Plantilla:Plaza de Armas
En la ribera sur del Mapuchunco (o Mapocho) los incas fundaron una ciudadela administrativa y religiosa, que se sostenía en base a la minería y la agricultura. El espacio abierto comunitario se localiza precisamente donde hoy encontramos la Plaza de Armas. Por eso el lugar se mantuvo como espacio de reunión cuando en 1541 los españoles al mando de Pedro de Valdivia fundaron formalmente la ciudad de Santiago de la Nueva Extremadura (o, más bien, ocuparon la ciudadela inca).
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Bustamente & Moyano (2012) plantean que los incas definieron:
- Un eje norte-sur formado por el antiguo camino del inca (Qhapac Ñan), hoy avenida Independencia, calle Bandera - calle San Diego al sur
- Un eje oriente-poniente determinado por:
- Portezuelo del Inca, salida del sol en el equinoccio
- Cerro Santa Lucía (entonces Huelén), que funcionaba como observatorio
- Actual Plaza de Armas
- Cementerio incaico, frente a la actual Quinta Normal
- Cerro Lo Prado tras el cual se pone el sol en el equinoccio.
A estos dos ejes se suman dos ejes visuales y astronómicos formados por:
- SSSJ salida de sol en el Inti Raymi (solsticio de invierno) sobre el cerro El plomo.
- PSSD puesta de sol en el Qhapaq Raymi (solsticio de verano),
- SSSD salida de sol en el Qhapaq Raymi al sur del cerro Punta de Damas.
- PSSJ puesta de sol en el Inti Raymi sobre cerro Copao. Se constata la orientación equinoccial (en calendario Juliano) de calle Catedral, así como del eje principal de la actual Catedral de Santiago. El sol sale frente al eje de Catedral, 10 días antes del equinoccio de primavera, con una variación de 5º respecto del equinoccio en calendario Gregoriano.
Una vez arribados los españoles, trazado de la ciudad fue encomendado al alarife Pedro de Gamboa, quien diseñó el poblado con forma de damero: el patrón de la política fundacional de la corona española, cual tablero de ajedrez. En el centro se localizó la originalmente llamada Plaza Mayor, en torno a la cual se seleccionaron varios solares para los principales edificios administrativo; la Catedral en la esquina norponiente, la cárcel colonial, la Real Audiencia y la Casa del Gobernador. En torno a esto se delimitaron ocho cuadras en las que los ocupantes españoles construyeron casas de barro y paja. Eran 126 manzanas, tanto más que la gente disponible para habitarlas que no se llenaron sino hasta cuarenta años después.
A seis meses de su fundación, a eso de las 4 A.M. el 11 de septiembre de 1541, la ciudad fue atacada por las huestes de Michimalonco. Aprovecharon que Valdivia había partido con 70 jinetes al Cachapoal, donde creía que estallaría la sublevación que se olía en el ambiente, y solo quedaban 50 hombres aquí. Los conquistadores aguantaron -después que Inés de Suárez decapitara a siete caciques que habían tomado prisioneros días antes-, pero la ciudad quedó destruida. La plaza comenzó a ser conocida informalmente como Plaza de Armas, debido al carácter de campamento militar de la ciudad reconstruida.
En la colonia la plaza era una simple explanada abierta de tierra apisonada. Era el único lugar que contaba con una pila de agua para proveer a la ciudad. La instalada ahí en 1680 es la mismísima que hoy engalana el Patio de los Naranjos de el Palacio de La Moneda. Acogía además la horca o "rollo", para realizar ejecuciones públicas. Era el centro natural de actividades sociales, económicas y políticas, sede de fiestas religiosas, procesiones, ajusticiamientos y encuentros sociales. Se emplazó en uno de sus costados la residencia de los Gobernadores de Chile (y luego de los Presidentes), el Palacio de la Real Audiencia (principal tribunal colonial del país), y el Cabildo de la Ciudad.
A comienzos del siglo XVII comenzaron a instalarse los mercados populares. Es aquí donde arribaban carretas con mercancías. De hecho, el Mercado de Abastos funcionó en este lugar, desde 1600 hasta su traslado en 1817 al sector de La Chimba (actual Independencia).
A inicios del siglo XIX cambió de identidad. Siendo director supremo Bernardo O'Higgins, se trasladó el mercado a la orilla del río, en lo que era el Basural de Santo Domingo. Solo quedó al medio, más sola que Adán en el día de la madre, la pila instalada en 1680. En 1825, un decreto cambió su nombre oficial de Plaza Mayor a Plaza de la Independencia, en el marco de la eliminación de toda referencia al dominio español, pero la ciudadanía continuó porfiadamente llamándola Plaza de Armas. En este periodo comenzó a aggiornarse. El empedramiento se dispuso en 1835, además de la modificación del trazado y de las actividades que se generaban en torno a ella. El año 1873 el Intendente Benjamín Vicuña Mackenna ordenó instalar jardines y árboles. "Es de holgada proporción y adornada con hermosas plantas que le dan bello aspecto y exquisito perfume", escribiría el viajero Theodore Child en 1890. Posiblemente la de Child fue una visita breve, porque más o menos al mismo tiempo se escribió de "malos olores insoportables producidos por los orines" de los caballos que tiraban de los carruajes y carros de sangre que se estacionaban ahí.
En 1896, el paisajista francés Guillermo Renner implementó una profunda remodelación. Diseñó un jardín de araucarias, cedros, ceibos, encinas y pataguas, y modificó la configuración del ágora central en base a los preceptos arquitectónicos europeos. Esto, junto a la creación de portales y paseos comerciales, y a la instalación de luminarias de gas carbónico, consolidaron el lugar como paseo para la sociedad de la época.
Muchos años después, ya iniciando el siglo XXI, una polémica renovación a cargo de la oficina de Rodrigo Pérez de Arce dio origen a la actual plaza. El rediseño combinó sectores de explanada en los costados norte y poniente, pensados para la realización de actividades culturales, con una pérgola central para la ejecución musical de la banda municipal. Si bien criticada, la intervención es muy interesante. Formalizó la coexistencia de las dos tipologías de plaza que venían manifestándose hasta el momento: la explanada abierta, herencia española; y la plaza arbolada, tomada del mundo británico. En 2014 la plaza fue cerrada para otra cirugía más, que agregó un 40% más de áreas verdes, 30% más de árboles, nuevas luminarias y cámaras de vigilancia.
Hoy, la Plaza de Armas sigue siendo un punto focal, eje de apreciación histórica y de los cambios de la urbe. La flanquean edificios históricos, progresivamente remodelados y adaptados a usos contemporáneos. En la zona aledaña ha tomado forma a partir de mediados de la década de 1990 la Pequeña Lima, influencia de los numerosos residentes peruanos. La variedad de galerías con comercio y restaurantes y cocinerías de comida internacional revelan los cambios socioculturales por los que atraviesa la ciudad.
En qué fijarse :
En la plaza se pueden encontrar una serie de esculturas y obras artísticas:
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En el cine : |
Vea a Alejandro Trejo conduciendo su taxi por Plaza de Armas con música de Joe Vasconcellos en Taxi para tres (2001) |