Plantilla:Ex teatro real
El Teatro Real fue inaugurado en 1930 a pasos de la Plaza de Armas, momento en el cual pese a la Gran Depresión que había azotado al país, comenzaron a aparecer varias salas de espectáculo en la capital chilena. Fue emplazado sobre un antiguo peladero (sitio baldío) utilizado hasta el momento para ferias y circos, el cual llamó la atención del gerente de la Paramount en Chile, el empresario Benito del Villar, quien decidió abrir en el lugar un monumental cine.
La moderna obra quedó a cargo de los arquitectos Fernando Valdivieso Barrios y Fernando de la Cruz, como registra la fachada del edificio. Sin embargo, según un acta del Consejo de Monumentos Nacionales, puede haber estado metida la mano de Ricardo Larraín Bravo, otro de los arquitectos estrella del momento. Posee elementos clásicos, barrocos y renacentistas, además de columnas salomónicas espirales, y dinteles y cornisas sobre sus portales. En su interior, la sala tenía un cielo abovedado y muy ostentoso. Los pisos más altos del edificio (entre el 3º y el 10º) fueron habilitado como residencias, consideradas muy lujosas en la época.
La sala tuvo una gran popularidad debido a su emplazamiento y a su enorme capacidad (1600 espectadores), siendo el cuarto o quinto teatro más grande del país. En la sala se desarrollaban todo tipo de eventos, desde proyección de películas, obras de teatro, musicales, orquestas y discursos políticos, hasta encuentros de box. A mediados de los años ‘50 la sala cambió de dueños, la Cinematográfica Selman Ltda., que lo mantuvo cerrado por obras de restauración y mejoras, que incluian la incorporación de equipos de ultima generación para la proyección de películas.
A mediados de los ‘80, la escena cultural santiaguina en general comienza a decaer, incapaz de funcionar bien con los toques de queda, y de competir con el arribo de las peliculas en VHS y salas más modernas. El año 1993, el edificio del ex Teatro Real es comprado por una multitienda, permaneciendo hasta hoy en funcionamiento como casa comercial.
A principios de 1995, el Consejo de Monumentos Nacionales aceptó la modificación de la marquesina del ex-teatro para fines publicitarios. Sin embargo como el sitio ahora es parte de la Zona Típica de Plaza de Armas, el año 2003 se obligó a la empresa a revisar el uso de esta pieza. Pese a esto, la marquesina desapareció de su lugar. Finalmente, frente a la entrada principal se instaló un paradero de buses, que terminó de sepultar la entrada principal y estorbar su vista, la cual es imposible de fotografiar hoy.