1961
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Se le conoce como '''Basílica del Salvador y de Nuestra Señora del Carmen''', y aunque su arquitecto, Teodoro Burchard, lo trazó con su clásica planta basilical, el título sólo le fue concedido en 1930 por el Papa Pío XI. Fue ayudado por el ingeniero y presbítero español, Ignacio de Zuazagoitía.
La construcción de la basílica fue ordenada por el Arzobispo Rafael Valdivieso en 1864, con el objetivo de reemplazar la Iglesia de la Compañía de Jesús, incendiada el 8 de diciembre del año anterior(ver nota en [[#Estaci.C3.B3n_5:_Catedral_Metropolitana_de_Santiago|la sección respectiva]]).
La primera piedra fue colocada en 1870 y la inauguración tuvo lugar en 1892, cuando aún faltaba parte de su ornamentación. La decoración se prolongó hasta 1920.
Diversos artistas, pintores y escultores famosos de la época plasmaron sus obras en este templo, como Aristidemo Lattanzi, quien decoró muros, columnas y bóvedas; el . El escultor chileno Virginio Arias, diseñó ornamentos de bronce, destacándose los delicados candelabros góticos fundidos en París; y . Onofre Jarpa se hizo cargo del diseño de los altares y retablos.
Durante décadas, este templo fue el corazón de la devoción religiosa de las familias santiaguinas más notables. En él se veneraba a la Virgen del Carmen, imagen que actualmente se encuentra en la Capilla del Sagrario, a un costado de la Catedral Metropolitana. Esta figura, traída desde París en 1828, ha presidido los más grandes eventos religiosos de la patria.
La '''Basílica del Salvador''' ha soportado varios terremotos, siendo el más destructivo el del 3 de marzo de 1985, que obligó su cierre hasta estos días. Además de los daños estructurales y ornamentales, el órgano, considerado uno de los mejores y más antiguos de la ciudad, resultó completamente destruido por la caída de muros y techo.
De estilo neogótico, esta iglesia tiene tres naves paralelas de la misma altura, un rasgo que se vincula con una variante del gótico que se desarrolló en Alemania. Las naves laterales rematan en pequeñas capillas a los costados del altar principal. Las naves estaban bellamente iluminadas a través de vidrieras de gran calidad, procedentes de Bélgica. Los muros, columnas y bóvedas fueron decorados profusamente con predominio del dorado.