a la creación de portales y paseos comerciales, y a la instalación de luminarias de gas carbónico, consolidaron el lugar como paseo para la sociedad de la época.

Muchos años después, ya iniciando el siglo XXI, una polémica renovación a cargo de la oficina de Rodrigo Pérez de Arce dio origen a la actual plaza. El rediseño combinó sectores de explanada en los costados norte y poniente, pensados para la realización de actividades culturales, con una pérgola central para la ejecución musical de la banda municipal. Si bien criticada, la intervención es muy interesante. Formalizó la coexistencia de las dos tipologías de plaza que venían manifestándose hasta el momento: la explanada abierta, herencia española; y la plaza arbolada, tomada del mundo británico. En 2014 la plaza fue cerrada para otra cirugía más, que agregó un 40% más de áreas verdes, 30% más de árboles, nuevas luminarias y cámaras de vigilancia.

Hoy, la Plaza de Armas sigue siendo un punto focal, eje de apreciación histórica y de los cambios de la urbe. La flanquean edificios históricos, progresivamente remodelados y adaptados a usos contemporáneos. En la zona aledaña ha tomado forma a partir de mediados de la década de 1990 la Pequeña Lima, influencia de los numerosos residentes peruanos. La variedad de galerías con comercio y restaurantes y cocinerías de comida internacional revelan los cambios socioculturales por los que atraviesa la ciudad.

Lupa.png En qué fijarse :

En la plaza se pueden encontrar una serie de esculturas y obras artísticas:

  • Estatua ecuestre de Pedro de Valdivia (1963) de Enrique Pérez Comendador. Fue un regalo de la Asociación de Instituciones Españolas para conmemorar los 150 años de la Primera Junta Nacional de Gobierno de 1810. Fue hecha en Madrid con bronce de cañones “victoriosos” del Ejército español. Ante el estrecho plazo de ocho meses, el artista utilizó el modelo del caballo que había preparado para un monumento a Franco. Originalmente localizada en los faldeos del Cerro Santa Lucía, esta obra ha cabalgado por la ciudad. Hasta 1999 miraba al oriente, fue polémico que le diera la espalda a la plaza y la impresión de estar alejándose de la ciudad. Fue reubicada mirando hacia la catedral. En una ocasión, un empleado de banco la atacó a balazos tras una farra de viernes.
    • Cosa curiosa, la estatua carece de riendas. En la metáfora del escultor Enrique Pérez Comendador, el caballo sin riendas es Chile, que camina al futuro por su cuenta a partir de la obra del fundador.
    • Esta escultura es una de las tantas que desmiente ese factoide que circula por Internet de que si el caballo de una estatua tiene las dos cuatro patas en el suelo su jinete no murió en batalla. Valdivia murió en plena batalla de Tucapel, le sacaron carne con conchas de almeja mientras aun vivía, y usaron su cráneo por años para beber chicha.
  • Monumento a la Libertad Americana, obra del artista italiano Francisco Orsolino. En ella, la diosa Minerva le da su bendición a una indígena que rompe las cadenas de la esclavitud, símbolo de independencia.
  • Monumento al Pueblo Indígena (1991), obra del escultor Enrique Villalobos, triunfador del concurso convocado por la Municipalidad de Santiago para conmemorar los 500 años del “Descubrimiento de América” (aunque lo de "descubrimiento" aplique solo a una mirada muuuy eurocéntrica de las cosas). Dice Villalobos que representa a un "hombre separado de su tierra" y que el gran huevo es una semilla, "la vida que genera esperanza". También está representada "la tierra fragmentada", aunque no son muchas las almas mortales capaces de descifrar aquello a partir de la pieza.
  • Monumento a los Cardenales de la Iglesia, monseñores José María Caro y Raúl Silva Henríquez, ubicados a un costado de la Catedral. Caro fue el primer cardenal chileno y sus restos se encuentran al interior de la catedral. Raúl Silva Henríquez fue arzobispo de Santiago entre 1961 y 1983, y un importante defensor de los derechos humanos que se violaron durante la dictadura cívico-militar, fundador del Comité Pro-Paz y la Vicaría de la Solidaridad, instituciones que ayudaron a resguardar legalmente a civiles injustamente detenidos. También se encuentra sepultado en el templo.
  • Estatua del apóstol Santiago, a la entrada del Paseo Phillips.
  • Cápsula de Tiempo por el bicentenario de Chile (2010).
  • Bajorrelieves de bronce. Estas tres placas, ubicadas por el lado norte de la Plaza, reproducen tres famosos planos históricos de la ciudad de Santiago: La de Felipe Guamán Poma de Ayala, que muestra un esbozo (más imaginario que real) de lo que se pensaba era Santiago en la Capital Virreinal del Perú, presentando una ciudad amurallada, además de edificios de tipo militar y eclesiales; la de Alonso Ovalle, que corresponde al plano de la ciudad publicado por el autor en 1646, mostrando un trazado recto y geométrico que habla de la cuadrícula de la ciudad. Un detalle interesante es la aparición de La Cañada (posterior Alameda de las Delicias), El Barrio de La Chimba, y algunas iglesias y plazas; y la de Amadeo Frezier, ubicada al medio del trío, muestra el mapa que el autor produjo en 1712 y que fue sumamente utilizada por otros cartógrafos, al ser el primer plano de producción no-artística de la ciudad, usando herramientas cartográficas. Es por ello el primer plano "científico" de la ciudad. El plano muestra a un Santiago reconstruido tras el terremoto de 1647, con sus redes de canales, la prolongación rocosa que poseía antiguamente el Santa Lucía hacia el norte, además de indicaciones de La Cañada y el Barrio La Chimba.
En el cine :
Cine.png

Vea a Alejandro Trejo conduciendo su taxi por Plaza de Armas con música de Joe Vasconcellos en Taxi para tres (2001)
Dato.png ¿Sabías que? : En 1741 el HMS Wager naufragó en el Golfo de Penas. Unos pocos lograron sobrevivir y llegar a Chiloé gracias a la ayuda de tribus de chonos. Uno de estos afortunados, John Byron, llegó hasta Santiago, donde presenció una celebración en Plaza de Armas. Allí, una mujer frescolina le levantó el poncho y le asestó un tremendo pellizco, lo suficientemente memorable como para que llegara a sus memorias. Si los chonos no se hubiesen apiadado de estos británicos no habríamos gozado de la poesía de Lord Byron, su nieto. Ni de Frankestein. En 1816, veraneaba en Suiza con Mary Shelley y su esposo, también poeta. El clima era horrible, debido al polvo y sulfuros arrojado por la erupción de un volcán indonesio. Lord Byron propuso un concurso de literatura para pasar el rato. Ganó Mary con Frankestein. Más tarde, la hija de Lord Byron, Ada Lovelace, se volvió la primera programadora de la historia. Ya ve usted las conexiones inesperadas de una simple corrida de mano en la Plaza de Armas de Santiago
En ruta.png En ruta : Si hace hambre y hay interés por degustar la cocina peruana, además de los nuevos restaurantes, y las tradicionales fuentes de soda que de los alrededores de la plaza, es aconsejable desviarse y pasar a probar un plato al Ají Seco. Edilberto Pérez, quien inmigró a Chile en 1992, lo conformó como un centro culinario para la comunidad peruana y en forma paulatina ganó reputación en la ciudad. Hoy cuenta con 20 locales. El original se encuentra a dos cuadras de la plaza, en calle San Antonio 530. En este local se puede encontrar una gran variedad de platos tradicionales, como el ají de gallina, el ceviche, tallarines saltados o lomo saltado, preparados a la usanza limeña.