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Plantilla:Ex edificio gobelinos

Esquina Sur-Poniente de la Plaza en 1855
En la misma esquina, se puede apreciar el cartel de la sociedad fotográfica Díaz y Spencer
Palacio de la Luz en 1929. Se puede apreciar en su techumbre el lema "Luz, Fuerza y Calor"
Edificio de Los Gobelinos, en 1960
Fachada actual del edificio

La esquina sur-poniente de la Plaza de Armas es uno de los sitios más útiles para las reuniones en la ciudad, y hoy es recordada por las generaciones mayores como la esquina de Los Gobelinos, por la famosa casa comercial que se ubicó en el lugar hasta fines de los setenta, una de las primeras en Chile con el formato de multitienda. Sin embargo, la historia de este punto capitalino trasciende muchos años antes.

Antes de ser ocupado por un edificio comercial, el predio tuvo otros usos: ha sido utilizado desde la fundación de Santiago, cuando en la época instaló su solar don Alfonso de Escobar, estableciéndose en el ángulo frente a la Plaza Mayor. Posteriormente se levantaría una residencia de dos pisos, con comercio en su primer nivel. Alrededor de 1890 se puede apreciar el edificio con un aviso de una casa fotográfica en el segundo nivel.

Este local de fotografía fue uno de los más importantes de la ciudad. Correspondía a la sociedad Díaz & Spencer, posteriormente Spencer & Cía. Se cree que fue fundada por los fotógrafos Carlos Díaz Escudero y el norteamericano Eduardo C. Spencer, quienes se asociaron para cubrir la Guerra del Pacífico. Con esta sociedad, Spencer desarrolló importantes labores en el reporte fotográfico de la guerra, adquiriendo gran reputación, e incluso siendo premiado con una medalla por sus servicios.

La tienda fue abierta en 1883 en Santiago, y se trasladó a nuestra esquina en 1886, convirtiéndose en un importante punto de referencia de origen comercial. Con el paso del tiempo y el cierre de la casa fotográfica, pasaron por el lugar otros locales comerciales, como el salón de té y pastelería de B. Camino, favorito de las parejas para tomar once.

Ya iniciado el siglo XX, Santiago se definiría a si misma como una capital moderna, y es bajo este espíritu que en el lugar se erigiría un nuevo edificio, con rasgos neoclásicos y fuerte influencia art decó. Este pertenecía a la compañía Chilena de Electricidad, más conocida como Chilectra. En este período la empresa levantó una serie de edificios corporativos llamados edificios de la luz, aludiendo al servicio de la compañía. Sin embargo, el principal Edificio o Palacio de la Luz era precisamente el que estaba ubicado en la esquina de Compañía con Ahumada. En un inicio fue levantado como edificio de oficinas, pero rápidamente se convirtió en una lujosa tienda de venta y exhibición de artefactos eléctricos, en cuya azotea había un gran slogan luminoso que rezaba: Luz, Fuerza y Calor.

El nuevo edificio poseía tres niveles, más una terraza bordeada de balaustras, con grandes ventanales y decoración de estilo modernista. En su interior, abundaba el cristal, pasamanos, pisos de piedra pulida, y elegantes pilares. Fue uno de los primeros edificios en exhibir sus productos en vitrina, algo sumamente nuevo en el país, y en ellas además de los productos eléctricos se mostraban otras marcas, como Alimentos Meyer, champaña Santa Elena, Aceites Bau, fideos Carozzi, sombreros Girardi, Cemento Melón, Cocoa Raff y la Compañía de Cervecerías Unidas (CCU) entre otras.

Comillas 1.png
Las dueñas de casa se agolpaban en sus vitrinas que mostraban los últimos adelantos en artefactos a energía eléctrica como planchas, enceradoras, radios y todo tipo de electrodomésticos (...) Es importante considerar que el departamento de ventas de la empresa de "la luz" no escatimó recursos para hacer atractivo el mensaje publicitario de las vitrinas. Por esto mismo, los códigos culturales y comunicacionales son diversos''
Comillas 2.png
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Luces de Modernidad, Archivo Fotográfico Chilectra.

Durante los años que funcionó el Palacio, entre 1928 y 1934, la revolución comercial que despertaron sus productos fue asombrosa, provocándose la transición de los articulos de gas, carbon y parafina, hacia la electricidad, que era vista como limpia y eficiente. Además, el estilo de la tienda abrio las puertas del mercado de los electrodomésticos y calefacción. Al retirarse la compañía electrica del edificio, la esquina fue tomada por la casa de ventas y almacenes Los Gobelinos, fundada por el comerciante español Severiano García Carro y su hermano Joaquín García Carro. La tienda estaba originalmente emplazada en los bajos de un edificio de calle Bandera, y al trasladarse al Palacio de la Luz, este fue refaccionado y preparado con el lujoso estilo de las tiendas francesas, dividiéndolo en distintos sectores: calzado, sombreros, moda, muebles, juguetería, entre otros departamentos.

El Palacio se mantuvo en pie hasta mediados de los años ‘40 cuando fue demolido, y reemplazado por el que actualmente se yergue ahi, edificio que siguió alojando a la casa comercial por 30 años más. El nuevo edificio fue inaugurado en 1946, y poseía espacio para comercio y oficinas. Sus arquitectos fueron Jorge Arteaga y Alberto Cruz Eyzaguirre, mientras que la ingeniería estuvo a cargo de Enrique Albertz. Posee un estilo art decó más moderno, con abundante vidriado en armazón metálico.

Dato.png ¿Sabías que? :
  • En 1952, consiguen la licencia de confección de la marca Christian Dior para Los Gobelinos, que contaba con sus propios talleres, que sirvieron de escuela a muchas costureras y modistas. Así, un cliente podía comprar un traje y pedir de inmediato el servicio de sastrería de la propia tienda, para que le fuese adaptado.
  • En 1963, se desató una batalla legal entre el sindicato de la tienda y la administración, provocando una fuerte tensión en la que un representante acabó despedido, caso denunciado por dirigentes socialistas. El principal de ellos fue el entonces senador Salvador Allende, quien expuso el caso en las sesiones de Legislatura Extraordinaria. El Ministerio del Trabajo se cuadró con el sindicato, y en 1968, la sociedad comercial seguía en litigio en tribunales.

Durante los años 70 la tienda comercial lentamente comenzó a perder clientela ante la fuerte competencia, lo que sumado a las crisis económicas terminó por hundir la empresa, que cerro sus puertas en 1978. El espacio en los bajos del edificio fue posteriormente ocupado por la casa comercial Canetti, y luego paso a manos de una firma que restauró y reacondicionó un edificio para las multitiendas que hoy lo ocupan.