1961
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{{dato|[[File:Puente_de_Calicanto.jpg|thumb|450px|Puente de Cal y Canto en 1863]]
Las obras del '''Puente Cal y Canto''' se iniciaron con reos, en calidad de mano de obra forzada. Fueron acollarados en parejas, con cadenas por los pies. De noche se recogían en galpones adaptados como presidios junto a la obra misma. Luis Manuel de Zañartu, corregidor de Santiago, recorría bodegones, casas de juego, chinganas y otros reductos de mala muerte y apresaba a los que no conseguían huir. Los dueños de esclavos los enviaban por unos días a las obras cuando debían ser castigados.
En 1779 se estableció un impuesto al mate para financiar los servicios del puente. Ocurre que el mate era la más popular de las infusiones. Algunos años después la británica '''María Graham''' escribió que el desayuno chileno “''Consiste a veces en caldo, o carne y vino, pero todos toman mate y chocolate junto a la cama''”. Sería más tarde en el siglo XIX que, por influencia británica, el té desplazó al mate.