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[[File:Ley_de_inhumacion_de_cadaveres.jpg|thumb|''Boletin de las leyes i decretos del gobierno. Santiago, Ley de inhumación de cadáveres'' [http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-3561.html#presentacion Memoria Chilena].]]
Los antecedentes que llevan hacia la proyección y construcción de este cementerio datan de la colonia. Las ideas y proyectos de cementerios fueron ya esbozados bajo la administración del gobernador '''Ambrosio O’Higgins'''. Para la concreción, sin embargo, habría que esperar al mandato de su hijo, '''Bernardo O’Higgins'''. Luego de la '''Batalla de Maipú''' en 1818, el nuevo Senado ejercio bajo un ''senadoconsulto '' (decisión normativa del Senado, producto final de múltiples consultas y opiniones y al que puede definirse, siguiendo las enseñanzas de '''Gayo''' y de las '''Institutas de Justiniano''', diciendo qué es lo que el Senado ordena y establece.): ''“En consideraciones de respeto al Ser Supremo y al Culto, se prohíbe la sepultación en las iglesias, y por razones de salud pública, se crean los cementerios comunes como único sitio para sepultar”''. En 1821 se levantó el '''Panteón General'''. El traslado de los espacios de entierro fue así traspasado desde el interior de las iglesias a un recinto formal. La costumbre de recurrir a las iglesias, no obstante, persistió de forma clandestina. Los templos eran entendidos como el espacio de la muerte cristiana por excelencia, más cercana a los santos y a Dios. Eran puntos de reunión para la oración y para el contacto con los seres queridos, respecto de los cuales se desconocía su ubicación exacta.
Con la legislación del [[Cementerio General]] de Santiago, otros menores en otras ciudades, y la autorización respectiva del '''Cementerio de disidentes de Valparaíso''', se intentó regularizar los entierros. Eran normas de carácter fragmentario, y cuyas reglamentaciones incurrían en ambigüedades. El '''Código Civil''' de 1855 buscó resolverlas a través del artículo 585: ''"Las cosas que han sido consagradas para el culto divino se regirán por el derecho canónico"'', manteniendo así a los lugares de culto, iglesias y cementerios ajenos de intervenciones civiles. Sin embargo el estamento perdió validez a consecuencia de la influencia de las corrientes liberales y la famosa polémica de la negación de sepultura católica al '''Coronel Manuel Zañartu''', en Concepción, quien se separó de su mujer y convivió con otra pareja hasta el final de sus días. En consecuencia se clausuraron todos los camposantos católicos del país.