1953
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→Historia del Cerro Santa Lucía
====Historia del Cerro Santa Lucía====
[[File:fundacion-de-santiago-pedro-lira.jpg|1000px|thumb|center|''La fundación de Santiago'', 1888, de Pedro Lira (derecha) y estudio preliminar de la misma obra (izquierda), en la cumbre del '''Cerro Santa Lucía'''. La figura de blanco, parcialmente cubierta por Francisco de Villagra en la obra definitiva, se creyó por años que era un fraile dominico. Fue en años muy recientes que, observando con detención la versión preliminar, se concluyó que es un rostro de mujer. No puede sino ser Inés de Suárez, compañera y amor adúltero de Pedro de Valdivia]]
[[File:Primera ubicación del Observatorio Astronómico Nacional en el cerro Santa Lucía. Archivo OAN.jpg|thumb|Primera ubicación del Observatorio Astronómico Nacional en el cerro Santa Lucía. ©Archivo OAN]]
[[File:SantaLucia1901.jpg|thumb|Fotografía del Cerro en 1901. En ella se pueden apreciar las múltiples obras (algunas de ellas inexistentes hoy)]]
[[File:SantaLucia1930.jpg|thumb|Acceso al cerro, registro de 1930.]]
[[File:SantaLucia1995.jpg|thumb|Cerro Santa Lucía en 1995]]
[[File:SantaLuciaAerea.jpg|thumb|Fotografía aérea del cerro. Libro "Tesoros Arquitectónicos del Centro de Santiago "]]
[[File:Caupolican1930.jpg|thumb|Fotografía del Caupolicán alrededor de los años '30. Se puede apreciar una panorámica de la ciudad]]
[[File:Grabado_AntonioCamacho1877.jpg|thumb|Grabado de la Escultura, obra de Antonio Camacho (1877).]]
Este es uno de los espacios públicos más notables de Santiago. De fácil acceso y en pleno centro de la ciudad, ofrece vistas panorámicas a sus barrios aledaños, gracias a sus casi 70 metros de altura.
Antes del arribo de los europeos el Huelén era un lugar sagrado donde los indígenas del valle del Mapocho practicaban sacrificios. '''Pedro de Valdivia''' lo renombró en honor a Santa Lucía de Siracusa (Sicilia) porque llegaron un 13 de diciembre, día en el que la santa padeció el martirio durante la persecución de Diocleciano. De acuerdo con la tradición cristiana los guardias no pudieron moverla, ni siquiera cuando la ataron a una yunta de bueyes. Luego amontonaron fardos de leña y les prendieron fuego, pero no ardieron, de modo que le clavaron una espada en la garganta.
En esa colina establecieron los conquistadores españoles sus primeras ermitas: la de la Virgen del Socorro, de Santa Lucía, y de San Saturnino.
El 11 de septiembre de 1541, a siete meses de la fundación, las huestes de Michimalonco destruyeron lo poco que había alcanzado a levantarse. Los colonos se pasaron dos años arrimados al fuerte del Santa Lucía a punta de “sabandijas u otras comidas muy ruines”. Consolaban el buche con ratas, insectos, hierbas silvestres y lo que pillaran. O robándoles provisiones a los indígenas en sus refugios andinos. Con un poco de suerte lograban cazar guanacos, a los que llamaban “carneros de la tierra”. De ropa europea solo quedaban harapos. Acabado el papel las actas cabildo se estamparon en tiras de cuero que acabaron en el estómago de los perros.
{{dato|Que el Cerro Santa Lucía fuera llamado "''Huelén''" por los nativos no está registrado en fuentes históricas. Es un mito que remonta a las lenguas populares. Una de las leyendas urbanas señala que por años uno de los cuidadores del cerro era de apellido Huelen (y no Huelén) y se decía que se iría de paseo al cerro “de Huelen”}}
Durante la colonia, era un paseo habitual de los hombres el encaramarse por la ladera sur del Santa Lucía para observar desde la altura a las mujeres de la Casa de Recogidas. En ese lugar eran recibidas desde 1723, mujeres arrepentidas por su mala vida, enviadas por la justicia por ser “''mujeres públicas''”, o por sus familiares y esposos para “''corregir sus costumbres''”
Durante la reconquista, '''Casimiro Marcó del Pont''' —último gobernador español en Chile— mandó a construir en el lugar dos fuertes para defender la ciudad de los ataques independentistas. No fueron utilizadas.
{{dato|'''Diego Barros Arana''' inmortalizó a '''Casimiro Marcó del Pont''' con la frase más memorable de los libros escolares de historia de Chile: “''de escasa intelijencia, pusilánime i afeminado''”. Tras ser nombrado gobernador, desembarcó en Chile con 23 baúles y 59 cajones. Luego recibió desde España un vistoso coche y otros artículos de lujo.}}
Una de las laderas del cerro fue utilizado para la '''sepultura ilegal de disidentes''', aquellas personas no bautizadas, o que no profesaran la religión católica, a quienes les estaba vedada su sepultación en cementerios oficiales (en otra ocasión no olvides visitar el [[Cementerio_General#Estaci.C3.B3n_5:_Patio_de_los_Disidentes|Patio de los Disidentes]]).
En 1824 comenzó la tradición de disparar un cañonazo a las 12 del mediodía desde el Castillo Hidalgo, herencia de la costumbre colonial de llamar a la misa de las 12, coincidente con el repicar de las campanas. Se ejecutaba también para el año nuevo. En el año nuevo de 1916 el cañón estalló en mil pedazos y mató al artillero, un anciano experimentado que había anunciado el cambio de folio ya dos decenas de medianoches. Por esos años era detonado en conexión con una señal telegráfica emitida desde [[Parque_Quinta_Normal#Historia|el Observatorio de la Quinta Normal]].
En 1852 se estableció en el cerro el primer '''Observatorio Astronómico Nacional''', a su vez uno de los primeros observatorios astronómicos de América, y uno de los más activos en el siglo XIX. ¡Claro que era un par de pinches casitas de madera!. La mayor y más importante transformación de lo que hasta entonces era "una doliente aglomeración de rocas, albergue de la pereza y el crimen", fue llevada a cabo por '''Benjamín Vicuña Mackenna''', Intendente de Santiago, a partir de 1872. Fue una renovación integral, en el marco de la “Transformación de Santiago”, 20 medidas propuestas por Vicuña Mackenna destinadas a mejorar la condición urbana. Un centenar de presidiarios auxiliados por obreros especializados llevaron a cabo las obras, que incluyeron 18.000 carretadas de tierra vegetal. Los cadáveres de los disidentes fueron trasladados el [[File:SantaLuciaAereaCementerio General]]. Se incorporaron estanques, fuentes de agua, vegetación nativa, caminos, jardines, luminarias y miradores. Las baterías del pusilánime y afeminado de Marcó del Pontt fueron convertidas en terrazas y en el '''Castillo Hidalgo'''. Hubo que trasladar tumbas de protestantes sepultadas en la ladera oriental.jpg|thumb|Fotografía aérea También pasaron a mejor vida las casuchas de la vereda oriente de calle del Bretón (hoy calle Santa Lucía) asentadas a los pies del cerro. Libro Los dinamitazos de los trabajos produjeron vidrios rotos y molestas varias entre los vecinos. Mientras se tramitaban las acusaciones legales el impetuoso Vicuña Mackenna ordenó intensificar las detonaciones. A fin de que los vecinos se protegieran, un policía anunciaba cada una con tres cornetazos. Para 1874, las obras estaban finalizadas. El gran peñasco sin vegetación y de escasa vinculación a la ciudad era ahora gran paseo público con riego artificial destinado a los habitantes “de bien” de la urbe. "Tesoros Arquitectónicos del Centro Tardes exquisitas. Decididamente lo artificial tiene algo de Santiago bueno a veces", escribió el usualmente crítico Alberto Malsh. El parque resultante era conocido como "jardín aéreo"]]. [[Archivo:ErmitaVM{{cita|Hoy ruedan vehículos por donde ayer solamente volaban los pájaros.jpg|miniaturadeimagen|Ermita Las cumbres del histórico cerro se han alegrado al sentirse oprimidas por el diminuto pie de Benjamín Vicuña Mackenna las hermosas. El arte ha ido allí a auxiliar la naturaleza; y su familia]]auxiliado también por ella misma, ha convertido las rocas en estatuas; las ha hecho hablar con el murmullo de las aguas|Daniel Barros Grez, ''Como en Santiago''}}
{{fijarse|
* Para el Centenario, el consejo del Museo Nacional de Bellas Artes acordó donar “En los '''la estatua en bronce restos del héroe más caracterizado de la raza araucana, de Caupolicán''”. Menos sabido es que el escultor, '''Nicanor Plaza''', la creó para un concurso en Estados Unidos, bajo el título "''El último de los mohicanos''", lo que explica que en pleno centro de Santiago tengamos a un Caupolicán con plumas en la cabeza, el arco y carcaj. Hay una réplica en el [[Parque_O’Higgins_y_Club_HípicoBarrio_Bellavista#Estaci.C3.B3n_8:_Edificio_principal_del_Club_HDescripci.C3.ADpicoB3n_General|Club Hípico]] * Restos del punte Puente de Cal y Canto ]]''' en la entrada al cerro por Agustinas.* Fuente NeptunoEn un escudo de armas de España, tallado en piedra en el siglo XVIII por Ignacio Andía y Varela, dedicada al dios romano del mar.* Escultura que corona uno de los arcos de Caupolicán en la terraza del mismo nombre.* Ermita ladrillo de Benjamín Vicuña Mackenna. Aquí hay una de las campanas que sobrevivió al apocalítico incendio de la Iglesia de la Compañía. subidas}}
Seguir el acceso principal de Alameda. De cara a la Alameda está el '''Mural de Gabriela Mistral'''. Fue iniciativa de la Municipalidad de Santiago en la década de los ‘70. Es una pintura mural sobre placas de cerámica, de 10 metros de largo por 3,5 metros de altura, obra del destacado muralista nacional Fernando Daza Osorio. Originalmente, iba a ser un mural dedicado al político argentino Domingo Faustino Sarmiento. Daza convenció al alcalde de dedicar la composición a la poetisa. El diseño combina elementos figurativos y alegóricos, mostrando a Gabriela en el centro con su característico perfil. Sostiene un libro en exaltación a su rol de profesora (parte de su rico currículum de educadora acaeció en el Liceo de Temuco donde estudiaba un joven Pablo Neruda, a quien le recomendó la lectura de autores rusos). Ante ella se agrupan niños desnudos, como esperando cobijo en la poetisa. En el extremo derecho del mural se encuentra una mujer con un niño de rasgos indígenas, y un paisaje rocoso que según algunas interpretaciones representa la Madre Tierra de América Latina. A la izquierda se levantan estructuras alusivas a máquinas e industrias y personas que representan la clase obrera, y más atrás indígenas trabajando los campos; reforzando su asociación al discurso popular. Tras subir las escaleras se llega inmediatamente a la terraza donde se encuentra la Fuente Neptuno, dedicada al dios romano del mar. Posteriormente se sigue subiendo el cerro por el costado oriente hasta llegar a la '''Terraza Caupolicán'''. Para el Centenario, el consejo del Museo Nacional de Bellas Artes acordó donar “la estatua en bronce del héroe más caracterizado de la raza araucana, de Caupolicán". Menos sabido es que el escultor, '''Nicanor Plaza''', la creó para un concurso en Estados Unidos, bajo el título ''El último de los mohicanos'', lo que explica que en pleno centro de Santiago tengamos a un Caupolicán con plumas en la cabeza, arco y carcaj, elementos que Caupolicán no conoció ni en pintura. Hay una réplica en el Club Hípico. {{saltodato|En su visita de 1968, la Reina Isabel plantó una araucaria en la Terraza Caupolicán, pero nadie tiene carajo idea de qué pasó con ella}} Desde la Terraza Caupolicán se sube hasta la Ermita de Vicuña Mackenna. Acá hay una de las campanas que sobrevivió al apocalítico incendio de la Iglesia de la Compañía.
{| class="wikitable" style="background-color:#D7DAFD;"
{{Incendio Iglesia de la Compania}}
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[[File:basaltos columnares del Cerro Santa Lucia.jpg|thumb|Columnas basálticas del Cerro Santa Lucia. Imagen: [https://huellas.cl/cerro-santa-lucia-un-geositio/ Huellas].]]
Desde la ermita se sigue a la cima del cerro. No toma más de 20 minutos y la subida no es exigente, aunque el último tramo previo a la cima tiene escaleras pronunciadas no aptas para personas con problemas de movilidad.
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File:drago comun dracaena draco en el cerro santa lucia.jpg|Magnífico ejemplar de drago común (''dracaena draco'') en el Cerro Santa Lucía, cercano a la entrada norte
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{{salto}}