1961
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* Según programación.
{{dato|Cuenta un fotógrafo estadounidense que durante el auge salitrero la alta sociedad asistía al Teatro Municipal “no a ver la actuación sino que a lucirse”. Las luces se dejaron encendidas durante las funciones hasta 1910, de manera de que la vida social de los palcos, con antesala y buffet, complementara el atractivo del número artístico. El pavoneo continuaba a la salida con los carruajes. Los porteros municipales clamaban a viva voz “¡El coche de la señora X!”, que luego arribaba con caballos de capa y conductor de librea, para recorridos que en ocasiones no superaban las tres o cuatro cuadras. En 1911 un palco se remató por 17 mil pesos y se rumoreaba que el negocio de quien se lo adjudicó pasaba por un pésimo momento. Era una inversión publicitaria, porque al día siguiente los prestamistas pensaban: "bueno, no está tan mal como creíamos"}} {{dato|Una presentación de ''El trovador'' de Giuseppe Verdi Teatro Municipal tuvo que suspenderse porque el tenor de Manrico, al abrir ampliamente su boca para cantarle a su amada Leonora, se atoró al tragar una pluma de una paloma que anidaba en el escenario}}
{{dato|En marzo de 1925 sesionó en el Teatro Municipal la Asamblea Constituyente de Asalariados e Intelectuales (la “constituyente chica”), destinada a reemplazar la Constitución de 1833. La conformaron miembros del Partido Comunista, la Federación Obrera de Chile, anarquistas, demócratas, radicales, sindicalistas independientes, mutualistas, feministas e intelectuales. Entre ellos el poeta Pablo de Rokha, el pintor Benito Rebolledo, la pedagoga Amanda Labarca, y la líder estudiantil Elena Caffarena}}