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Cementerio Católico

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La Iglesia del cementerio iba a ser declarada profana al momento de aprobar la ley de cementerios de 1883, y la transformación del cementerio a uno ecuménico. Pero bajo la administración del Arzobispo '''Mariano Casanova''' se obtuvieron las facultades de la Santa Sede para el ejercicio de culto católico en las capillas de los cementerios sujetos a administración del Estado y municipalidades. Se llegó a un acuerdo con el presidente '''José Manuel Balmaceda''' y el camposanto se reabrió conforme a la ley en 1890.
Durante el periodo de clausura el arquitecto '''Paul Lathoud''' se abocó a la proyección y construcción de sus instalaciones. Operó, como era de esperar, en base a inspiración católica, adoptando la visión de la muerte y su resurrección a través de los patios de su obra. Usó como referente el '''Cementerio Monumental de Staglieno en Génova''', organizando su obra en base a la estructura monacal. La Iglesia es el eje y elemento articulador, y a sus alrededores se ramifican construcciones tipo monasterio, en base a patios y claustros, distribuidos simétricamente. Estos elementos albergan las capillas familiares o los nichos individuales. La arquitectura corresponde principalmente al estilo [[Glosario#N|neoclásico]], caracterizada por su mesura, proporción, grandeza y austeridad.
Luego de la administración del presbítero '''Ildefonso Saavedra''' se nombró al presbítero '''Ignacio Zuazagoitía''' para su reemplazo, quien perduró en su cargo desde 1890 hasta 1909. Fue la última administración realizada por miembros del clero antes del traspaso a laicos. Durante este periodo el cementerio consolidó su carácter y aspecto noble, en la sencillez de sus líneas de las capillas y corredores. Se procuró que sus obras se realizarán de forma sobria y sin ostentaciones, con uniformidad estilística.

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