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Plantilla:Cerro Santa Lucia

La fundación de Santiago, 1888, de Pedro Lira (derecha) y estudio preliminar de la misma obra (izquierda), en la cumbre del Cerro Santa Lucía. La figura de blanco, parcialmente cubierto por Francisco de Villagra en la obra definitiva, se creyó por años que era un fraile dominico. Fue en años muy recientes que, observando con detención en la versión preliminar, se concluyó que es un rostro de mujer. No puede sino ser Inés de Suárez, la compañera de Pedro de Valdivia
Fotografía del Cerro en 1901. En ella se pueden apreciar las múltiples obras (algunas de ellas inexistentes hoy)
Acceso al cerro, registro de 1930.
Cerro Santa Lucía en 1995
Fotografía aérea del cerro. Libro "Tesoros Arquitectónicos del Centro de Santiago "
Fotografía del Caupolicán alrededor de los años '30. Se puede apreciar una panorámica de la ciudad
Grabado de la Escultura, obra de Antonio Camacho (1877).

Este es uno de los espacios públicos más notables de Santiago. De fácil acceso y en pleno centro de la ciudad, ofrece vistas panorámicas a sus barrios aledaños, gracias a sus casi 70 metros de altura.

Su historia remonta mucho antes a la llegada de los españoles a América, siendo un lugar sagrado donde los habitantes nativos del valle del Mapocho practicaban sacrificios. El español Pedro de Valdivia lo renombró Cerro Santa Lucía al tomar posesión del valle, debido a que su llegada fue un 13 de diciembre, dia en el que la santa padeció el martirio durante la persecución de Diocleciano. En esa colina establecieron los conquistadores españoles sus primeras ermitas: la de la Virgen del Socorro, de Santa Lucía, y de San Saturnino.

Dato.png ¿Sabías que? : El mito de que el Cerro Santa Lucía era llamado "Huelén" por los habitantes nativos es de hecho un falso histórico, ya que no existen fuentes escritas que hagan posible trazar esto, sino que remonta a las lenguas populares. Una de las leyendas urbanas señala que por muchos años uno de los cuidadores del cerro era de apellido Huelen (y no Huelén), por lo que la gente de clases populares decía que iría de paseo al cerro “de Huelen”

Durante la colonia, era un paseo habitual de los hombres el encaramarse por la ladera sur, para observar desde la altura a las mujeres de la Casa de Recogidas. En ese lugar eran recibidas desde 1723, mujeres arrepentidas por su mala vida, enviadas por la justicia por ser “mujeres públicas”, o por sus familiares y esposos para “corregir sus costumbres

Durante la reconquista, Casimiro Marcó del Pont -último gobernador español en Chile- mandó a construir en el lugar dos fuertes para defender la ciudad de los ataques independentistas. Uno de estos fuertes, sirvió posteriormente como base para el Castillo Hidalgo.

En 1852 se estableció en el lugar el primer Observatorio Astronómico Nacional, el cual fue a su vez uno de los primeros observatorios astronómicos de América, y uno de los más activos en el siglo XIX. Sin embargo, la mayor y más importante transformación del cerro en la historia de la ciudad, fue llevada a cabo por Benjamín Vicuña Mackenna, Intendente de Santiago en 1872. Este proyecto, parte de las iniciativas de la “Transformación de Santiago” (una serie de 20 medidas propuestas por Vicuña Mackenna, a fin de mejorar la condición urbana), consistió en convertir el cerro, un gran peñasco sin vegetación y con escasa vinculación a la ciudad, en un gran paseo público para los habitantes “de bien” de la urbe. Desarrollado entre 1872 y 1874, el proyecto incorporó estanques, fuentes de agua, vegetación nativa, caminos, jardines, luminarias y miradores, materializando un imponente paseo urbano.

Dato.png ¿Sabías que? : Según Vicuña Mackenna, Santiago en su época era una "ciudad doble", con un distrito pacífico, laborioso y decente, que era donde habitaba la burguesía, y otro brutal y desmoralizado, habitado por bestias, que eran los arrabales de la ciudad:

"... situado al barlovento de de la ciudad, sea solo una inmensa cloaca de infeccion i de vicio, de crímen i de peste, un verdadero 'potrero de la muerte', como se le ha llamado con propiedad"

Muchas de estas obras posteriormente fueron demolidas, trasladadas, o simplemente desaparecieron; ejemplo de esto es el Acueducto Romano, inaugurado en 1874, y era una imponente arquería de ladrillo, decorada con estatuas y jarrones europeos. Se ubicaba en el lado sur-poniente, y permitia hacer descender las aguas subidas al sector algo y que alimentaban las fuentes. En esa época, la entrada principal era por el poniente, ya que no existía el acceso por Alameda.

No existen fuentes claras que expliquen qué pasó con esta imponente construcción, sin embargo se puede suponer que los terremotos debilitaron sus arcos, provocando su retiro. Esto mismo ocurrió con el Balcón Volado, otro elemento desaparecido del paseo, que permitía una vista majestuosa de la ciudad. La particularidad de este balcón es que estaba precisamente en voladizo (de ahí su nombre), lo que lo hacía frágil ante posibles movimientos telúricos.

Años después, se decidió construir un acceso principal y de carácter monumental por la Alameda. Esta entrada fue diseñada por el arquitecto Víctor de Villaneuve y se construyó entre los años 1897 y 1903 en estilo neoclásico, muy propio de la época.

El recorrido sugerido comienza entrando por el acceso principal de la Alameda. Luego de subir las escaleras se llega inmediatamente a la terraza donde se encuentra la Fuente Neptuno. Posteriormente se sigue subiendo el cerro por el costado oriente hasta llegar a la terraza Caupolicán. Desde aquí se sube hasta la Ermita de Vicuña Mackenna y la cima del cerro. No toma más de 20 minutos y la subida no es exigente, salvo por el último tramo en llegar a la cima que tiene una mayor pendiente y escaleras pronunciadas.

Dato.png ¿Sabías que? :
  • Diego Barros Arana inmortalizó a Casimiro Marcó del Pont con la frase más memorable de los libros escolares de historia de Chile: “de escasa intelijencia, pusilánime i afeminado”. Tras ser nombrado gobernador, desembarcó en Chile con 23 baúles y 59 cajones. Luego recibió desde España un vistoso coche y otros artículos de lujo.
  • Durante el siglo XIX, una de las laderas del cerro fue utilizado como lugar para enterrar de forma ilegal a los "disidentes"; aquellas personas no bautizadas, o que no profesaran la religión católica, ya que les estaba vedada su sepultación en cementerios oficiales.
  • El proyecto original de Vicuña Mackenna era bastante extravagante, incorporando cascadas, varios palacios, torres, entre otras cosas.
Lupa.png En qué fijarse :
  • Para el Centenario, el consejo del Museo Nacional de Bellas Artes acordó donar “la estatua en bronce del héroe más caracterizado de la raza araucana, de Caupolicán”. Menos sabido es que el escultor, Nicanor Plaza, la creó para un concurso en Estados Unidos, bajo el título "El último de los mohicanos", lo que explica que en pleno centro de Santiago tengamos a un Caupolicán con plumas en la cabeza, el arco y carcaj. La escultura se encuentra en la terraza del mismo nombre, y tiene una réplica en el Club Hípico.
  • En los restos del Puente de Cal y Canto en la entrada al cerro por Agustinas.
  • Fuente Neptuno, dedicada al dios romano del mar.
  • Ermita de Benjamín Vicuña Mackenna. Aquí hay una de las campanas que sobrevivió al apocalítico incendio de la Iglesia de la Compañía.
  • Piedra a los faldeos del cerro por la Alameda, que se encuentra grabada con un fragmento a una de las cartas que Pedro de Valdivia envió al rey Carlos V de España, narrando sus aventuras en territorio Chileno. La piedra fue cincelada por Agustín Letelier y grabada por Héctor Román Latorre. En la carta, Valdivia insta al rey para que invite a sus súbditos a instalarse en Chile, ya que “no hay mejor tierra en el mundo” gracias a su clima, su abundancia, sus minas de oro y enorme cantidad de ganado.
  • Mural de Gabriela Mistral. Instalado de cara a la Alameda, fue una iniciativa de la Municipalidad de Santiago en la década de los ‘70. Es una pintura mural sobre placas de cerámica, de 10 metros de largo por 3.5 metros de altura, por el destacado muralista nacional Fernando Daza Osorio. Originalmente, este iba a ser un mural dedicado al político argentino Domingo Faustino Sarmiento, sin embargo fue el mismo Daza quien convenció al alcalde de dedicar la composición a la poetisa. El diseño combina elementos figurativos y alegóricos, mostrando a Gabriela en el centro con su característico perfil, sosteniendo un libro en exaltación a su rol de educadora, y ante ella, se agrupan unos niños desnudos, como esperando cobijo en la poetisa. En el extremo derecho del mural se encuentra una mujer con un niño de rasgos fuertemente indígenas, y un paisaje rocoso que según algunas interpretaciones, representa la Madre Tierra de América Latina.Hacia el lado izquierdo se levantan estructuras alusivas a máquinas e industrias y personas que representan la clase obrera, y más atrás indígenas trabajando los campos; reforzando su asociación al discurso popular.
El incendio de la Iglesia de la Compañía
Grabado Francés con el incendio de la Compañía. Memoria Chilena
Iglesia de la Compañía de Jesús, hacia 1863 Memoria Chilena

La Iglesia de la Compañía se ubicaba en la esquina de Compañía y Bandera. El 8 de diciembre de 1863 más de dos mil personas aguardaban en su interior la fiesta de la Concepción y el aniversario de las Hijas de María. Predicaba el cura Ugarte, diestro cultor de la oratoria sagrada, por lo que no cabía un alfiler. Llamas de origen desconocido se expandieron con rapidez por los adornos y la iluminación, de material inflamable. Mantas de crinolina que se prendían o enganchaban con facilidad en el mobiliario y largos vestidos de la feligresía principalmente femenina entorpecían el escape y provocaban caídas. Las puertas se abrían hacia adentro, por lo que la presión de la multitud volvió imposible abrirlas. Una de cada 27 mujeres santiaguinas murió allí.

Comillas 1.png
Cuerpo sobre cuerpo, se formaba una muralla compacta i numerosa. Había mujeres que resistían el peso de diez o doce, otras tendidas encima, a lo largo, a lo atravesado, en todas direcciones. Era materialmente imposible desprender una persona de esa masa compacta y horripilante. Los más desgarradores lamentos se oían del interior de la iglesia
Comillas 2.png
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El Ferrocarril, 9 de diciembre de 1863

Mientras las campanas tañían clamando socorro, los espectadores observaban impotentes.

146 carretones llenos de cadáveres rociados de cal abarrotaron la fosa del Cementerio General cavada por más de 200 hombres. Cuatro días demoró el entierro. Las bisagras dobles se volvieron obligatorias en las puertas las iglesias y surgió el primer cuerpo de bomberos de Santiago (el presidente conservador Manuel Montt, del periodo 1851-1861, veía sin mucha simpatía a los bomberos, a quienes asociaba con masonería, liberalismo y herejía protestante).

Las campanas sobrevivieron al incendio. La más grande fue fundida y se hicieron dos, que se instalaron en la iglesia de San Ignacio. Otra se encuentra en la ermita de Benjamín Vicuña Mackenna, en el Cerro Santa Lucía. Una tercera está en el Museo del Ejército en El Huique, región de O'Higgins. Otras tres campanas fueron vendidas como chatarra al comerciante británico William Graham. Estuvieron 145 años en la Iglesia de Todos los Santos de Gales, hasta que en 2010 fueron instaladas en los jardines del ex Congreso. Fueron entregadas por el Reino Unido como regalo por el Bicentenario. Martina Maturana, la niña que hizo sonar el gong en la isla de Juan Fernández para alertar sobre el maremoto del 2010, fue la primera en tañirlas.

Calles.png ¿Por qué se llama como se llama? : Victoria Subercaseaux, el nombre de la calle que flanquea el Cerro Santa Lucía por el oriente, homenajea a la esposa de Benjamín Vicuña Mackenna. Don Benjamín recibió de ella no solo nueve hijos, sino también sesiones de ultratumba: doña Victoria era médium.