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Plantilla:Plaza Caupolican

Acceso al Parque Metropolitano de Santiago, a través de la plaza Caupolicán.

Al final de la calle Pío Nono y en la ladera sur del Cerro San Cristóbal, se encuentra este histórico acceso, sede de infraestructura de comercio, cultura, servicios e información, punto introductorio hacia el Parque Metropolitano de Santiago. El acceso se creó con el propósito de suplir las necesidades peatonales generadas por el zoológico y el funicular.

El acceso ha mutado desde un explanada dura hasta su configuración como un área verde orgánica y multifacética que continúa el relieve de la ladera, consolidándose finalmente con la Plaza Caupolicán. Contiene la estación inicial del funicular, caseta de informaciones, estacionamientos, servicios higiénicos y el camino de acceso al Zoológico. Es además habitada por comercio establecido y móvil en las cercanías de sus jardines.

Su diseño actual proviene de la última remodelación realizada en 1995 por el MINVU. Esta intervención respetó el valor histórico y su estructuras originales, modificando solamente el diseño natural del antiguo trazado y la restauración de pavimentos, muros y escalinatas.

Lupa.png En qué fijarse : El sector se encuentra rebosante de comercio, es recomendable detenerse un tiempo para vitrinear los productos a la venta. Se venden desde recuerdos del zoológico hasta artesanías que solo encontrarás ahí.
Dato.png ¿Sabías que? :

¿Quién fue Caupolicán? En torno a 1553, a inicios de la conquista española, los mapuches organizaron un gran consejo presidido por Colo Colo, destinado a unificar el mando militar. De acuerdo a la tradición oral, Kallfülikan ("piedra de cuarzo azul", castellanizado a “Caupolicán”) demostró su fuerza y temple sosteniendo un tronco de árbol sobre sus hombros durante dos días y dos noches, imponiéndose entre todos los postulantes. Fue electo toqui, con el famoso Lautaro como vice toqui. Escribió Alonso de Ercilla:
Con un desdén y muestra confiada,
asiendo el tronco duro y nudoso,
como si fuera vara delicada,
se lo pone en el hombro poderoso
la gente enmudecía maravillada
de ver el fuerte cuerpo tan nervoso