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Plantilla:Cerro Santa Lucia

7369 bytes añadidos, 15:13 14 ene 2022
Historia del Cerro Santa Lucía
====Historia del Cerro Santa Lucía====
[[File:fundacion-de-santiago-pedro-lira.jpg|1000px|thumb|center|''La fundación de Santiago'', 1888, de Pedro Lira (derecha) y estudio preliminar de la misma obra (izquierda), en la cumbre del '''Cerro Santa Lucía'''. La figura de blanco, parcialmente cubierta por Francisco de Villagra en la obra definitiva, se creyó por años que era un fraile dominico. Fue en años muy recientes que, observando con detención la versión preliminar, se concluyó que es un rostro de mujer. No puede sino ser Inés de Suárez, compañera y amor adúltero de Pedro de Valdivia]]
[[File:Primera ubicación del Observatorio Astronómico Nacional en el cerro Santa Lucía. Archivo OAN.jpg|thumb|Primera ubicación del Observatorio Astronómico Nacional en el cerro Santa Lucía. ©Archivo OAN]]
[[File:SantaLucia1901.jpg|thumb|Fotografía del Cerro en 1901. En ella se pueden apreciar las múltiples obras (algunas de ellas inexistentes hoy)]]
[[File:SantaLucia1930.jpg|thumb|Acceso al cerro, registro de 1930.]]
Este es uno de los espacios públicos más notables de Santiago. De fácil acceso y en pleno centro de la ciudad, ofrece vistas panorámicas a sus barrios aledaños, gracias a sus casi 70 metros de altura.
Su historia remonta mucho antes a la llegada Antes del arribo de los españoles a América. Era europeos el Huelén era un lugar sagrado donde los indígenas del valle del Mapocho practicaban sacrificios. '''Pedro de Valdivia''' lo renombró Cerro en honor a Santa Lucía al tomar posesión del valle, debido a que su llegada acaeció de Siracusa (Sicilia) porque llegaron un 13 de diciembre, día en el que la santa padeció el martirio durante la persecución de Diocleciano. De acuerdo con la tradición cristiana los guardias no pudieron moverla, ni siquiera cuando la ataron a una yunta de bueyes. Luego amontonaron fardos de leña y les prendieron fuego, pero no ardieron, de modo que le clavaron una espada en la garganta. En esa colina establecieron los conquistadores españoles sus primeras ermitas: la de la Virgen del Socorro, de Santa Lucía, y de San Saturnino.
El 11 de septiembre de 1541, a siete meses de la fundación, las huestes de Michimalonco destruyeron lo poco que había alcanzado a levantarse. Los colonos se pasaron dos años arrimados al fuerte del Santa Lucía a punta de “sabandijas u otras comidas muy ruines”. Consolaban el buche con ratas, insectos, hierbas silvestres y lo que pillaran. O robándoles provisiones a los indígenas en sus refugios andinos. Con un poco de suerte lograban cazar guanacos, a los que llamaban “carneros de la tierra”. De ropa europea solo quedaban harapos. Acabado el papel las actas cabildo se estamparon en tiras de cuero que acabaron en el estómago de los perros.
Durante la colonia, era un paseo habitual de los hombres el encaramarse por la ladera sur del Santa Lucía para observar desde la altura a las mujeres de la Casa de Recogidas. En ese lugar eran recibidas desde 1723, mujeres arrepentidas por su mala vida, enviadas por la justicia por ser “''mujeres públicas''”, o por sus familiares y esposos para “''corregir sus costumbres''”
Durante la reconquista, '''Casimiro Marcó del Pont''' -último —último gobernador español en Chile- Chile— mandó a construir en el lugar dos fuertes para defender la ciudad de los ataques independentistas. Uno de estos fuertes, sirvió posteriormente como base para el '''Castillo Hidalgo'''No fueron utilizadas.
{{dato|'''Diego Barros Arana''' inmortalizó a '''Casimiro Marcó del Pont''' con la frase más memorable de los libros escolares de historia de Chile: “''de escasa intelijencia, pusilánime i afeminado''”. Tras ser nombrado gobernador, desembarcó en Chile con 23 baúles y 59 cajones. Luego recibió desde España un vistoso coche y otros artículos de lujo.}}
Una de las laderas del cerro fue utilizado para la '''sepultura ilegal de disidentes''', aquellas personas no bautizadas, o que no profesaran la religión católica, a quienes les estaba vedada su sepultación en cementerios oficiales (en otra ocasión no olvides visitar el [[Cementerio_General#Estaci.C3.B3n_5:_Patio_de_los_Disidentes|Patio de los Disidentes]]). En 1824 comenzó la tradición de disparar un cañonazo a las 12 del mediodía desde el Castillo Hidalgo, herencia de la costumbre colonial de llamar a la misa de las 12, coincidente con el repicar de las campanas. Se ejecutaba también para el año nuevo. En el año nuevo de 1916 el cañón estalló en mil pedazos y mató al artillero, un anciano experimentado que había anunciado el cambio de folio ya dos decenas de medianoches. Por esos años era detonado en conexión con una señal telegráfica emitida desde [[Parque_Quinta_Normal#Historia|el Observatorio de la Quinta Normal]]. En 1852 se estableció en el lugar cerro el primer '''Observatorio Astronómico Nacional''', a su vez uno de los primeros observatorios astronómicos de América, y uno de los más activos en el siglo XIX. ¡Claro que era un par de pinches casitas de madera!. La mayor y más importante transformación del cerro de lo que hasta entonces era "una doliente aglomeración de rocas, albergue de la pereza y el crimen", fue llevada a cabo por '''Benjamín Vicuña Mackenna''', Intendente de Santiago la década , a partir de 18701872. Como parte de las iniciativas Fue una renovación integral, en el marco de la “Transformación de Santiago” (una serie de , 20 medidas propuestas por Vicuña Mackenna destinadas a mejorar la condición urbana. Un centenar de presidiarios auxiliados por obreros especializados llevaron a cabo las obras, que incluyeron 18.000 carretadas de tierra vegetal. Los cadáveres de los disidentes fueron trasladados el [[Cementerio General]]. Se incorporaron estanques, fuentes de agua, vegetación nativa, caminos, jardines, luminarias y miradores. Las baterías del pusilánime y afeminado de Marcó del Pontt fueron convertidas en terrazas y en el '''Castillo Hidalgo'''. Hubo que trasladar tumbas de protestantes sepultadas en la ladera oriental. También pasaron a mejor vida las casuchas de la vereda oriente de calle del Bretón (hoy calle Santa Lucía), asentadas a los pies del cerro.  Los dinamitazos de los trabajos produjeron vidrios rotos y molestas varias entre los vecinos. Mientras se convirtió tramitaban las acusaciones legales el impetuoso Vicuña Mackenna ordenó intensificar las detonaciones. A fin de que los vecinos se protegieran, un policía anunciaba cada una con tres cornetazos. Para 1874, las obras estaban finalizadas. El gran peñasco sin vegetación y con de escasa vinculación a la ciudad que era esta colina en un ahora gran paseo público para con riego artificial destinado a los habitantes “de bien” de la urbe. Desarrollado entre 1872 y 1874"Tardes exquisitas. Decididamente lo artificial tiene algo de bueno a veces", escribió el proyecto incorporó estanques, fuentes de agua, vegetación nativa, caminos, jardines, luminarias y miradoresusualmente crítico Alberto Malsh. Se convirtió en un imponente paseo urbanoEl parque resultante era conocido como "jardín aéreo".
El proyecto original {{cita|Hoy ruedan vehículos por donde ayer solamente volaban los pájaros. Las cumbres del histórico cerro se han alegrado al sentirse oprimidas por el diminuto pie de Vicuña Mackenna era más extravagante de lo que finalmente se hizolas hermosas. Incorporaba cascadasEl arte ha ido allí a auxiliar la naturaleza; y auxiliado también por ella misma, varios palacios, torresha convertido las rocas en estatuas; las ha hecho hablar con el murmullo de las aguas|Daniel Barros Grez, entre otros.''Como en Santiago''}}
{{dato|Según '''Y eso que el proyecto original de Vicuña Mackenna''', Santiago en su época era una "ciudad doble", con un distrito pacífico, laborioso y decente, que era donde habitaba la burguesíaaún más extravagante. Incorporaba cascadas, y otro brutal y desmoralizadovarios palacios, habitado por bestiastorres, que eran los arrabales de la ciudad: entre otros.
{{cita|situado al barlovento de de En la ciudadterraza sur se instaló un teatro que funcionaba entre septiembre y marzo, con zarzuelas, sea solo una inmensa cloaca operetas y "otros espectáculos ligeros". En 1895 se clausuró "hasta nueva orden" a causa de infeccion i "desórdenes de vicioconsideración causados, de crímen i de pesteen parte, un verdadero 'potrero por la inmoralidad de la muerte'las canciones ejecutadas", como se le ha llamado con propiedad|Benjamín Vicuña Mackenna}}.}}
Muchas de estas las obras posteriormente de este periodo fueron demolidas, trasladadas, o simplemente desaparecieron. Ejemplo de esto es el '''Acueducto Romano''', inaugurado en 1874 en el sur-poniente, una imponente arquería de ladrillo, decorada con estatuas y jarrones europeos. Permitía que las aguas elevadas descendieran para alimentar las fuentes. En esa época, la entrada principal era por el poniente. No existía el acceso por Alameda.
No se sabe con certeza qué ocurrió con esta imponente construcción. Es de suponer que los terremotos debilitaron sus arcos y forzaron el retiro. Esto ocurrió con el '''Balcón Volado''', otro elemento desaparecido del paseo, que permitía una vista majestuosa de la ciudad. Era, como su nombre sugiere, en voladizo, lo que lo hacía frágil ante posibles movimientos telúricos.
Durante el siglo XIXAl comienzo se cobraba 20 centavos por la entrada. Para las celebraciones del 18 de septiembre de 1873, una ''El Ferrocarril'' consignaba con satisfacción que se habían recaudado más de las laderas dos mil pesos, con cuatro mil personas. "¡Y todavía dirán que el Santa Lucía no es un milagro y un negocio!". Celebraba también la recaudación del carrusel -4.123 niños a dos centavos por niño- pero lamentaba que algunos caballos habían quedado sin orejas, y otros sin cola. Celebraba, por último, la iluminación.  {{cita|Había momentos en que todo el cerro fue utilizado para parecía una inmensa hoguera y la ciudad se veía iluminada con los resplandores que despedía el paseo, transformado en un Vesubio|''El Ferrocarril'sepultura ilegal ', 23 de septiembre de disidentes'''1873}} En abril de 1879, a dos meses de que Bolivia le declarara la guerra a Chile, el teatro Chalet organizó una función en el Santa Lucía que anunciaba, como parte de la parrilla, aquellas personas no bautizadasla exhibición de un boliviano. O un cuico, o como se les decía entonces. Era un simple minero que no profesaran desconocía los motivos de la religión católicaguerra, pero reforzaba el morbo y la curiosidad en torno a quienes les estaba vedada su sepultación los estereotipos del nuevo enemigo.  {{cita|Los que deseen conocer un cuico de carne i hueso, no tienen más que asomarse al lindo peñón|Citado en C. Donoso y G. Huidobro, ''La patria en cementerios oficiales (escena: el teatro chileno en otra ocasión no olvides visitar la Guerra del Pacífico''}} Ocho años después, el poeta Rubén Darío llegó a vivir a Santiago y llamó al Santa Lucía "una eminencia deliciosa llena de verdores". Entre 1897 y 1903 se levantó un acceso monumental por la Alameda, diseñada por el arquitecto '''Víctor de Villaneuve''' en estilo [[Cementerio_GeneralGlosario#EstaciN|neoclásico]], muy propio de la época. En 1902, una vez demolido el cuartel de artillería, se inauguró la plaza Vicuña Mackenna y la estatua del célebre intendente.C3En 1910, tras demoler varios edificios, se inauguró el acceso norte, por calle Merced (ex Calle del Regente Viejo).B3n_5A comienzos del siglo XX, la época que Joaquín Edwards Bello llamó "el tiempo gordinflón", el cerro acogía uno de los mejores restaurantes de la ciudad:_Patio_de_los_Disidentes{{cita|Patio En s comedor de cristales se reunían en bullanguera comparsa los gourmets y los Disidentes]])figurones del momento, exhalando en las risotadas el humo espeso de sus habanos|Roberto Merino}}Había también un teatro y una escuela donde se impartían cursos de perfeccionamiento para profesoras, a quienes, de acuerdo con la revista ''Zig-Zag'', "se les anublaban las pupilas" y temblaban de emoción cuando el instructor hallaba meritorias sus clases. El cañonazo de las 12 ponía fin a tales emociones y señalaba que era la hora del almuerzo.
Entre 1897 Hoy abundan los turistas y 1903 los cimarreros. En una ocasión, uno de estos últimos se levantó un acceso monumental por desbarrancó y perdió la vida ensartado en una de las rejas de lanza de la Alameda, diseñada por ladera poniente del Santa Lucía. El escritor Luis Orrego Luco y el arquitecto '''Víctor de Villaneuve''' cineasta/escritor/hipnotizador Jorge Délano se contaron también entre los cimarreros. Para capear clases en estilo [[Glosario#N|neoclásico]]el vecino Instituto Nacional, muy propio Délano y un compañero nieto de Vicuña Mackenna abrían la épocacapilla donde descansan los restos mortales de su abuelo. El nieto se metía al confesionario con ropa de sacerdote, y en alguna ocasión un distraído le confesaba sus malandanzas.
{{calle|Victoria Subercaseaux, el nombre de la calle que flanquea el Cerro Santa Lucía por el oriente, homenajea a la esposa de Benjamín Vicuña Mackenna. Don Benjamín recibió de ella no solo nueve hijos, sino también sesiones de ultratumba: doña Victoria era médium.}}
 
====El recorrido por el cerro====
Se sugiere comenzar en la piedra inscrita de la esquina sureste, visible desde la vereda de Alameda. No es visiblemente muy espectacular, pero ayuda a empaparse de la historia del lugar. Luce un fragmento a una de las '''cartas que Pedro de Valdivia envió al rey Carlos V''' de España, narrando sus aventuras en este fin de mundo. La piedra fue cincelada por Agustín Letelier y grabada por Héctor Román Latorre. En la carta, Valdivia insta al rey a enviar más súbditos a Chile, ya que “no hay mejor tierra en el mundo” gracias a su clima, su abundancia, sus minas de oro y enorme cantidad de ganado. Desde luego, en estas cartas había mucho de paparrucha. Valdivia necesitaba más gente justamente porque las condiciones eran extremadamente duras. Informó que esta tierra “parece la crió Dios a posta [adrede] para poderlo tener todo a la mano”. Añadía que “tiene cuatro meses de invierno, no más, que en ellos, si no es cuando hace cuarto la luna, que llueve un día o dos, todos los demás hacen tan lindos soles, que no hay para qué llegarse al fuego”. Siglos después se iba a escribir que la calefacción del Santiago antiguo “consistía en leer la carta de don Pedro de Valdivia, donde dice que en Chile nunca hace frío”.
 
{{fijarse|
*En los '''restos del [[Barrio_Bellavista#Descripci.C3.B3n_General|Puente de Cal y Canto]]''' en la entrada al cerro por Agustinas.
*En un escudo de armas de España, tallado en piedra en el siglo XVIII por Ignacio Andía y Varela, que corona uno de los arcos de ladrillo de una de las subidas}}
Seguir el acceso principal de Alameda. De cara a la Alameda está el '''Mural de Gabriela Mistral'''. Fue iniciativa de la Municipalidad de Santiago en la década de los ‘70. Es una pintura mural sobre placas de cerámica, de 10 metros de largo por 3,5 metros de altura, obra del destacado muralista nacional Fernando Daza Osorio. Originalmente, iba a ser un mural dedicado al político argentino Domingo Faustino Sarmiento. Daza convenció al alcalde de dedicar la composición a la poetisa. El diseño combina elementos figurativos y alegóricos, mostrando a Gabriela en el centro con su característico perfil. Sostiene un libro en exaltación a su rol de profesora (parte de su rico currículum de educadora acaeció en el Liceo de Temuco donde estudiaba un joven Pablo Neruda, a quien le recomendó la lectura de autores rusos). Ante ella se agrupan niños desnudos, como esperando cobijo en la poetisa. En el extremo derecho del mural se encuentra una mujer con un niño de rasgos indígenas, y un paisaje rocoso que según algunas interpretaciones representa la Madre Tierra de América Latina. A la izquierda se levantan estructuras alusivas a máquinas e industrias y personas que representan la clase obrera, y más atrás indígenas trabajando los campos; reforzando su asociación al discurso popular.
Tras subir las escaleras se llega inmediatamente a la terraza donde se encuentra la Fuente Neptuno, dedicada al dios romano del mar.
Posteriormente se sigue subiendo el cerro por el costado oriente hasta llegar a la '''terraza Terraza Caupolicán'''. Para el Centenario, el consejo del Museo Nacional de Bellas Artes acordó donar “la estatua en bronce del héroe más caracterizado de la raza araucana, de Caupolicán". Menos sabido es que el escultor, '''Nicanor Plaza''', la creó para un concurso en Estados Unidos, bajo el título ''El último de los mohicanos'', lo que explica que en pleno centro de Santiago tengamos a un Caupolicán con plumas en la cabeza, arco y carcaj, elementos que Caupolicán no conoció ni en pintura. Hay una réplica en el Club Hípico. {{dato|En su visita de 1968, la Reina Isabel plantó una araucaria en la Terraza Caupolicán, pero nadie tiene carajo idea de qué pasó con ella}}
Desde aquí la Terraza Caupolicán se sube hasta la Ermita de Vicuña Mackenna. Acá hay una de las campanas que sobrevivió al apocalítico incendio de la Iglesia de la Compañía.
{| class="wikitable" style="background-color:#D7DAFD;"
{{Incendio Iglesia de la Compania}}
|}
[[File:basaltos columnares del Cerro Santa Lucia.jpg|thumb|Columnas basálticas del Cerro Santa Lucia. Imagen: [https://huellas.cl/cerro-santa-lucia-un-geositio/ Huellas].]]
Desde la ermita se sigue a la cima del cerro. No toma más de 20 minutos y la subida no es exigente, aunque el último tramo previo a la cima tiene escaleras pronunciadas no aptas para personas con problemas de movilidad.
{{fijarse|En los la zona de la cumbre, fíjate en las '''columnas basálticas'''restos del [[Barrio_Bellavista#Descripci.C3Se trata de columnas hexagonales, formadas por fractura progresiva de la roca durante el enfriamiento lento de lava basáltica.B3n_General|Puente Esta formación llamó de Cal la expedición de la Armada de los Estados Unidos, que realizaba mediciones astronómicas en el hemisferio sur entre 1849 y Canto]]''' 1852, y que instaló sus instrumentos en el Cerro Santa Lucía. El gobierno de Chile luego compró los instrumentos, y fundó el Observatorio Astronómico Nacional en la entrada al el mismo cerro por Agustinas.}}Fue uno de los primeros observatorios astronómicos en Latino América y el hemisferio sur.
{{dato|La ceremonia del Premio de Urbanismo 2003 celebrada en el jardín japonés del Cerro Santa Lucía, que ganó Germán Bannen, fue interrumpida por la agrupación Acción Ecológica, que acusaban el entonces ministro de vivienda Jaime Ravinet de expandir el suelo urbano con fines de lucro. Ravinet perdió la paciencia y lo alejó del micrófono de un famoso manotón, llamándolos "hippies trasnochados".
<youtubewidth="320" height="180">2q8fBF2D7Mo</youtube>}} {{dato|Decía el folklore popular que si dos amantes se pasaban de <strike>calientes</strike> listos y compartían una noche de pasión en el Cerro Santa Lucía, se les presentaría una hermosa joven encantada, custodiada por un viejo pequeño y barbudo. Es que, como dice Roberto Merino{{cita|El pololeo parece ser una modalidad amatoria netamente criolla, y los vericuetos encantados del cerro Santa Lucía el lugar ideal para concretar los mandatos de Eros. La gente —quién sabe por qué— suele relacionar el amor con los decorados exóticos, y en el Santa Lucía los besucones se distribuyen desde temprano por pagodas, ermitas, jardines babilónicos, atalayas y peñones abruptos|Roberto Merino}}}}
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File:drago comun dracaena draco en el cerro santa lucia.jpg|Magnífico ejemplar de drago común (''dracaena draco'') en el Cerro Santa Lucía, cercano a la entrada norte
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{{salto}}