1957
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→Historia del Cerro Santa Lucía
====Historia del Cerro Santa Lucía====[[File:fundacion-de-santiago-pedro-lira.jpg|1100px1000px|thumb|center|''La fundación de Santiago'', 1888, de Pedro Lira (derecha) y estudio preliminar de la misma obra (izquierda), en la cumbre del '''Cerro Santa Lucía'''. La figura de blanco, parcialmente cubierto cubierta por Francisco de Villagra en la obra definitiva, se creyó por años que era un fraile dominico. Fue en años muy recientes que, observando con detención en la versión preliminar, se concluyó que es un rostro de mujer. No puede sino ser Inés de Suárez, la compañera y amor adúltero de Pedro de Valdivia]][[File:Primera ubicación del Observatorio Astronómico Nacional en el cerro Santa Lucía. Archivo OAN.jpg|thumb|Primera ubicación del Observatorio Astronómico Nacional en el cerro Santa Lucía. ©Archivo OAN]][[File:SantaLucia1901.jpg|thumb|Fotografía del Cerro en 1901. En ella se pueden apreciar las múltiples obras (algunas de ellas inexistentes hoy)]][[File:SantaLucia1930.jpg|thumb|Acceso al cerro, registro de 1930.]][[File:SantaLucia1995.jpg|thumb|Cerro Santa Lucía en 1995]]
[[File:SantaLuciaAerea.jpg|thumb|Fotografía aérea del cerro. Libro "Tesoros Arquitectónicos del Centro de Santiago "]]
[[File:Caupolican1930.jpg|thumb|Fotografía del Caupolicán alrededor de los años '30. Se puede apreciar una panorámica de la ciudad]]
[[File:Grabado_AntonioCamacho1877.jpg|thumb|Grabado de la Escultura, obra de Antonio Camacho (1877).]]
Este es uno de los espacios públicos más notables de Santiago. De fácil acceso y en pleno centro de la ciudad, ofrece vistas panorámicas a sus barrios aledaños, gracias a sus casi 70 metros de altura.
{{dato|Según Vicuña Mackenna, Santiago en su época era una "'''ciudad dobleDiego Barros Arana''' inmortalizó a '''Casimiro Marcó del Pont'''", con un distrito pacíficola frase más memorable de los libros escolares de historia de Chile: “''de escasa intelijencia, laborioso y decente, que era donde habitaba la burguesíapusilánime i afeminado''”. Tras ser nombrado gobernador, desembarcó en Chile con 23 baúles y otro brutal 59 cajones. Luego recibió desde España un vistoso coche y desmoralizado, habitado por bestias, que eran los arrabales otros artículos de la ciudad: lujo.}}
La mayor y más importante transformación de lo que hasta entonces era "una doliente aglomeración de rocas, albergue de la pereza y el crimen", fue llevada a cabo por '''Benjamín Vicuña Mackenna''', Intendente de Santiago, a partir de 1872. Fue una renovación integral, en el marco de la “Transformación de Santiago”, 20 medidas propuestas por Vicuña Mackenna destinadas a mejorar la condición urbana. Un centenar de presidiarios auxiliados por obreros especializados llevaron a cabo las obras, que incluyeron 18.000 carretadas de tierra vegetal. Los cadáveres de los disidentes fueron trasladados el [[Cementerio General]]. Se incorporaron estanques, fuentes de agua, vegetación nativa, caminos, jardines, luminarias y miradores. Las baterías del pusilánime y afeminado de Marcó del Pontt fueron convertidas en terrazas y en el '''Castillo Hidalgo'''. Hubo que trasladar tumbas de protestantes sepultadas en la ladera oriental. También pasaron a mejor vida las casuchas de la vereda oriente de calle del Bretón (hoy calle Santa Lucía) asentadas a los pies del cerro. Los dinamitazos de los trabajos produjeron vidrios rotos y molestas varias entre los vecinos. Mientras se tramitaban las acusaciones legales el impetuoso Vicuña Mackenna ordenó intensificar las detonaciones. A fin de que los vecinos se protegieran, un policía anunciaba cada una con tres cornetazos. Para 1874, las obras estaban finalizadas. El gran peñasco sin vegetación y de escasa vinculación a la ciudad era ahora gran paseo público con riego artificial destinado a los habitantes “de bien” de la urbe. "Tardes exquisitas. Decididamente lo artificial tiene algo de bueno a veces", escribió el usualmente crítico Alberto Malsh. El parque resultante era conocido como "jardín aéreo". {{datocita|Hoy ruedan vehículos por donde ayer solamente volaban los pájaros. Las cumbres del histórico cerro se han alegrado al sentirse oprimidas por el diminuto pie de las hermosas. El arte ha ido allí a auxiliar la naturaleza; y auxiliado también por ella misma, ha convertido las rocas en estatuas; las ha hecho hablar con el murmullo de las aguas|Daniel Barros Grez, ''Como en Santiago''}}* Y eso que el proyecto original de Vicuña Mackenna era aún más extravagante. Incorporaba cascadas, varios palacios, torres, entre otros. En la terraza sur se instaló un teatro que funcionaba entre septiembre y marzo, con zarzuelas, operetas y "otros espectáculos ligeros". En 1895 se clausuró "hasta nueva orden" a causa de "desórdenes de consideración causados, en parte, por la inmoralidad de las canciones ejecutadas", Muchas de las obras de este periodo fueron demolidas, trasladadas, o simplemente desaparecieron. Ejemplo de esto es el '''Acueducto Romano''Diego Barros Arana', inaugurado en 1874 en el sur-poniente, una imponente arquería de ladrillo, decorada con estatuas y jarrones europeos. Permitía que las aguas elevadas descendieran para alimentar las fuentes. En esa época, la entrada principal era por el poniente. No existía el acceso por Alameda. No se sabe con certeza qué ocurrió con esta imponente construcción. Es de suponer que los terremotos debilitaron sus arcos y forzaron el retiro. Esto ocurrió con el ''' inmortalizó a Balcón Volado'''Casimiro Marcó , otro elemento desaparecido del paseo, que permitía una vista majestuosa de la ciudad. Era, como su nombre sugiere, en voladizo, lo que lo hacía frágil ante posibles movimientos telúricos. Al comienzo se cobraba 20 centavos por la entrada. Para las celebraciones del Pont18 de septiembre de 1873, ''El Ferrocarril'' consignaba con la frase satisfacción que se habían recaudado más memorable de dos mil pesos, con cuatro mil personas. "¡Y todavía dirán que el Santa Lucía no es un milagro y un negocio!". Celebraba también la recaudación del carrusel -4.123 niños a dos centavos por niño- pero lamentaba que algunos caballos habían quedado sin orejas, y otros sin cola. Celebraba, por último, la iluminación. {{cita|Había momentos en que todo el cerro parecía una inmensa hoguera y la ciudad se veía iluminada con los libros escolares resplandores que despedía el paseo, transformado en un Vesubio|''El Ferrocarril'', 23 de septiembre de historia 1873}} En abril de 1879, a dos meses de que Bolivia le declarara la guerra a Chile, el teatro Chalet organizó una función en el Santa Lucía que anunciaba, como parte de la parrilla, la exhibición de un boliviano. O un cuico, como se les decía entonces. Era un simple minero que desconocía los motivos de la guerra, pero reforzaba el morbo y la curiosidad en torno a los estereotipos del nuevo enemigo. {{cita|Los que deseen conocer un cuico de carne i hueso, no tienen más que asomarse al lindo peñón|Citado en C. Donoso y G. Huidobro, ''La patria en escena: “el teatro chileno en la Guerra del Pacífico''}} Ocho años después, el poeta Rubén Darío llegó a vivir a Santiago y llamó al Santa Lucía "una eminencia deliciosa llena de escasa intelijenciaverdores". Entre 1897 y 1903 se levantó un acceso monumental por la Alameda, pusilánime i afeminadodiseñada por el arquitecto '''Víctor de Villaneuve'''”en estilo [[Glosario#N|neoclásico]], muy propio de la época. En 1902, una vez demolido el cuartel de artillería, se inauguró la plaza Vicuña Mackenna y la estatua del célebre intendente. En 1910, tras demoler varios edificios, se inauguró el acceso norte, por calle Merced (ex Calle del Regente Viejo). Tras ser nombrado gobernadorA comienzos del siglo XX, la época que Joaquín Edwards Bello llamó "el tiempo gordinflón", el cerro acogía uno de los mejores restaurantes de la ciudad:{{cita|En s comedor de cristales se reunían en bullanguera comparsa los gourmets y los figurones del momento, desembarcó exhalando en Chile las risotadas el humo espeso de sus habanos|Roberto Merino}}Había también un teatro y una escuela donde se impartían cursos de perfeccionamiento para profesoras, a quienes, de acuerdo con 23 baúles la revista ''Zig-Zag'', "se les anublaban las pupilas" y temblaban de emoción cuando el instructor hallaba meritorias sus clases. El cañonazo de las 12 ponía fin a tales emociones y señalaba que era la hora del almuerzo. Hoy abundan los turistas y los cimarreros. En una ocasión, uno de estos últimos se desbarrancó y perdió la vida ensartado en una de las rejas de lanza de la ladera poniente del Santa Lucía. El escritor Luis Orrego Luco y 59 cajonesel cineasta/escritor/hipnotizador Jorge Délano se contaron también entre los cimarreros. Luego recibió desde España Para capear clases en el vecino Instituto Nacional, Délano y un vistoso coche compañero nieto de Vicuña Mackenna abrían la capilla donde descansan los restos mortales de su abuelo. El nieto se metía al confesionario con ropa de sacerdote, y otros artículos en alguna ocasión un distraído le confesaba sus malandanzas.{{calle|Victoria Subercaseaux, el nombre de la calle que flanquea el Cerro Santa Lucía por el oriente, homenajea a la esposa de Benjamín Vicuña Mackenna. Don Benjamín recibió de ella no solo nueve hijos, sino también sesiones de lujoultratumba: doña Victoria era médium.}}* Durante ====El recorrido por el siglo XIXcerro====Se sugiere comenzar en la piedra inscrita de la esquina sureste, visible desde la vereda de Alameda. No es visiblemente muy espectacular, una pero ayuda a empaparse de las laderas la historia del cerro fue utilizado como lugar para enterrar . Luce un fragmento a los "una de las '''cartas que Pedro de Valdivia envió al rey Carlos V'disidentes''"; aquellas personas no bautizadasde España, o que no profesaran narrando sus aventuras en este fin de mundo. La piedra fue cincelada por Agustín Letelier y grabada por Héctor Román Latorre. En la religión católicacarta, Valdivia insta al rey a enviar más súbditos a Chile, ya que les estaba vedada “no hay mejor tierra en el mundo” gracias a su clima, su sepultación abundancia, sus minas de oro y enorme cantidad de ganado. Desde luego, en cementerios oficialesestas cartas había mucho de paparrucha. Valdivia necesitaba más gente justamente porque las condiciones eran extremadamente duras. Informó que esta tierra “parece la crió Dios a posta [adrede] para poderlo tener todo a la mano”.* El proyecto original Añadía que “tiene cuatro meses de Vicuña Mackenna era bastante extravaganteinvierno, no más, que en ellos, si no es cuando hace cuarto la luna, incorporando cascadasque llueve un día o dos, varios palaciostodos los demás hacen tan lindos soles, torresque no hay para qué llegarse al fuego”. Siglos después se iba a escribir que la calefacción del Santiago antiguo “consistía en leer la carta de don Pedro de Valdivia, entre otras cosasdonde dice que en Chile nunca hace frío”.}}
{{fijarse|
* Para el Centenario, el consejo del Museo Nacional de Bellas Artes acordó donar “En los '''la estatua en bronce restos del héroe más caracterizado de la raza araucana, de Caupolicán''”. Menos sabido es que el escultor, '''Nicanor Plaza''', la creó para un concurso en Estados Unidos, bajo el título "''El último de los mohicanos''", lo que explica que en pleno centro de Santiago tengamos a un Caupolicán con plumas en la cabeza, el arco y carcaj. Hay una réplica en el [[Parque_O’Higgins_y_Club_HípicoBarrio_Bellavista#Estaci.C3.B3n_8:_Edificio_principal_del_Club_HDescripci.C3.ADpicoB3n_General|Club Hípico]] * Restos del punte Puente de Cal y Canto ]]''' en la entrada al cerro por Agustinas.* Fuente NeptunoEn un escudo de armas de España, tallado en piedra en el siglo XVIII por Ignacio Andía y Varela, dedicada al dios romano del mar.* Escultura que corona uno de los arcos de Caupolicán en la terraza del mismo nombre.* Ermita ladrillo de Benjamín Vicuña Mackenna. Aquí hay una de las campanas que sobrevivió al apocalítico incendio de la Iglesia de la Compañía. subidas}}
Seguir el acceso principal de Alameda. De cara a la Alameda está el '''Mural de Gabriela Mistral'''. Fue iniciativa de la Municipalidad de Santiago en la década de los ‘70. Es una pintura mural sobre placas de cerámica, de 10 metros de largo por 3,5 metros de altura, obra del destacado muralista nacional Fernando Daza Osorio. Originalmente, iba a ser un mural dedicado al político argentino Domingo Faustino Sarmiento. Daza convenció al alcalde de dedicar la composición a la poetisa. El diseño combina elementos figurativos y alegóricos, mostrando a Gabriela en el centro con su característico perfil. Sostiene un libro en exaltación a su rol de profesora (parte de su rico currículum de educadora acaeció en el Liceo de Temuco donde estudiaba un joven Pablo Neruda, a quien le recomendó la lectura de autores rusos). Ante ella se agrupan niños desnudos, como esperando cobijo en la poetisa. En el extremo derecho del mural se encuentra una mujer con un niño de rasgos indígenas, y un paisaje rocoso que según algunas interpretaciones representa la Madre Tierra de América Latina. A la izquierda se levantan estructuras alusivas a máquinas e industrias y personas que representan la clase obrera, y más atrás indígenas trabajando los campos; reforzando su asociación al discurso popular. Tras subir las escaleras se llega inmediatamente a la terraza donde se encuentra la Fuente Neptuno, dedicada al dios romano del mar. Posteriormente se sigue subiendo el cerro por el costado oriente hasta llegar a la '''Terraza Caupolicán'''. Para el Centenario, el consejo del Museo Nacional de Bellas Artes acordó donar “la estatua en bronce del héroe más caracterizado de la raza araucana, de Caupolicán". Menos sabido es que el escultor, '''Nicanor Plaza''', la creó para un concurso en Estados Unidos, bajo el título ''El último de los mohicanos'', lo que explica que en pleno centro de Santiago tengamos a un Caupolicán con plumas en la cabeza, arco y carcaj, elementos que Caupolicán no conoció ni en pintura. Hay una réplica en el Club Hípico. {{saltodato|En su visita de 1968, la Reina Isabel plantó una araucaria en la Terraza Caupolicán, pero nadie tiene carajo idea de qué pasó con ella}} Desde la Terraza Caupolicán se sube hasta la Ermita de Vicuña Mackenna. Acá hay una de las campanas que sobrevivió al apocalítico incendio de la Iglesia de la Compañía.
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{{Incendio Iglesia de la Compania}}
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[[File:basaltos columnares del Cerro Santa Lucia.jpg|thumb|Columnas basálticas del Cerro Santa Lucia. Imagen: [https://huellas.cl/cerro-santa-lucia-un-geositio/ Huellas].]]
Desde la ermita se sigue a la cima del cerro. No toma más de 20 minutos y la subida no es exigente, aunque el último tramo previo a la cima tiene escaleras pronunciadas no aptas para personas con problemas de movilidad.
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File:drago comun dracaena draco en el cerro santa lucia.jpg|Magnífico ejemplar de drago común (''dracaena draco'') en el Cerro Santa Lucía, cercano a la entrada norte
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{{salto}}