Miradores alternativos de Valparaíso
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¿Por qué ir?
Valparaíso es una de las ciudades de mayor importancia patrimonial de Chile, e incluso de Latinoamérica. Su alta concentración de puntos de interés específicos no opaca la belleza de su visión general. Su geografía de cerros y quebradas brindan panorámicas de la ciudad y sus bahías, decorados sus características casas y edificios. Por momentos uno quisiera menos suciedad, y lamenta el vandalismo, pero el mix no deja a nadie indiferente. Esta ruta recorre el puerto desde el alto y ofrece vistas generales desde puntos que son a la vez interesantes en sí mismos. Fueron las vistas que experimentaron los privados de libertad, los muertos, los colonos y los residentes de hoy que se organizaron para ornar su barrio.
¿Cuándo ir?
Cualquier fecha funciona, salvo los lunes. Los lugares para recorrer están abiertos todos los días (con excepción del Parque cultural de Valparaíso Ex cárcel). Es preferible optar por un día despejado para gozar de una visión nítida de Valparaíso y su mar. Dicho eso, nublado o no las vistas son memorables. Los días nublados cuentan con atardeceres más llamativos, cuando llega el arrebol.
Sí es importante tener en cuenta el horario de visita de los cementerios, desde las 8.30 a las 17.00 hrs. El Parque Cultural Valparaíso cierra los lunes, y la visita a la ex Galería de Reos es hasta las 18.00 hrs. Por eso se sugiere partir no después de las 15:00 hrs. Considerar que el restaurante Dinamarca ofrece menús de almuerzo hasta las 16.00 hrs, y cafetería hasta las 17.00 hrs.
Es recomendable chequear antes de ir las frecuentes actividades culturales del parque. Con un poco de suerte se puede hacer calzar con el recorrido.
¿Cómo llegar?
El punto de inicio es el Mirador Camogli.
En auto: No es muy recomendable pues no existen muchos estacionamientos y Valparaíso es una ciudad compleja para manejar por sus inclinadas subidas y calles estrechas. Si se llega desde el plan o desde la entrada a Valparaíso por el norte (entrada principal), lo mejor es subir por Av. Francia hasta Av. Baquedano (que desemboca en Av. Alemania), o directamente hasta Av. Alemania hasta dar con el mirador en Google Maps. Ahí, buscar estacionamiento en el mismo mirador, que no cuenta con parquímetro, pero puede haber algún estacionador particular los fines de semana. En transporte público: desde el plan, desde el terminal de buses e incluso desde la entrada principal de Valparaíso, es muy fácil llegar. Frente al Congreso, por el costado de Av. Argentina, pasa el bus 612, antes conocido como el 0, que recorre toda avenida Alemania. También, desde plaza Ecuador, salen los autobuses 514 y 516 desde el paradero Yerbas Buenas que suben por Av. Ecuador hasta Av. Alemania, con una parada en el mirador. Para el retorno: desde el punto final, se puede recorrer a pie deshaciendo los pasos, o bien caminar hasta el paradero Yerbas Buenas (siguiendo la calle Dinamarca hasta subida Ecuador) y tomar el bus 516.
También se puede tomar el bus 519 desde el Parque Cultural Valparaíso, tomar taxis colectivos que pasan por la misma ruta, o derechamente solicitar un Uber de 7 minutos con un valor alrededor de CLP$2000 (US$ 2 as of December 2024).
Estaciones
Mirador Camogli
El primer punto de observación es el poco conocido Mirador Camogli. Fue rescatado en la segunda mitad de la década del 90, en el contexto de un plan de recuperación de la Av. Alemania, y en el año 2000 fue inaugurado. Dedicado a las familias de origen italiano de la región de Liguria, es uno de los mejores miradores de Valparaíso. Su construcción sigue la curvatura natural del cerro, la quebrada entre el Cerro Yungay y el Cerro San Juan de Dios, dando un espacio peatonal a la Av. Alemania. Se compone de una primera planta a la altura de la calle, con un amplio espacio con bancas para el descanso y observación, pero también aprovecha la inclinación propia del cerro para brindar un espacio verde (conocido como el “Parque Liguria”) bajo esta planta, al que se puede acceder por dos escaleras laterales.
En un día despejado se puede otear hasta la península de Quintero, pasando por las dunas de Concón, los balnearios de Reñaca y Viña del Mar y el desplome de los cerros de Valparaíso hacia el mar. Es interesante también el contraste: se puede observar lo compacta de la construcción de los cerros contiguos en comparación con la construcción más dispersa y verde de las casas aledañas al mirador en el patrimonial Barrio Almendral, que gozan de una vista similar. Es por esto que este mirador tiene la gracia de ser un mirador a la vez de Cerros y del Mar.
Otra de las particularidades pintorescas de este punto son las referencias a las ciudades de la Provincia de Liguria inscritas a lo largo la baranda. Escritas con mosaicos de colores, se leen todas las ciudades desde las que llegaron los inmigrantes italianos que poblaron este cerro con motivo del éxodo de Italia a Sudamérica acaecido durante la Primera Guerra mundial. Ciudades pequeñas como San Colombano o Rapallo, u otras de mayor envergadura como Génova le dan color a esta blanca baranda que mira las coloridas casas de los cerros del puerto. Hasta hoy se celebra cada año aquí la Fratellanza della costa Italiana y la Hermandad de la Costa de Chile. Los nietos de los inmigrantes italianos le agradecen a Valparaíso por haber acogido a sus antepasados.
Plaza Bismarck
El siguiente mirador es realmente una plaza. Aquí es donde la avenida Alemania se encuentra con un plano, al que le hace justicia rodeándolo y dejando un amplio espacio abierto, para desembocar en sus caídas por la calle Cumming y Atahualpa. Recibe su nombre del estratega militar y político prusiano Otto von Bismarck, el principal artífice de el Segundo Reich (el primero había sido el Sacro Imperio Romano Germánico).
Este espacio es un imperdible del Cerro Cárcel. Ofrece una perspectiva distinta, no sólo de Valparaíso, sino también de la Cordilelra de la Costa y del cordón estructural de Chile, la Cordillera de Los Andes. En días despejados se ven el Cerro el Roble, La Campana, el Mauco y el Melón (Cordillera de la Costa) y el imponente Aconcagua (Cordillera de los Andes), la cumbre más alta fuera de Asia (info detallada de estos ascensos en nuestro hermano mayor, Wikiexplora outdoors). Los dos grandes ejes y límites de la geografía chilena desde un mismo punto: el Océano Pacífico y la Cordillera de los Andes.
Respecto a la arquitectura visible, destacan edificios icónicos como el Congreso Nacional, la Ex Cárcel, la Iglesia Luterana del Cerro Concepción, la Iglesia de las Carmelitas, y el Molo de abrigo, una de las obras de infraestructura más importantes del siglo XX en Chile.
La amplitud de esta plaza propicia una suerte de anfiteatro, por lo que en ella se llevan a cabo distintos actos y encuentros culturales del barrio, que convocan tanto a los vecinos, como a los porteños y los visitantes extranjeros.
La Plaza Bismarck luce además la iglesia San Judas Tadeo, con su construcción sobre un plano realmente inclinado, y el Teatro Museo del títere y el payaso, que expone en régimen permanente espectáculos de circo, clown y que a su vez funciona como escuela. Fue en 2007 que, a iniciativa de los propios titiriteros encabezados por Paulina Beltrán, se generó un ejemplo de recuperación de los espacios. En 1999 la Parroquia de San Judas Tadeo, que data de 1960, fue abandonada por su mal estado y se trasladó 100 metros más arriba del cerro, a la actual capilla. Es entonces que se llegó al acuerdo con el párroco Carlos Morales de un préstamos del espacio abandonado por 5 años. La antigua capilla se transformó en el actual museo, con su propia sala de teatro. Ya van más de 10 años, y es que el Teatro Museo del Títere y el Payaso se ha ganado su espacio en la escena cultural, proveyendo con una cartelera altamente atractiva de utilidad pública y cuidado a una estructura que estaba en desuso.
Otro ejemplo de iniciativa de cuidado de la ciudad se encuentra en esta misma plaza. En 2016, como una de las muchas acciones de la ONG ValpoInterviene, se resolvió actuar frente al evidente deterioro de la plaza. Así se convocó a los estudiantes del Liceo Pedro Montt a ser parte del recubrimiento de los 7 pilares de la plaza con la técnica del mosaico. Gracias al financiamiento de un empresario del mismo cerro, estos pilares que se encontraban en muy mal estado, hoy adornan el espacio público con la expresión artística de los alumnos voluntarios, que en ellos crearon paisajes de su ciudad en mosaico.
Desde la Plaza Bismarck al Parque Cultural Valparaíso tomar calle Cumming por el mismo costado por el que se llega a la plaza, por el Teatro Museo del Títere y la Parroquia. Son tan solo 5 minutos caminando en bajada.
Ex Cárcel / PCV
¿Sabías que? : El actualmente conocido Cerro Cárcel antes de la construcción de la cárcel en 1880 se llamaba Loma de Elías |
En el corazón del Cerro Cárcel se encuentra el centro cultural más importante de Valparaíso, la Ex Cárcel. Este espacio cultural funcionó como la cárcel del puerto durante todo el siglo XX, y fue en 1999 que los reos fueron trasladados a la actual cárcel de Valparaíso, dejando este espacio en desuso. El traslado se explica porque a inicios de siglo XX esto se consideraba una loma alejada de la ciudad. Para los '90 era no sólo parte de la ciudad, sino un cerro altamente poblado.
Entonces, en 2010 comenzó la transformación, en manos del equipo de arquitectos integrado por Jonathan Holmes, Martin Labbé, Carolina Portugueis, Osvaldo Spichiger, quienes se adjudicaron el proyecto tras un concurso abierto. El parque fue inaugurado el 2011.
La cárcel de Valparaíso guarda una tremebunda historia de violación de los derechos humanos. Fue lugar de reclusión de presos políticos durante los momentos más oscuros de Chile: la Cuestión Social en 1850; la Guerra Civil de 1891; y para la Dictadura Militar de Augusto Pinochet. El espacio se recuperó en parte para relevar la importancia de la memoria y que el inmueble adquiera al fin adquiera un rol integrador para la comunidad del cerro que la acoge.
Fue con este propósito se intervino el muro exterior del parque, destinado a separar a los reos del resto de la ciudad, el completo opuesto del objetivo actual. Se realizó un corte al muro desde su extremo superior a la altura de la calle, y se mantuvo esa altura a su alrededor hasta que se topa con el plano por el costado más bajo de la calle, aprovechando la inclinación. Con esto se proveyó la sensación de integración desde fuera, y mantener el espacio contenido dentro en su explanada.
Luego se realizó arquitectura del reciclaje, aprovechando las edificaciones y espacios presentes del recinto. Primero, la galería de los reos se intervino para ser transformado en el actual “Edificio de transmisión”. Manteniendo su fachada y muros interiores, donde se aprecian los dibujos y recortes dispuestos por los ex reos, se reutilizó el espacio para fomentar la transmisión de las disciplinas artísticas, propiciando un espacio de creación y exposición. Cuenta con salas de ensayo musical, dos salas de primer nivel para la práctica de la danza, dos espacios para teatro, dos para pintura y escultura y dos salas para seminarios, residencias y clínicas.
En la explanada se consolidó un proyecto de arquitectura del paisaje que le da a Valparaíso uno de los pocos espacios verdes y provistos de sombra vegetal dentro del puerto. Por sus alrededores, adyacente al muro, existe una huerta urbana. Se puede pasear por ella y observar un ejemplo de cultivo comunitario.
Otra de las estrategias orientadas a generar integración fue la creación del paseo público. Este es un camino que cruza de oriente a poniente todo el centro, que aporta un paseo peatonal más a Valparaíso y genera un paso que vincula aún más el parque a su barrio. Con él se unen las dos quebradas que unen al Cerro Cárcel con el Cerro Concepción.
Y, como no puede faltar, en lo alto del edificio de difusión, existe un mirador llamado “plano urbano”. Se trata de una explanada de estacionamientos y multiuso que configura un lugar nuevo para el barrio y una nueva relación con el parque y con el contexto geográfico. Desde aquí se puede ver toda la bahía de Valparaíso, Viña del Mar, Reñaca y Concón.
En el plano de la arquitectura contemporánea, y destinado a otorgar una nueva fachada al espacio, se creó el “Edificio Difusión”. Esta obra cuenta con un amplio teatro de primer nivel, una sala de artes visuales, una sala de laboratorio multidisciplinario y un espacio dedicado a la lectura infantil. Además, existe un espacio para el comercio del arte porteño y un restaurante cafetería muy recomendable.
Como último punto a observar, dentro de este parque existe también una edificación muy particular. Se trata del Polvorín, la estructura más antigua del puerto, construido entre 1807 y 1809. Ha soportado todos los terremotos ocurridos desde fines de la época colonial, incluyendo el gran sismo de 1906 (ver recuadro). Su función era proteger 80 toneladas de pólvora de las colonias americanas para protegerse de las invasiones británicas en los años de las guerras Napoleónicas. El edificio se encuentra en medio del parque y se puede observar por todo su perímetro.
Desde Parque Cultural Valparaíso al Cementerio N°2 continuar caminando por Av. Cumming, en bajada.
Cementerio N° 2
Este recinto nació en 1845 a modo de ampliación del Cementerio N°1, que en 1830 quedó estrecho -y por donde luego continúa esta ruta-. En 1840 el municipio compró la quebrada de Elías, (homónima de la Loma de Elías, actual Cerro Cárcel) para disponer ahí de una fosa común. Por aquellos años era un sector despoblado y alejado de Valparaíso. Con esta fosa se dictó el reglamento de las sepulturas de perpetuidad, que sentó las bases de los cementerios para el resto del país.
La entrada es de estilo neoclásico marcado con columnas dóricas y blanquecinas, que destacan por estar rodeadas de construcciones muy distintas a su alrededor. Hacia un lado existe el imponente muro de roca construido hacia la ex cárcel; hacia el otro costado, hay edificaciones modernas típicas de Valparaíso; y hacia el frente, una vista privilegiada de los cerros porteños con sus múltiples colores. Y ahí está la gracia: las sepulturas varían entre los colores beige, blanco y gris, decoradas por esculturas en los mismos tonos, lo que contrasta muy fuerte con los colores de los cerros vivos. El blanco de la necrópolis y el color de la ciudad de los vivos.
Al caminar hacia el fondo del cementerio, desde la entrada, bajando hacia las sepulturas verticales y volviendo a subir por la escalera que se presenta, se aprecia un pequeño mirador desde el primer mausoleo esquinado. Desde aquí se ven los cerros y particularmente sus murales, donde destaca uno de gran tamaño que mira hacia el cementerio, y que cada cierto tiempo, como todo el arte callejero de los murales, cambia su pintura.
En este cementerio se pueden observar sepulturas de principios de siglo pasado, de las colonias europeas residentes en Valparaíso. Si tienen suerte con el encargado del cementerio del día, se puede entrar a un subterráneo escondido donde se han realizado incluso eventos. Existen también, mausoleos especiales para las compañías de bomberos que tan importantes han sido a lo largo de la historia de Valparaíso.
Este cementerio fue declarado Monumento Nacional el año 2005.
¿Sabías que? : El nombre indígena de Valparaíso en lengua mapudungun es Alimapu, que significa “tierra quemada” |
Cementerio N°1
En 1821, con juan Ignacio Zenteno como gobernador, se presentó la idea de construir un recinto funerario en las afueras de la ciudad. Así, cuatro años después se inauguró el primer cementerio de Valparaíso.
El cementerio pretendía mantenerse a la loma de Elías, y transformarse en una necrópolis con vista al mar. Como toda gran urbe, sus poblaciones avanzaron, lo que ocasionó un episodio muy peculiar. Para el temporal de 1885, los ataúdes se deslizaron por la colina, aterrizando en las casas localizadas justo bajo el cementerio. Algunos de estos ataúdes incluso se abrieron en los patios de las viviendas. Lukas, el famoso artista, relataba que en aquel abril eran los muertos los que mataban a los vivos, y lo llamó, con singular humor negro, “el tobogán de tumbas”. Él mismo yace en uno de estos mausoleos, al borde, “al filo de lo que es y no es, basta un paso para cambiar el mundo”, como él mismo decía.
Al pararse al costado izquierdo desde el fondo del cementerio se puede ver la quebrada por donde cayeron los ataúdes que el artista llamaba tobogán.
La entrada al cementerio, al igual que la del N°2, fue diseñada por Agusto Geiger. No es de extrañar entonces que también sea neoclásica con columnas dóricas. Ambas fueron construidas recién en 1922. Esta, a diferencia de la anterior, se tiene que observar desde mucho más cerca dado que el cementerio de disidentes se encuentra al frente. Esto la hace sentir mucho más imponente.
Tras entrar por el pórtico, una de las primeras cosas que se llevan los ojos es una réplica de la Pietá de Miguel Ángel, donada por Juan Brown el mismo año de construcción de las entradas, y traída directamente desde Roma.
Dobla justo en el pequeño pasaje en el cual se encuentra la Pietá. Por ese pasaje a la izquierda se encuentra la tumba más antigua, que data incluso antes de la inauguración del mismo cementerio. Para saber de su historia es conveniente hablar con los trabajadores del cementerio (en especial Marcos), pues la sepultura ya tiene toda la información borrada por el tiempo. Él cuenta que la sepultura es incluso más antigua que la propia inauguración oficial del cementerio.
Eventos naturales también azotaron a este zamarreado cementerio. El terremoto de 1906 botó parte de la capilla y el conocido reloj. Además, los sucesivos sismos han ido mutilando varias de las esculturas de las sepulturas. Algunas hoy permaneces decapitadas, pero muchas tienen cabezas postizas que se pueden reconocer fácilmente.
Otra curiosidad es la historia de la sepultura del expresidente Jorge Montt. Este ilustre fue también alcalde de Valparaíso entre 1915 y 1918, curiosamente después de detentar el cargo de presidente. Su lápida se encuentra en este cementerio, mas nunca su cadáver en la sepultura, a pesar de lo que la lápida diga. Tras ser apedreado su domicilio por la furia ciudadana con su gestión, el edil dejó establecido en su testamento no querer ser sepultado en el puerto y cedió su espacio a otras personas de su confianza, aunque la lápida no fue alterada.
Otra sepultura interesante es la de Miria Contreras, la secretaria personal y amante del presidente Salvador Allende. Es más conocida como "La Payita”, como la apodaron en su infancia por la dificultad para pronunciar "playita". Esta tumba recibe flores todos los años de los seguidores porteños de este controversial e importante presidente de Chile.
¿Sabías que? : Tras el bombardeo de La Moneda en 1973, se perdió la Piocha de O'Higgins original. No solo eso. Las mujeres desalojaron temprano por la puerta de Morandé 80. Un militar le exigió a la Payita sacarse la chaqueta y luego rompió un papel que había en su interior. Hizo oídos sordos a la Payita, quien le gritaba que era nada menos que el Acta de la Independencia de 1818 🙈 |
Como mejor punto de observación, está el mausoleo Baburizza. Esta familia, de pivotal importancia para el puerto (los mismos del palacio Baburizza), gozan de un mausoleo con visión privilegiada de la ciudad y al mar.
A diferencia de la vista que se obtiene en el cementerio N°2, desde esta esquina se aprecia bien el sector del plan de Valparaíso y su puerto, por lo que en vez de ver sus coloridos cerros (que se pueden ver de todas maneras desde el otro extremo) se ven los edificios de aduanas y las construcciones más imponentes de la ciudad. Es un mausoleo de gran tamaño que incluso luce dos terrazas, una justo en su entrada, y otra en un plano inferior a la cual se accede por una escalera que se encuentra en la parte posterior del mausoleo. Esta es la vista más importante del cementerio.
Desde el Cementerio N°1 a DIN_339 hay que simplemente deshacer los pasos unos pocos metros pues en el último trayecto se pasó por afuera del espacio cultural.
DIN_339
Este punto es para rematar la ruta y relajarse. Aunque no arda la sed en tu garganta, sí es muy aconsejable entrar. Este lugar tiene de todo: es un restaurante / cafetería/ galería de arte / mirador/ coworking / residencia de artistas ¡solo le falta un club de rayuela! Nuevamente, tal como es el caso de la Ex Cárcel, es un espacio de integración. Ayuda a cohesionar a la comunidad del barrio, de los oficios y de visitantes extranjeros -ya sean turistas o artistas-. También del pasado con el presente: es un edificio antiguo, rescatado para el uso actual, en una intervención que respetó su materialidad y perfil de construcción, pero al que le añadieron una nueva planta para modernizarlo y realizar ahí el espacio de coworking.
Justo para el terremoto de 1906, Don Jean Hugo Thierry, cónsul de Dinamarca de la época (un "dinamarqués", como se decía entonces), había ya empezado la construcción de la casona Dinamarca. Tras ver parte de su obra en el piso a causa de las travesuras de la Plaza de Nazca cambió su plan inicial y construyó las terrazas que hoy soportan el multifacético restaurante, y que le dan la espectacular vista que le brinda la altura respecto a la inclinación del cerro. Existe registro mecanografiado del proceso de construcción, donde él mismo estipula que el costo final de la casona fue de 105.000 pesos de la época.
Tras ser vendida por la familia Thierry a mediados del siglo XX la casona entró en un lento declive. En 2011 sufrió un incendio importante, que la dejó en desuso total hasta que el equipo del arquitecto Joaquín Velasco y la artista Elisa Assler iniciaron su rescate y restauración.
Hoy, se puede recorrer su interior y contemplar la casona como un espacio antiguo con un uso contemporáneo. Camina sus pasillos hasta la galería y el taller, y también siéntate en la terraza a disfrutar la vista al mar y de las delicias de Taller21, que cuenta con menús de almuerzo. Los platos, tal como la arquitectura de restauración, buscan también rescatar los importes de la cocina de las migraciones que conformaron Valparaíso, y darle un replanteamiento hacia la cultura gastronómica actual. Cuenta también con barra, con una fantástica selección de cervezas artesanales de la zona, y cafetería. ¿Se le puede pedir algo más a la vida?
Recomendaciones
- Este es un paseo muy apto para niños, sobre todo el Parque Cultural Valparaíso.
- Revisar la cartelera cultural del Parque Cultural Valparaíso antes de programar el paseo.
- Revisar el clima con anticipación
- Realizar la ruta temprano para tomarse un café en el Parque Cultural Valparaíso y llegar a almorzar al restaurant Dinamarca, así aprovechar el día.
- Si se escoge el transporte público, es recomendable andar con monedas sueltas, ya que su valor es desde los 320 pesos para adultos y 130 para estudiantes y niños.