Plaza de Armas
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Descripción General
La plaza de Armas de Santiago es el núcleo del centro histórico de la capital, y en gran medida del propio país. Es a la vez un hito geográfico, conocido como kilómetro cero, desde el cual se miden la distancias entre ciudades en Chile.
Es el punto más antiguo de la ciudad, desde su fundación como colonia militar española en 1541. Está, por tanto, cargada de un fuerte peso histórico. Sus calles han sido testigos del alza y caída de muchos edificios emblemáticos.
En su entorno convergen centenarios edificios y comercio, así como personajes que llenan de vida el lugar y retratan la sociedad chilena actual: pintores, fotógrafos, humoristas, artistas, vendedores callejeros, músicos, jugadores de ajedrez, perros callejeros, parejas, prostitutas, jubilados, inmigrantes, y casi cualquier otra especie que pueda imaginar de la fauna urbana. En los últimos años se ha potenciado la remodelación de algunos edificios, generando nuevos espacios culturales, culinarios y turísticos.
¿Sabías que? : La población de La Legua se llama así porque se ubica a una legua de la Plaza de Armas |
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Contenidos de la ruta
Esta es la ruta urbana más importante de Chile, y de las más interesantes. Habla de la evolución histórica, del carácter chileno, de nuestras formas de entender la ciudad, y de la sobre-escritura o el cómo un terreno o edificio puede adquirir múltiples usos y formas a través de la historia.
Con ojo aguzado (o con la ayuda de Wikiexplora para aguzárselo) se puede apreciar cómo se entremezclan en torno a una misma manzana edificios de épocas y usos tan distintos como portales comerciales, edificios de gobierno, museos, catedrales, fuentes de soda, bares, comida rápida, e incluso un par de cines pornográficos en las inmediaciones. Parafraseando al gran (¿?) Ricardo Arjona, una amalgama perfecta de lo corriente y lo excelso. Esto mismo sucede en la plaza misma, punto de convergencia tanto de la explanada tradicional de herencia española, pensada como centro social y cívico, como las arboledas de herencia británica, que ponen a la naturaleza artificial como punto clave.
Época y/o horario adecuado
Se puede ir en cualquier época del año pues es un espacio público, abierto, sin restricción horaria. Se recomienda visitar preferentemente de día (idealmente desde las 10, horario en el que todos los lugares abiertos a publico se encuentran en funcionamiento), ya que de noche es una área bastante peligrosa; se registra alta concentración de robos y asaltos en el sector.
Acceso
En vehículo propio
No recomendamos transitar en auto en vista de la congestión del sector, y la dificultad para encontrar estacionamientos disponibles (incluso en los municipales)
En bicicleta
No hay bicicleteros en el sector, pero no usarlos sin protección del tipo anti holocaustos nucleares. En el sector abundan los hurtos. Hay estaciones cercanas de Bike Santiago.
En transporte público y autostop
La Plaza de Armas tiene muy buen acceso y conectividad a través del metro. Su estación (Plaza de Armas) es combinación de las líneas 5 y 3, y cuenta con acceso/salida que da directamente hacia la plaza. Es de lejos la mejor opción para la mayoría de los casos.
Descripción de la ruta
Estación 1: Plaza de Armas
En la ribera sur del Mapuchunco (o Mapocho) los incas fundaron una ciudadela administrativa y religiosa, que se sostenía en base a la minería y la agricultura. El espacio abierto comunitario se localiza precisamente donde hoy encontramos la Plaza de Armas. Por eso el lugar se mantuvo como espacio de reunión cuando en 1541 los españoles al mando de Pedro de Valdivia fundaron formalmente la ciudad de Santiago de la Nueva Extremadura (o, más bien, ocuparon la ciudadela inca).
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El trazado de la ciudad fue encomendado al alarife Pedro de Gamboa, quien diseñó el poblado con forma de damero: el patrón de la política fundacional de la corona española, cual tablero de ajedrez. En el centro se localizó la originalmente llamada Plaza Mayor, en torno a la cual se seleccionaron varios solares para los principales edificios administrativo; la Catedral en la esquina norponiente, la cárcel colonial, la Real Audiencia y la Casa del Gobernador. En torno a esto se delimitaron ocho cuadras en las que los ocupantes españoles construyeron casas de barro y paja. Eran 126 manzanas, tanto más que la gente disponible para habitarlas que no se llenaron sino hasta cuarenta años después.
A seis meses de su fundación, a eso de las 4 A.M. el 11 de septiembre de 1541, la ciudad fue atacada por las huestes de Michimalonco. Aprovecharon que Valdivia había partido con 70 jinetes al Cachapoal, donde creía que estallaría la sublevación que se olía en el ambiente, y solo quedaban 50 hombres aquí. Los conquistadores aguantaron -después que Inés de Suárez decapitara a siete caciques que habían tomado prisioneros días antes-, pero la ciudad quedó destruida. La plaza comenzó a ser conocida informalmente como Plaza de Armas, debido al carácter de campamento militar de la ciudad reconstruida.
En la colonia la plaza era una simple explanada abierta de tierra apisonada. Era el único lugar que contaba con una pila de agua para proveer a la ciudad. La instalada ahí en 1680 es la mismísima que hoy engalana el Patio de los Naranjos de el Palacio de La Moneda. Acogía además la horca o "rollo", para realizar ejecuciones públicas. Era el centro natural de actividades sociales, económicas y políticas, sede de fiestas religiosas, procesiones, ajusticiamientos y encuentros sociales. Se emplazó en uno de sus costados la residencia de los Gobernadores de Chile (y luego de los Presidentes), el Palacio de la Real Audiencia (principal tribunal colonial del país), y el Cabildo de la Ciudad.
A comienzos del siglo XVII comenzaron a instalarse los mercados populares. Es aquí donde arribaban carretas con mercancías. De hecho, el Mercado de Abastos funcionó en este lugar, desde 1600 hasta su traslado en 1817 al sector de La Chimba (actual Independencia).
A inicios del siglo XIX cambió de identidad. Siendo director supremo Bernardo O'Higgins, se trasladó el mercado a la orilla del río, en lo que era el Basural de Santo Domingo. Solo quedó al medio, más sola que Adán en el día de la madre, la pila instalada en 1680. En 1825, un decreto cambió su nombre oficial de Plaza Mayor a Plaza de la Independencia, en el marco de la eliminación de toda referencia al dominio español, pero la ciudadanía continuó porfiadamente llamándola Plaza de Armas. En este periodo comenzó a aggiornarse. El empedramiento se dispuso en 1835, además de la modificación del trazado y de las actividades que se generaban en torno a ella. El año 1873 el Intendente Benjamín Vicuña Mackenna ordenó instalar jardines y árboles. "Es de holgada proporción y adornada con hermosas plantas que le dan bello aspecto y exquisito perfume", escribiría el viajero Theodore Child en 1890. Posiblemente la de Child fue una visita breve, porque más o menos al mismo tiempo se escribió de "malos olores insoportables producidos por los orines" de los caballos que tiraban de los carruajes y carros de sangre que se estacionaban ahí.
En 1896, el paisajista francés Guillermo Renner implementó una profunda remodelación. Diseñó un jardín de araucarias, cedros, ceibos, encinas y pataguas, y modificó la configuración del ágora central en base a los preceptos arquitectónicos europeos. Esto, junto a la creación de portales y paseos comerciales, y a la instalación de luminarias de gas carbónico, consolidaron el lugar como paseo para la sociedad de la época.
Muchos años después, ya iniciando el siglo XXI, una polémica renovación a cargo de la oficina de Rodrigo Pérez de Arce dio origen a la actual plaza. El rediseño combinó sectores de explanada en los costados norte y poniente, pensados para la realización de actividades culturales, con una pérgola central para la ejecución musical de la banda municipal. Si bien criticada, la intervención es muy interesante. Formalizó la coexistencia de las dos tipologías de plaza que venían manifestándose hasta el momento: la explanada abierta, herencia española; y la plaza arbolada, tomada del mundo británico. En 2014 la plaza fue cerrada para otra cirugía más, que agregó un 40% más de áreas verdes, 30% más de árboles, nuevas luminarias y cámaras de vigilancia.
Hoy, la Plaza de Armas sigue siendo un punto focal, eje de apreciación histórica y de los cambios de la urbe. La flanquean edificios históricos, progresivamente remodelados y adaptados a usos contemporáneos. En la zona aledaña ha tomado forma a partir de mediados de la década de 1990 la Pequeña Lima, influencia de los numerosos residentes peruanos. La variedad de galerías con comercio y restaurantes y cocinerías de comida internacional revelan los cambios socioculturales por los que atraviesa la ciudad.
En qué fijarse :
En la plaza se pueden encontrar una serie de esculturas y obras artísticas:
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En el cine : |
Vea a Alejandro Trejo conduciendo su taxi por Plaza de Armas con música de Joe Vasconcellos en Taxi para tres (2001) |
Estación 2: Catedral de Santiago
El templo que abarca casi una manzana entera, se ubica en la esquina norponiente de la Plaza, en un terreno limitado por las calles Bandera, Catedral y Plaza de Armas, en donde se encuentra su acceso principal. Es un hito arquitectónico en pleno corazón del trazado urbano.
Pedro de Valdivia destinó el solar del costado norponiente de la Plaza Mayor para erigir un templo. Este debió ser reconstruido en cinco ocasiones durante tres siglos (1566, 1571, 1670, 1679 y 1748), a raíz de incendios y terremotos.
El primer templo oficial de Santiago inició su construcción el año 1566, finalizando alrededor del 1600. De dimensiones mucho menores a la actual, contaba con un lujoso alhajamiento. Estaba orientado en sentido norte-sur en lugar del este-oeste del actual. Su acceso era por la actual calle Catedral, característica que se mantuvo hasta el siglo XVIII, cuando el acceso se trasladó hacia la plaza. El 13 de mayo de 1647, el "terremoto magno" hizo trizas todo lo construido en Santiago, salvo la iglesia San Francisco (es el origen de la tradición del Cristo de Mayo). Gracias a la gestión del obispo Gaspar de Villarroel, la catedral fue rápidamente retocada. Sin embargo, en 1657 un nuevo temblor arruinó casi por completo su estructura, por lo que debió realizarse una segunda restauración entre 1662 y 1687, año en la que fue consagrada.
Debido al terremoto de 1730 se determinó que los arreglos habían sido inútiles, ya que se resquebrajaba la estructura. A esto se suman los numerosos incendios que afectaron al edificio. En 1746, el cabildo, con el obispo Juan González Melgarejo a la cabeza, decidió renovar y ampliar la Catedral. Las obras se iniciaron en 1748.
El nuevo templo fue diseñado por los jesuitas bávaros Pedro Vogl y Juan Hagen, quienes enviaron su proyecto a España para la aprobación real. Para ampliar fue necesario reorientar la iglesia de modo que su fachada mirara hacia la plaza. Fue necesario comprar dos propiedades, una de ellas nada menos que la residencia del gobernador, Juan de Ovalle. 8400 pesos costó la gracia. En 1751, los constructores debieron enfrentar una polémica entre las autoridades administrativas y eclesiásticas: se debatía por la altura interior de la catedral, elevación que se objetaba al hacer el inmueble más susceptible a daños ante un eventual terremoto. Sin embargo, un incendio que afectó al edificio que anteriormente ocupaba la catedral, terminó con el debate. En dicho incendio se perdieron casi todas las obras de arte que se conservaban desde el siglo XVII. Entre ellas dos órganos, la sillería del coro tallada en cedro, y trece altares con todos sus adornos. Las funciones de la catedral fueron desplazadas temporalmente a la iglesia de la Compañía, en el terreno donde hoy se emplaza el ex Congreso.
Tras Vogl y Hagen, siguieron como directores de obras Matías Vásquez de Acuña y Francisco Antonio de Barros. Para 1768, se encontraban terminados dos tercios de la obra. En 1775 se inauguró la parte posterior, y la nueva Iglesia fue entregada.
En 1779, Joaquín Toesca se hizo cargo de proseguir con las faenas de la última etapa de diseño y construcción. A él se le atribuye la armonía y homogeneidad al conjunto. La solución que el arquitecto propuso fue de estilo neoclásico italiano. El templo, de altura demasiado baja en relación al área a consecuencia del temor a los terremotos, generaba un conjunto lóbrego. Las tres naves generaban "una tétrica oscuridad", en palabras de Thaddaeus Haenke, que la conoció en 1794. Tras la muerte de Toesca, su discípulo Juan José de Goycolea retomó la labor de construcción, que finalizó en 1830.
En 1840 el papa Gregorio XVI lo convirtió en Catedral. En 1846, inició la construcción de la Capilla del Sagrario, terminada por Eusebio Chelli.
En 1898, el arzobispo Mariano Casanova ordenó una remodelación completa de la Catedral. Ante las dilación del proceso, en las esferas populares se decía que la pega no iba a terminar jamás. A cargo quedó Ignacio Cremonesi, un "estucador italiano con ínfulas de arquitecto", en palabras de monseñor Fidel Araneda, ex deán de la catedral. Sin embargo, Cremonesi tenía un hermano cardenal. Con un controversial diseño toscano, refaccionó completamente el interior y exterior, definiendo su orden interior en base a tres naves; dos laterales y una central de mayor altura. A esto se suma una cúpula donde remata la bóveda, sobre el altar principal, abundante decoración, la unificación de fachadas, y el diseño de las dos torres que hoy coronan el templo. Las obras incluyeron estuco en los muros de piedra, la supresión de las vigas de cedro y el artesonado de madera del interior, adornándola con pinturas y aplicaciones de estuco y yeso. Con esas intervenciones perdió su primitivo estilo colonial y adquirió el carácter moderno renacentista. Dice Araneda que a Cremonesi le "bastaron seis meses para mutilar nuestro primer templo". Otro historiador, Miguel Solá, opina que las intervenciones del italiano fueron "tan desastrosas como un terremoto".
En 1906, Casanova consagró el templo modificado.
Horario::
- Lunes: Apertura a las 11 de la mañana.
- Martes a Sábado: Apertura a las 10 de la mañana.
- Domingo: Apertura a las 9 de la mañana.
Cierra sus puertas una vez terminada la Misa de 19:00 horas, a eso de las 20:00.
En qué fijarse :
Fachada
Nave Central
Nave Derecha
Nave Izquierda
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Estación 3: Edificio de Correos de Chile
Este museo se encuentra emplazado en el original solar de Pedro de Valdivia, asignado al momento de la fundación de Santiago, y tras cuya muerte fue dividido en la Residencia del Gobernador, Real Audiencia, y Cabildo Colonial. Se encuentra a un costado norte de la plaza, contiguo al Museo Histórico Nacional.
El edificio original correspondía al Palacio del Gobernador de Chile, construido entre 1710 y 1712 bajo el gobierno de Andrés de Ustáriz. La ejecución fue encomendada al corregidor de Santiago, Rodrigo Antonio Quint de Valdovinos. Este inmueble fue destruido casi por completo en un incendio en 1881, por lo que fue reconstruido como edificio de Correos en 1882 por el arquitecto chileno Ricardo Brown, sobre los cimientos del antiguo Palacio. Su apariencia inicial era muy distinta a la actual; de estilo neoclásico, dos pisos, fachada lisa y columnas al acceso.
En 1908, el arquitecto Ramón Fehrman transformó su fachada, adoptando un estilo neoclásico francés. El arquitecto también añadió un piso de altura, una cúpula y una mansarda al estilo francés. Incluyó además un tejado de vidrio sujeto por estructuras metálicas.
En 1976 fue declarado Monumento Histórico. Debido a su intensivo uso, que lo expone al inclemente deterioro, es necesario restaurarlo constantemente. Una de las últimas restauraciones, en 1993, renovó la pintura de fachadas y patios, así como la iluminación interior.
En 2000 debió someterse a profundas reparaciones debido a un incendio que el año anterior afectó a la mansarda del tercer piso. Desde 2004 alberga en su primer nivel al Museo Postal y Telegráfico, que reúne una muestra sobre la historia postal de Chile. Son cinco salas de exhibición, que narran la historia del mundo postal, el rol de Correos en la historia, además de una gran colección filatélica.
Horario:
- Lunes a Viernes 9:00 - 18:00hrs
En qué fijarse : En el museo postal se puede encontrar el Colón de 5 Centavos; primer sello chileno, además de una colección de buzones y una colección de más de 2000 estampillas chilenas |
Estación 4: Museo Histórico Nacional
El emplazamiento también era parte del solar de Pedro de Valdivia. El edificio del museo correspondía al edificio de la Real Audiencia, máximo tribunal colonial del país, y posee una amplia gama de colecciones arqueológicas, pinturas, curiosidades y objetos de la historia de nuestro país.
La Real Audiencia fue fundada en Concepción en 1567 -aún no estaba del todo claro la preeminencia de Santiago-, y recién en a partir de 1609 comenzó a operar en Santiago el Tribunal de la Real Audiencia y Cajas Reales. Se construyeron dos edificios, destruidos por los terremotos de 1647 (el "terremoto magno") y 1730. Finalmente, entre 1804 y 1807 se construyó el edificio que hoy conocemos, diseño del arquitecto Juan José de Goycolea y Zañartu, discípulo de Toesca, en estilo neoclásico, con albañilería de ladrillo.
En la Patria Vieja se suprimió la Real Audiencia, reemplazándola por un Tribunal Judicial. El edificio luego se transformó en la sede del Primer Congreso Nacional (4 de julio de 1811), y Casa de Gobierno entre 1812 y 1814. Una vez reestablecida la autoridad española tras el desastre de Rancagua la Real Audiencia fue reinstalada.
Una vez establecida la independencia en forma definitiva el Cabildo de Santiago se reunió en este edificio. Se propuso nombrar como autoridad al general José de San Martín. El argentino rechazó la designación (su plan era avanzar hacia Perú), y los despechados miembros del Cabildo se volvieron a reunir. Se propuso el cargo de Director Supremo a Bernardo O’Higgins. El 12 de febrero de 1818 se declaró la independencia en Talca, mientras que en Santiago se realizó una ceremonia pública en la Plaza de Armas, y al interior de este edificio. Así, ese mismo año el palacio fue renombrado por Bernardo O’Higgins como Palacio de la Independencia.
El edificio, apodado Palacio de las Cajas, fue casa de gobierno hasta 1845, año en el que el presidente Manuel Bulnes trasladó la sede del ejecutivo a la antigua Real Casa de Moneda, actual Palacio de La Moneda. El edificio continuó su función pública, transformándose en sede de la Intendencia de Santiago hasta 1929, y luego en la oficina de Correos y Telégrafos hasta 1978.
En 1969 el edificio fue declarado Monumento Histórico. En 1977 pasó a manos del Museo. Fue restaurado y acondicionado para albergar las colecciones histórico patrimoniales. En septiembre de 1982, abrió sus puertas a público.
En 2019 fue cerrado para una restauración, remodelación y ampliación de tres años, con un nuevo edificio que añadirá más de 3500 m2 al inmueble. Se contemplan nuevas salas de exhibición, salas educativas, cafetería, y un auditorio de alto estándar.
Para más información, visitar [Sitio Web]
Estación 5: Municipalidad de Santiago
Este edificio también conocido como Palacio Consistorial, es la sede de la Ilustre Municipalidad de Santiago. Se encuentra emplazado sobre el sitio donde originalmente se encontraba el Cabildo de Santiago y la Cárcel. A fines del siglo XVIII fueron demolidos debido al maltrato ejercido por los terremotos.
En 1679, la segunda construcción del edificio fue demolida y reedificada por Joaquín Toesca, con estilos neoclacisistas. Su construcción estuvo a cargo de Melchor Jaraquemada, y se realizó en base a mamposteria de piedra, muros y bóvedas en albañilería de ladrillos, y entrepisos y techo en madera.
Un incendio en 1891 obligó a su reconstrucción, a cargo del arquitecto Eugenio Joannon. Fue inaugurado en 1895 y asignado como sede de la administración comunal.
Su fachada tiene una modulación neoclásica, arcos de medio punto, balcón corrido y vanos rectangulares. En su frontis destaca el escudo de armas de la ciudad, regalado por el rey Carlos V en 1552, como signo de consolidación de la urbe. El año 1976 fue declarado Monumento Histórico. En su salón de honor se realiza una de las ceremonias más solemnes de la comuna: la declaración de Huésped Ilustre y entrega de las llaves de la ciudad a autoridades y representantes de organismos internacionales.
Horarios:
- Abierto a público de lunes a viernes, de 10:00 - 14:00 y 15:30 - 17:00hrs.
Estación 6: Paseo Phillips
El actual Paseo Phillips fue una de las galerías comerciales más bellas del país. Algunos dicen incluso del mundo. La Galería San Carlos, idea del empresario chileno Carlos Mac Clure (dueño del portal antes mencionado), se desarrolló sobre las cenizas del Portal Tagle. Su intención era conectar e integrar esta construcción con el vecino Portal Mac Clure a través de una galería de dos pisos y techos de vidrio.
Los trabajos de dicha galería comenzaron en la década de 1870, a cargo de don Ricardo Brown, afamado arquitecto local, con la participación ingenieril de Daniel Barros Grez. Era una galería mucho más amplia y elegante que los portales de su alrededor, con sus dos niveles y techo de cristal arqueado que permitía la iluminación natural durante el día.
Poseía pilastras que dividían las puertas interiores, además de banquillos acojinados para el descanso de los transeúntes. Los portales arqueados, divididos por las pilastras, lucían lámparas. Inaugurada alrededor de 1874, en variados libros de historia (Verniory, Castedo) fue descrita como lujosa, magnífica y elegante. A ella se accedía por las calles Merced y Monjitas, y albergaba almacenes y tiendas, así como un restaurante y un café. Los salones del edificio fueron sede de fraternidades, centros de reuniones y clubes, así como recepciones diplomáticas.
A inicios de la década del 20, un incendio afectó las instalaciones del Portal Mac Clure y la galería San Carlos. Esto, sumado al deterioro por los años, dejó inutilizada a la última. A los pocos años fue demolida, así como el inmueble vecino, que llegó a ser el actual Portal Bulnes. La galería mutó a calle peatonal llamada Pasaje Central y luego Pasaje Phillips. Honra al ex Alcalde de Santiago, don Luis Phillips Huneeus, quien promovió un plan de mejoramientos y transformaciones urbanas en el sector.
El pasaje no carece de toda relación con las antiguas formas de la galería y con su trazado. La calle tiene su propia historia: en ella vivió el presidente Jorge Alessandri Rodriguez, en el cuarto piso del edificio Phillips 16. El mandatario caminaba desde su departamento a La Moneda todos los días, para asombro de los transeúntes. Una placa conmemorativa en la esquina de Estado con Monjitas recuerda al presidente:
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El pasaje fue también sede de importantes hitos comerciales de la comuna. La notaría de Elba Sanhueza es una de las más famosas de todo Chile, por su larga data de funcionamiento y su estratégica posición. Y en el sector de los estacionamientos subterráneos funcionó antaño la Hostería del Laurel, sede de la bohemia intelectual chilena en los '40. De cara a la plaza, también en los subterráneos, funcionó El Patio Andaluz, que luego se transformaría en el cabaret Mon Bijou.
En la esquina con Merced, funcionó por años una de las tiendas de la cadena de telas y cortinajes Inaudito, así como una tienda de calzado Bata más hacia el centro. Durante los ‘80, funcionó uno de los primeros locales de pollos fritos en santiago: Pollos Broaster Monserrat. A la entrada de la Galería Presidente, se encuentra la cantina y fuente de soda El Santo.
El aspecto vigente data de los ‘80, consecuencia de la renovación urbana impulsada por el alcalde Patricio Mekis. A esto se suma el arribo de restaurantes y una pequeña escultura de Santiago Apóstol en la entrada por el lado de la calle Estado, regalo de España en 2005.
Estación 7: Portal Bulnes
El actual edificio es una “tercera etapa” de la serie de portales que se han ubicado en la manzana, continuación del Portal Tagle, el Portal Mac Clure, y vecino del Portal San Carlos.
En el origen de la ciudad el terreno estaba dividido en dos solares: una propiedad de don Pedro de Miranda, y otra de don Francisco de Aguirre. Frente a estos terrenos, desde el siglo XVI se instalaron mercados criollos, conocidos como trianguez, y posteriormente ferias de mercaderes de productos básicos, origen del Mercado de Abastos.
Con el tiempo, el grupo de los mercaderes formó una callejuela con los puestos, ubicados al borde de la plaza. Esta vía fue conocida como el "Callejón de los Mercaderes", y conectaba directamente con la Calle del Rey (hoy calle Estado). El mercadillo de la plaza carecía de portales o corredores, lo que mantenía el espacio público en pésimas condiciones.
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Una vez iniciada la República, los vendedores se trasladaron al Mercado de Abastos de Mapocho, en el sector de la Chimba, despejando el espacio que utilizaban en el borde de la Plaza de Armas. Las casonas, sin embargo, permanecieron en malas condiciones.
Al centro de la cuadra, por donde hoy existe el acceso a la calle Phillips, estaba la residencia de monsieur Jean Francois Briand de la Morigandais, conocida como la Casa del Rollo, por estar frente al rollo de ejecuciones. Esto horrorizaba a su esposa, doña Juanita Caxijal y Solar, lo que forzó al matrimonio a cambiarse de residencia en 1720. La calle en la que se instalaron, cerca de los curas teatinos, comenzó a ser llamada la Calle de Morandais, hoy castellanizada a Morandé. La casa acogió distintos usos tras la mudanza del francés: fue la imprenta de lo que luego sería el diario El Progreso, una sastrería, casa de correos, relojería, y la botica del Sr. Barrios, establecimiento que prestó la principal ayuda a los afectados por el incendio de la iglesia de la Compañía en calidad de único servicio de asistencia de urgencia.
En la primera mitad del siglo XIX la Municipalidad ofreció 50.000 pesos por la casa del rollo, con la intención de construir en el lugar un gran teatro para la ciudad. No hubo acuerdo y el inmueble se mantuvo ocupado por locales comerciales.
Francisco Ruiz de Tagle, acaudalado residente de la manzana, hizo levantar hacia 1850 un enorme edificio comercial de influencia neoclásica, con dos pisos y grandes arcos, llamado Portal Tagle, la primera construcción de este tipo en la ciudad. Se vendían productos mucho más sofisticados que aquellos del antiguo mercado, tales como telas y artículos importados.
Un incendio destruyó al portal y lo dejó prácticamente desocupado hasta 1864. Otro aristócrata, Carlos Mac Clure, la reconstruyó bajo su nombre; Portal Mac Clure. Inició actividades alrededor del 1865.
La remodelación, diseñada por el arquitecto François Brunet de Baines, mantenía los originales dos niveles con arcos, todo con una fuerte inspiración neoclásica francesa. Sin embargo, a diferencia del portal anterior, contaba con una gran ampliación, torreones en los extremos, y una gran mansarda que se elevaba como tercer nivel. De esta forma, se logró una fachada más simétrica y que brindaba más armonía a la composición de la plaza.
¿Sabías que? : Sobre el Portal Mac Clure residió el presidente Pedro Montt. No sería el único mandatario en residir en el lado oriental de la plaza, como veremos más adelante. |
La galería comenzó a decaer al avanzar el siglo. Dejó de funcionar por un nuevo incendio que destruyó el ala sur en 1927. Las demoliciones comenzaron en 1929, dinamita inclusive. El predio fue vendido a la Sociedad de Renta Urbana que erigió el actual edificio comercial: el Portal Presidente Bulnes, con su propia Galería Comercial Bulnes. Diseñado por el arquitecto Jorge Arteaga en 1932, forma un conjunto arquitectónico con el edificio Phillips y el Edificio Presidente, así llamado porque fue la residencia de Jorge Alessandri, quien gobernó entre 1958 y 1964.
El edificio se compone de dos pabellones divididos por una salida central hacia la calle Phillips. Sus pisos superiores son de uso residencial e institucional, mientras que la planta baja ha sido usada históricamente como paseo peatonal, y lugar para el pequeño comercio. Durante años alojó locales de mediano tamaño que albergaban negocios de ropa, lencería, farmacias y bancos. Adosados al muro poniente existían 22 kioskos dedicados a la venta de carteras, bolsones y maletería, que databan de 1945. Albergaban familias de inmigrantes, en su mayoría sirios. Por largo tiempo el lugar fue conocido como el Paseo de las Carteras.
En 2014 el portal fue recuperado como parte de las obras de renovación de la Plaza de Armas, durante el gobierno local de Carolina Tohá. Las obras contemplaban terminar los kioskos de carteras del paseo, a fin de revitalizar el sector colindante a la plaza, para acercarlo a la comunidad y a los turistas. La iniciativa enfrentó fuerte oposición ciudadana, sin embargo la justicia falló a nombre de las autoridades. Los puestos de carteras fueron desplazados al pasaje peatonal Irene Ariztía, en calle San Antonio.
A fines de 2018 el Portal comenzó a acoger oferta gastronómica, con diversos restaurantes: Emporio de La Rosa, Barra Chalaca y la Sanguchería de Barrio. Es ahora un nuevo Boulevard Gastronómico en el corazón de la ciudad, con una propuesta de diseño muy cercana a las de las plazas europeas.
Está protegido como Monumento Nacional en la categoría de Zona Típica, como parte del entorno de Plaza de Armas.
Estación 8: Museo de Santiago - Casa Colorada
La Casa Colorada es uno de los ejemplos mejor conservados de la tradicional casa colonial chilena. Fue construida para el Conde de la Conquista y Presidente de la primera Junta de Gobierno, don Mateo de Toro y Zambrano, quien residió en la casona hasta su muerte en 1811.
¿Sabías que? : La casa se ubica en Merced, antes conocida como la calle de los Condes y Cruzados, ya que ahí habitaban las familias más conspicuas. |
El solar donde se emplaza fue adquirido por el Conde en 1769. La construcción, a cargo de Joseph de la Vega, tardó una década por desavenencias familiares y pleitos con los vecinos. El resultado fue muy elogiado. Rompió con los cánones arquitectónicos imperantes con su fachada de piedra y dos pisos.
Fue el único edificio dotado de fachada de ladrillo y recubierta de piedra en su primer nivel. La distribución de la planta es la tradicional de la época: patios sucesivos, rodeados de recintos. Emplea muros de piedra sillar (piedra labrada de forma angular), y techumbre de madera en roble, con canelo en los entrepisos y armazones de coligüe.
Fue residencia de los Condes de la Conquista, hasta el fallecimiento de la IV Condesa, doña Nicolasa de Toro-Zambrano. En 1888, la fachada fue cubierta con el revoco rojo que se mantiene hasta hoy y que le dio su nombre. A finales del siglo XIX, pasó a sus hijos, los Correa y Toro, manteniéndose como herencia familiar hasta mediados del siglo XX.
Durante el siglo XX, funcionaron en el lugar distintos locales, entre ellos el Club de Ambulantes de Correos, el club El Colonial en el segundo piso, el Café Fancy, punto de encuentro para intelectuales y poetas en sus altos, y el bar y boîte Black and White en su zócalo.
Este último habría sido fundado en los años ‘40 por el inmigrante italiano Silvio Tonolli Testori, definiendo al lugar como El Rincón de la Bohemia Santiaguina, como rezaba el escenario donde hacían presentaciones desde orquestas bailables a folkloristas. Los mozos, quienes atendian con humita negra, tenían la política de “servido y pagado”, para desalentar la práctica del “perro muerto”. El mismo dueño solía dejar botada la caja registradora para conversar en las largas tertulias que se desarrollaron en en lugar, y donde escritores, artistas y periodistas participaban, entre ellos: Luis Cornejo, Nicomedes Guzmán, Alfredo Gómez Morel, Armando Méndez Castro, Joaquín Edwards Bello, Lenka Franulic, Raúl Morales álvarez, Tito Mundt, Enrique Lafourcade, Oreste Plath e incluso se dice que Pablo Neruda pasó por el lugar (al menos en la leyenda).
El local fue uno de los lugares favoritos de los periodistas hasta la mitad de los años ‘70, cuando comenzó su caída, que coincidentemente calza con la muerte del dueño el año ‘69. Esto se suma al cambio de la antigua bohemia, cambios del barrio y la discusión del proyecto de ley sobre Monumentos Nacionales, con la cual se comenzó a discutir el sacar los bares de la histórica casona colonial. Es así como el Black and White cerró en abril de 1976, y el año siguiente la casa seria expropiada por la Municipalidad de Santiago para su restauración, la cual duró dos años.
Desde ese entonces, la Casa Colorada alberga al Museo de Santiago. En este lugar se exhiben muestras didácticas relacionadas a la fundación y desarrollo histórico de la ciudad de Santiago, relatando la evolución desde el periodo incaico hasta inicios del siglo XX. Posee cinco salas, con dioramas, maquetas, relatos y objetos antiguos. Cuenta también con dos salas de exposiciones transitorias, además de un auditorio y patio central, espacios a disposición de artistas plásticos, músicos y exponentes de la danza y el teatro.
Debido a las restauraciones, el estado de la casa no corresponde a su construcción original, conservandose sólo la estructura original del cuerpo de dos pisos que da hacia la calle merced. Se ha reconstruido parte del primer nivel, completandolo con recintos semejantes a los originales.
Actualmente se encuentra cerrada en un proceso de remodelación y restauración, producto de los daños del terremoto de 2010.
Horario:
- El Museo se encuentra temporalmente cerrado por trabajos de restauración.
Valor entrada:
- CLP$500 (US$ 0.5 as of November 2024) público general
- $400 estudiantes
- $250 niños
Estación 9: Portal Fernández Concha
Este portal comercial ubicado al costado sur de la plaza, entre las calles Estado y Paseo Ahumada, fue construido en 1870 y 1871 sobre el antiguo portal colonial Sierra Bella, el cual fue destruido en un incendio en 1869. Este primer portal, propiedad de don Pedro de Torres y Saá, destacó por varias arcadas que recorrían de lado a lado la cuadra. Este fue el primer portal colonial abierto hacia la Plaza de Armas, y dio inicio a una tradición de edificios que aún se mantiene, con la presencia de dos portales que rodean la plaza.
El edificio fue conocido desde sus inicios como Portal de Sierra Bella, en alusión a la Hacienda San José de la Sierra en La Dehesa, de la cual don Pedro era dueño, y la cual a su vez se refería a su titulo nobiliario de Conde de Sierra Bella. Muy elegante, el edificio contaba con 19 locales comerciales en sus bajos, además de ser la lujosa residencia familiar de Torres y Saá, por lo cual se convirtió en un centro social.
¿Sabías que? : Como en esta época el Mercado de Abastos funcionaba en la Plaza Mayor, era costumbre que en los días de lluvia los vendedores se refugiaran tras las arcadas del Sierra Bella. |
Con el paso del tiempo, y debido a terremotos e incendios, el Portal fue perdiendo su belleza, y entrando en una fuerte decadencia. Es el 1 de Junio de 1869 cuando este portal llegó a su fin, tras un incendio iniciado minutos antes de la medianoche, en el cual casi todas las tiendas desaparecieron entre llamaradas. Sus ruinas fueron adquiridas por los hermanos Pedro y Domingo Fernández Concha, dueños de la Viña Santa Rita y empresarios bancarios, quienes encargaron al arquitecto inglés W. Hovender Dendry construir un nuevo portal (sin embargo algunas fuentes señalan que fue el francés Lucien Henault quien inició los trabajos, probablemente por su relación con la construcción del Pasaje Matte al interior del portal), el cual tomaría el nombre de Fernández Concha.
El diseño de este nuevo portal poseía una imponente fachada de estilo neoclásico francés, con columnas y estatuas, además de balaustras y terrazas, que lo convertían en uno de los edificios no-residenciales más elegantes de la época. Tras esta fachada se elevaban cuatro pisos, el primero una galería de locales comerciales. Eran las tiendas más lujosas de la capital. Se podían encontrar géneros traídos de China, brocatos, lanas de oro, lozas y cristales, juguetes para niños, azúcar y chocolates, perfumerías, sastrerías y bancos. Alojaba al salón de billar Sala Puga, a la Casa Británica y a la sofisticada Peluquería Parisina. Por las noches se alumbraba con velones de sebo colocados en candelabros de cobre.
En el segundo piso funcionó por largo tiempo una serie de afamados centros hoteleros. El primero de ellos fue el Hotel Santiago, que destacaba por sus lujosos muebles importados desde Europa, y su carácter distinguido. Recaredo Santos Tornero en su Chile Ilustrado lo comparaba con el Hotel Louvre de París. Fue reemplazado en 1884 por el Gran Hotel Inglés, que, no cuenta Oreste Plath en El Santiago que Se Fue, fue el primero de la ciudad con luz eléctrica en todas sus habitaciones.
El servicio hotelero cambió dos veces más de nombre; pasando a ser el Hotel de Francia en 1900, y el Hotel Plaza en 1919.
La decadencia y el deterioro llevaron al cierre del Portal alrededor de 1928. Fue entonces remodelado completamente por los arquitectos Josué Smith del Solar y su hijo José Smith Miller, responsables de la apariencia actual. La estructura resultante se eleva a los siete pisos, ocho sumando los altillos. Su nueva fachada tiene elementos neoclásicos y detalles art decó, que se unen a balaustras, columnas y balcones. En los nuevos pisos se distribuyen 320 pequeños departamentos residenciales.
Con el tiempo adquirió un carácter más popular, convirtiéndose en lugar de bohemia, escenario de importantes encuentros sociales y fiestas para las clases medias y altas de Santiago durante las décadas de 1940 y 1950. Desde ese entonces que existen históricos locales de comida. Algunos de los más famosos fueron el Quick Lunch Bahamondes, al cual se le atribuye la creación del completo en la década de 1920, como una versión nacional del hot dog estadounidense, y posteriormente del "Completo Italiano", cuando la familia italiana Devillaine compra el negocio, pasando a llamarse el local El Portal. Ex-Bahamondes. Otros locales conocidos son el Chez Henry ("Donde Henry" en francés), restaurante que instauró la cocina francesa en nuestro país. Fue fundado en 1925 por Herny Boutegourd (chef del Palacio Cousiño) y cerrado en 2003. Sobreviven aún los restaurantes Ravera y Nuria.
Hoy el portal es conocido por los contundentes platos de gastronomía típica chilena e internacional, fuentes de soda y puestos de comida rápida. Suele rebosar de comensales al horario de almuerzo, oficinistas que zampan con avidez completos, ases, empanadas, bifes a lo pobre, pollo con papas fritas y chorrillanas.
Hacia los niveles superiores el Portal Fernández Concha se encuentra en un estado de triste deterioro. Varios departamentos se emplean para negocios ilícitos y prostitución.
Fue declarado Monumento Nacional en la categoría de Zona Típica. Posee también la categoría de Inmueble de Conservación Histórica.
Estación 10: Ex-edificio de Los Gobelinos
La esquina sur-poniente de la Plaza de Armas es uno de los sitios más útiles para las reuniones en la ciudad, y hoy es recordada por las generaciones mayores como la esquina de Los Gobelinos, por la famosa casa comercial que se ubicó en el lugar hasta fines de los setenta, una de las primeras en Chile con el formato de multitienda. Sin embargo, la historia de este punto capitalino trasciende muchos años antes.
Antes de ser ocupado por un edificio comercial, el predio tuvo otros usos: ha sido utilizado desde la fundación de Santiago, cuando en la época instaló su solar don Alfonso de Escobar, estableciéndose en el ángulo frente a la Plaza Mayor. Posteriormente se levantaría una residencia de dos pisos, con comercio en su primer nivel. Alrededor de 1890 se puede apreciar el edificio con un aviso de una casa fotográfica en el segundo nivel.
Este local de fotografía fue uno de los más importantes de la ciudad. Correspondía a la sociedad Díaz & Spencer, posteriormente Spencer & Cía. Se cree que fue fundada por los fotógrafos Carlos Díaz Escudero y el norteamericano Eduardo C. Spencer, quienes se asociaron para cubrir la Guerra del Pacífico. Con esta sociedad, Spencer desarrolló importantes labores en el reporte fotográfico de la guerra, adquiriendo gran reputación, e incluso siendo premiado con una medalla por sus servicios.
La tienda fue abierta en 1883 en Santiago, y se trasladó a nuestra esquina en 1886, convirtiéndose en un importante punto de referencia de origen comercial. Con el paso del tiempo y el cierre de la casa fotográfica, pasaron por el lugar otros locales comerciales, como el salón de té y pastelería de B. Camino, favorito de las parejas para tomar once.
Ya iniciado el siglo XX, Santiago se definiría a si misma como una capital moderna, y es bajo este espíritu que en el lugar se erigiría un nuevo edificio, con rasgos neoclásicos y fuerte influencia art decó. Este pertenecía a la compañía Chilena de Electricidad, más conocida como Chilectra. En este período la empresa levantó una serie de edificios corporativos llamados edificios de la luz, aludiendo al servicio de la compañía. Sin embargo, el principal Edificio o Palacio de la Luz era precisamente el que estaba ubicado en la esquina de Compañía con Ahumada. En un inicio fue levantado como edificio de oficinas, pero rápidamente se convirtió en una lujosa tienda de venta y exhibición de artefactos eléctricos, en cuya azotea había un gran slogan luminoso que rezaba: Luz, Fuerza y Calor.
El nuevo edificio poseía tres niveles, más una terraza bordeada de balaustras, con grandes ventanales y decoración de estilo modernista. En su interior, abundaba el cristal, pasamanos, pisos de piedra pulida, y elegantes pilares. Fue uno de los primeros edificios en exhibir sus productos en vitrina, algo sumamente nuevo en el país, y en ellas además de los productos eléctricos se mostraban otras marcas, como Alimentos Meyer, champaña Santa Elena, Aceites Bau, fideos Carozzi, sombreros Girardi, Cemento Melón, Cocoa Raff y la Compañía de Cervecerías Unidas (CCU) entre otras.
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Durante los años que funcionó el Palacio, entre 1928 y 1934, la revolución comercial que despertaron sus productos fue asombrosa, provocándose la transición de los articulos de gas, carbon y parafina, hacia la electricidad, que era vista como limpia y eficiente. Además, el estilo de la tienda abrio las puertas del mercado de los electrodomésticos y calefacción. Al retirarse la compañía electrica del edificio, la esquina fue tomada por la casa de ventas y almacenes Los Gobelinos, fundada por el comerciante español Severiano García Carro y su hermano Joaquín García Carro. La tienda estaba originalmente emplazada en los bajos de un edificio de calle Bandera, y al trasladarse al Palacio de la Luz, este fue refaccionado y preparado con el lujoso estilo de las tiendas francesas, dividiéndolo en distintos sectores: calzado, sombreros, moda, muebles, juguetería, entre otros departamentos.
El Palacio se mantuvo en pie hasta mediados de los años ‘40 cuando fue demolido, y reemplazado por el que actualmente se yergue ahi, edificio que siguió alojando a la casa comercial por 30 años más. El nuevo edificio fue inaugurado en 1946, y poseía espacio para comercio y oficinas. Sus arquitectos fueron Jorge Arteaga y Alberto Cruz Eyzaguirre, mientras que la ingeniería estuvo a cargo de Enrique Albertz. Posee un estilo art decó más moderno, con abundante vidriado en armazón metálico.
Durante los años 70 la tienda comercial lentamente comenzó a perder clientela ante la fuerte competencia, lo que sumado a las crisis económicas terminó por hundir la empresa, que cerro sus puertas en 1978. El espacio en los bajos del edificio fue posteriormente ocupado por la casa comercial Canetti, y luego paso a manos de una firma que restauró y reacondicionó un edificio para las multitiendas que hoy lo ocupan.
Estación 11: Ex-Teatro Real
El Teatro Real fue inaugurado en 1930 a pasos de la Plaza de Armas, momento en el cual pese a la Gran Depresión que había azotado al país, comenzaron a aparecer varias salas de espectáculo en la capital chilena. Fue emplazado sobre un antiguo peladero (sitio baldío) utilizado hasta el momento para ferias y circos, el cual llamó la atención del gerente de la Paramount en Chile, el empresario Benito del Villar, quien decidió abrir en el lugar un monumental cine.
La moderna obra quedó a cargo de los arquitectos Fernando Valdivieso Barrios y Fernando de la Cruz, como registra la fachada del edificio. Sin embargo, según un acta del Consejo de Monumentos Nacionales, puede haber estado metida la mano de Ricardo Larraín Bravo, otro de los arquitectos estrella del momento. Posee elementos clásicos, barrocos y renacentistas, además de columnas salomónicas espirales, y dinteles y cornisas sobre sus portales. En su interior, la sala tenía un cielo abovedado y muy ostentoso. Los pisos más altos del edificio (entre el 3º y el 10º) fueron habilitado como residencias, consideradas muy lujosas en la época.
La sala tuvo una gran popularidad debido a su emplazamiento y a su enorme capacidad (1600 espectadores), siendo el cuarto o quinto teatro más grande del país. En la sala se desarrollaban todo tipo de eventos, desde proyección de películas, obras de teatro, musicales, orquestas y discursos políticos, hasta encuentros de box. A mediados de los años ‘50 la sala cambió de dueños, la Cinematográfica Selman Ltda., que lo mantuvo cerrado por obras de restauración y mejoras, que incluian la incorporación de equipos de ultima generación para la proyección de películas.
A mediados de los ‘80, la escena cultural santiaguina en general comienza a decaer, incapaz de funcionar bien con los toques de queda, y de competir con el arribo de las peliculas en VHS y salas más modernas. El año 1993, el edificio del ex Teatro Real es comprado por una multitienda, permaneciendo hasta hoy en funcionamiento como casa comercial.
A principios de 1995, el Consejo de Monumentos Nacionales aceptó la modificación de la marquesina del ex-teatro para fines publicitarios. Sin embargo como el sitio ahora es parte de la Zona Típica de Plaza de Armas, el año 2003 se obligó a la empresa a revisar el uso de esta pieza. Pese a esto, la marquesina desapareció de su lugar. Finalmente, frente a la entrada principal se instaló un paradero de buses, que terminó de sepultar la entrada principal y estorbar su vista, la cual es imposible de fotografiar hoy.
Estación 12: Museo Chileno de Arte Precolombino
Este museo, popularmente conocido como Museo Precolombino, fue fundado en 1981 por el filántropo Sergio Larraín Garcia-Moreno, quien entregó su colección de arte precolombino a la comunidad para contribuir al conocimiento y la apreciación del legado de los antiguos pueblos americanos. El mensaje del fundador fue que nuestros jóvenes pudieran formarse, reconociéndose como hermanos, sabiéndose herederos de un hermoso pasado común. Es considerado uno de los mejores museos de Chile, por el valor de su muestra, su concepto museográfico y el trabajo curatorial.
La historia del edificio sin embargo, remonta hacia la colonia. Es, de hecho, uno de los edificios coloniales más grandes aún en pie, resistiendo terremotos, envejecimiento y los cambios de la urbe. Este solar fue concedido en 1555 al primer corregidor De Santiago, don Juan de Cuevas y Bustillo quien instaló en este lugar su casa. En 1635, la Compañía de Jesús instaló en el lugar el Real Colegio Convictorio de San Francisco Javier. Posteriormente, el gobernador Luis Muñoz de Guzmán, ordenó que en el lugar se edificara el Palacio de la Real Aduana, proyecto que quedó a cargo del ingeniero militar José María de Atero, con planos de Joaquín piérdete-una Toesca.
Su estilo arquitectónico es de influencia neoclásica, con una planta rectangular de dos pisos, y patios interiores rodeados de columnas toscanas. Posee una fachada abalaustrada en su parte más alta, y detalles como protecciones de metal forjado en sus vanos. Fue construido entre 1805 y 1807, y durante la Patria Vieja fue brevemente ocupado por la Biblioteca Nacional.
Desde 1845 ofició de sede de los Tribunales de Justicia, hasta que en 1968 un gran incendio destruyó las instalaciones y archivos. Durante 1980, y gracias a una serie de obras de restauración, el palacio fue reconstruido, destinándose sus instalaciones al uso del museo.
Hoy, el museo luce una cuantiosa colección gracias a numerosas donaciones que complementaron la inicial. Es un repertorio de 5000 piezas en exposición permanente que reúnen parte del patrimonio material e inmaterial de América. Destacan su colección textil andina (con piezas de más de 3000 años de antigüedad), momias de Chinchorro (¡incluso más antiguas que las de Egipto!), obras en cerámica, metal y piedra, obras de arte mayas, aztecas, culturas antenas, pueblos amazónicos y del Caribe.
Posee salas de exhibición, depósitos y laboratorios. La biblioteca especializada, de acceso libre y gratuito, es un muy silencioso y bien guardado secreto para quienes necesitan concentración y Wi-Fi gratuito. Hay tienda de souvenirs, cafetería, visitas guiadas bilingües, salas de exposición temporal y exposiciones itinerantes para acercar la cultura e historia a la sociedad.
Horario:
- Martes a Domingo: 10:00 - 18:00hrs
Valores:
- Chilenos y extranjeros residentes $1.000
- Extranjeros CLP$6000 (US$ 6.2 as of November 2024)
- Estudiantes chilenos y extranjeros residentes $500
- Estudiantes extranjeros CLP$3000 (US$ 3.1 as of November 2024)
- Entrada liberada para niñas y niños hasta los 10 años.
- Entrada liberada para adultos mayores locales.
- Entrada liberada primer domingo de cada mes.
Estación 13: Edificio del Ex-Congreso Nacional
Historia del predio e Iglesia de la Compañía
Si bien el edificio data del siglo XIX, como la mayoría de los de esta ruta, exhibe una interesante historia anterior a la construcción hoy en pie. Parte de los terrenos pertenecieron a la mítica Iglesia de San Miguel Arcángel, más conocida como la Iglesia de la Compañía de Jesús. La historia del predio se puede trazar desde 1595, cuando empieza la construcción de una capilla de adobe y teja consagrada a San Miguel.
Tras el terremoto magno de 1647 el templo se derrumbó hasta sus cimientos. Fue reconstruido en cal y canto y, a diferencia del templo anterior, con características mucho más ostentosas: torre de campanario, bóvedas sepulcrales y un enorme reloj. Este templo volvió a ser derrumbado por el siguiente terremoto, de 1730.
Utilizando las estructuras aún en pie, se re-edificó una nueva y más grande iglesia, con influencias del barroco colonial. Esta decisión agravaría el incendio que selló su destino. En la fachada se definieron tres accesos, pero para ingresar era necesario pasar por una pequeña habitación intermedia, que ralentizaba el paso. En la fachada se grabaron los números romanos MDCCLX (1760), fecha de reconstrucción del templo, que según palabras de Benjamín Vicuña Mackenna era solo una ruina disfrazada. Para sumar las desgracias, en 1767 se hizo efectiva la expulsión de la orden Jesuita en Chile, decretada por el rey Carlos III. Sus bienes, incluyendo la iglesia, fueron confiscados.
Tras la expulsión la iglesia dejó de funcionar. Eso hasta 1769, cuando se rehabilitó producto de un incendio en la Catedral que en el momento se construía, y comenzó a galletear como Catedral.
En 1841, colegiales del Instituto Nacional soltaron un chuncho en llamas, el ave se posó en el campanario y desató un voraz incendio consumió la torre principal y derrumbó parte de las estructuras. Su reparación tomó seis años, pero al parecer no se consideró ninguna precaución para evitar un nuevo desastre. En 1858, el ingeniero Eduardo Hanson propuso al Presbítero Ugarte, quien estaba a cargo de la iglesia, instalar redes de abastecimiento de gas hidrógeno para la iluminación interior. El sacerdote sólo hizo colocar el sistema en algunos sitios, optando por una iluminación con velas y candelas de gas y aceite, otra decisión que luego se lamentaría.
El 8 de diciembre de 1863, 2000 a 3000 personas celebraban adentro el día de la Purísima, último del Mes de María. En el templo se habían encendido imprudentemente más de 7 mil luces (se llegó a hablar incluso de 15 mil). Solo el altar mostraba más de 2 mil luces. Aparentemente, la ruptura de un quemador de gas líquido cuando se iniciaba la ceremonia provocó la tragedia. El fuego se propagó a toda velocidad lo que produjo la estampida de los fieles mientras las llamaradas ascendían a la cúpula, y comenzaban a caer las tablas y vigas del techo. Los aparatosos vestidos de las mujeres, la inmensa mayoría de la feligresía, dificultaron aún más el escape. Lo peor es que las puertas se abrían hacia adentro, de manera que la masa humana que presionaba por salir impedía a quienes estaban en primera fila abrirlas. Murieron alrededor de 2.000 personas encerradas, mientras numerosos testigos impotentes contemplaban la hecatombe a pocos metros de distancia.
Largo tiempo permanecieron las ruinas sin ser intervenidas, hasta que pasaron a manos del Congreso Nacional.
Historia del Congreso Nacional
El diseño de un nuevo Congreso -que hasta entonces operaba donde hoy está el Palacio de Tribunales- fue encargado al arquitecto francés Claude-François Brunet de Baines, y las obras quedaron a cargo de Lucien Hénault. En 1863 debieron ser interrumpidas por los daños del incendio de la vecina Iglesia de la Compañía de Jesús. El impacto no pudo ser resueltos de inmediato debido a falta de recursos. Diez años después, el ingeniero chileno Manuel Aldunate prosiguió con las obras, que fueron finalizadas por el arquitecto italiano Eusebio Chelli. El edificio fue inaugurado aún inconcluso, el 1 de junio de 1876, durante el gobierno del presidente Federico Errázuriz Zañartu.
El ala poniente fue ocupada por el Senado, y el ala oriente por la Cámara de Diputados. En el centro, se encuentra el Salón de honor, lugar de reunión del Congreso Pleno.
En 1895 un incendio (¡otro más!) destruyó gran parte del edificio. Fue restaurado al año siguiente por los arquitectos Carlos Bunon, Emilio Doyère, Eugenio Joannon y Carlos von Moltke. Fue reinaugurado en 1901, bajo el gobierno del presidente Federico Errázuriz Echaurren.
El terremoto de 1906 causó severos daños al edificio, por lo que debió ser reacondicionado nuevamente, esta vez bajo el liderazgo del arquitecto Alberto Cruz Montt. Desde esa fecha, y hasta el golpe de estado de 1973, el Senado y la Cámara de Diputados sesionaron aquí. Durante la dictadura, el edificio fue utilizado por el Ministerio de Justicia. Fue declarado Monumento Histórico en 1976.
Tras el retorno a la democracia en 1990, el Congreso fue trasladado a la ciudad de Valparaíso (circula un rumor, imposible de probar, de que Pinochet, consciente de que sería senador vitalicio, quería pasar sus últimos años a orillas del mar). Tomó posesión del edificio la cancillería hasta 2006, cuando pasó a manos del Ministerio de bienes Nacionales. En mayo de 2006, fue restituido nuevamente el edificio al Congreso, y desde entonces los parlamentarios celebran sesiones ocasionales en el lugar, se realizan sesiones de la Cámara de Diputados, y en su Salón de Honor se realizan nombramientos.
De planta cuadrada, luce arquitectura neoclásica francesa. Su acceso principal por calle Catedral posee columnas corintias y frontones rectos, que configuran la fachada de ingreso. El gran salón es rectangular, y conecta a la derecha con el Senado y a la izquierda con la Cámara de Diputados.
Los jardines fueron originalmente diseñados por el paisajista Guillermo Renner (el mismo que remodeló el trazado de la Plaza de Armas). En los accesos al Salón de honor hay estatuas de hierro fundido: figuras humanas que sostienen lámparas en sus manos. Entre las especies vegetales que se pueden encontrar en el jardín hay palmeras, cedros, castaños y copihues.
Entrada:
- (Solo a la biblioteca del Congreso) Lunes a viernes: 10:00 - 17:30 hrs.
En qué fijarse : En los jardines, en la esquina suroriente, hay una depresión cónica de color azul. Ahí se ubican dos campanas de la Iglesia de la Compañía que sobrevivieron al incendio. Fueron llevadas a una iglesia de Gales, donde permanecieron hasta 2010, cuando fueron retornadas con motivo del Centenario. Se tocan cada día a mediodía. La principal está en el Cerro Santa Lucía, otra está en el Cuartel General de Bomberos de Santiago (que nació fruto del incendio) y otra en la 14° Compañía de Bomberos |
Estación 14: Palacio de Tribunales de Justicia y Plaza Montt Varas
Palacio de Tribunales de Justicia de Santiago
Este enorme edificio, que alberga a la Corte Suprema de Justicia de Chile, la Corte de Apelaciones de Santiago, y la Corte Marcial de las FF.AA., fue construido entre 1905 y 1930. Para su construcción, se formó un terreno en base a diversas propiedades, las cuales debieron ser demolidas, entre ellas un inmueble del Club Hípico, y otro de Francisco Undurraga. A ellos se suman el edificio del Real Tribunal del Consulado (lugar donde se constituyó la Primera Junta de Gobierno de Chile) y la antigua Biblioteca Nacional.
Durante sus primeros años de existencia, la Corte Suprema y Corte de Apelaciones debieron moverse por distintos edificios, los cuales debían compartir con otras instituciones públicas. La construcción de un edificio para tribunales fue impulsada por el gobierno del presidente Federico Errázuriz Echaurren, a través de un concurso público.
El diseño ganador fue el del francés Emilio Doyère, quien además dirigió la obra, elaboró planos y presupuestos, junto a su discípulo chileno Alberto Schade, y fue construido en el marco del Centenario de Chile en dos etapas; la primera desde 1905 hasta 1911, donde se edificó el ala poniente y su acceso principal; y la segunda desde 1928 hasta 1930, donde se construyó el ala oriente. Esta segunda etapa presentó gran oposición pública, ya que para ello debía demolerse la antigua Biblioteca Nacional.
Posee un estilo neoclásico francés, y su construcción utilizó ladrillo y adobe en el área mas antigua, y hormigón armado en la más nueva. Tiene tres pisos, además de un zócalo, de los cuales el primero es ocupado por la Corte de Apelaciones de Santiago, el segundo por la Corte Suprema de Chile, y en el zócalo la Corte Marcial y la Biblioteca de la Corte Suprema.
El diseño del ingreso en fachada se compone de dos columnas centrales y dos medias columnas laterales, que sostienen un balcón del cual nacen otras cuatro columnas de estilo jónico.
El edificio posee entradas laterales, por calles Bandera y Morandé, sin embargo estas se abren solo para emergencias o en horarios predeterminados. Fue declarado Monumento Histórico en 1976.
Desde mayo de 2002 abre sus puertas para las actividades del Día del Patrimonio Cultural.
Plaza Montt Varas
Esta plaza, también conocida como la Plaza de la Justicia, ocupa el frontis norte del palacio de los Tribunales de Justicia. Recibe su nombre del monumento a Manuel Montt y Antonio Varas, ubicado al centro de la plaza y diseñado por los italianos Ernesto Biondi y Alessandro Nelli.
Tras ser utilizada por largo tiempo como parque de estacionamientos institucionales, fue remodelada en mayo de 2013, por PLAN Arquitectos, lo que involucró la construcción de estacionamientos subterráneos y el diseño de una plaza con trabajo de pavimentos, bancas de hormigón, espejos de agua, árboles y faroles de iluminación, que permite apreciar las fachadas de los importantes edificios que se encuentran alrededor de ella.
Estación 15: Calle Bandera
A inicios del siglo XIX, Pedro Chacón Morales (abuelo materno de Arturo Prat Chacón), conocido comerciante criollo, instaló una tienda de telas importadas de Francia y España, en pleno centro del Santiago colonial: en la calle conocida como Atravesada de la Compañía, por cortar la arteria del mismo nombre y pasar a un costado del Templo de la Compañía de Jesús.
Chacón Morales era un fuerte partidario independentista, repartía folletos patriotas en su establecimiento, y se dice incluso tuvo una relación de amistad personal con San Martín y O’Higgins. Sin embargo con la caída del régimen realista, y con ello de las familias aristocráticas de dicho regimen, su tienda de telas fue perdiendo ventas y clientela.
La suerte y el ingenio lo ayudarían. El año 1818 se juró una nueva bandera nacional -madre del diseño actual-, con fiestas en las que participó toda la ciudadanía. Al año siguiente se quiso dar mayor realce al aniversario, pero no existían suficientes banderas en la ciudad. Es por ello, que el gobierno pidió una bandera al Gobernador de Valparaíso, para poder izarla en la Plaza de Armas. En los siguientes días, a la espera de su llegada, don Pedro Chacón alzó en el frontis de su tienda una enorme bandera nacional, con lo que su tienda adquirió fama, al nivel que se convirtió en proveedor de género y prendas a las comparsas que se presentaron en el aniversario.
Prácticamente no existió vecino en Santiago que no fuera a mirar la bandera de Chacón, por su imponencia y calidad. Esto dio nuevos aires de popularidad a su tienda y a las cuadras comerciales de la calle, y con ello se hizo común referirse a la calle como la de la Bandera.
Durante el siglo XX, el barrio albergó a la bohemia literaria de la época, los cuales asistían a los bares y cabarets del sector, como La Estrella de Chile, El Ciclista, El Valparaíso, y destacando entre ellos el Zeppelin, el cual de día oficiaba como restaurante y de noche se transformaba en cabaret. A tanto llegó su fama, debido a sus orquestas y espectáculos, que una noche el pianista Claudio Arrau llegó a tocar jazz en el local de forma espontánea. En su mejor momento, estos lugares fueron frecuentados por poetas, escritores y artistas, como Pablo Neruda, Juvencio Valle, Alberto Valdivia, Rubén Azócar, Alberto Rojas Jiménez y Tomás Lagos, entre otros.
Posteriormente la calle pasaría a ser de mucho más bajo perfil, convirtiéndose en sede de edificios corporativos y bancarios, además de diversos restaurantes frecuentados por oficinistas.
El año 2017 la calle se transformó en un paseo peatonal diseñado por la oficina Estudio Victoria e inaugurado por el alcalde Felipe Alessandri; paseo que era un proyecto temporal y terminó convirtiéndose en un paseo peatonal permanente. Un año después se inauguró la segunda etapa del paseo, que inicia en el paso bajo nivel que cruza la Alameda. Esta intervención urbana crea espacios de reunión que combinan arquitectura, arte y diseño, incorporando bancas, mesas, galerías, jardineras, bicicleteros, instalaciones de exposiciones y módulos de descanso.
Recomendaciones y posible extensión de la ruta
- Evitar permanecer hasta muy tarde, en especial si se está solo.
- Si hay ánimos, se puede continuar con la ruta de Barrio Mapocho
Galería de fotos
Bibliografía y Agradecimientos
Bibliografía Utilizada:
- Urbatorium
- Historia De Santiago. René León Echaiz.
- Todo Santiago: Crónicas de la Ciudad. Roberto Merino.
- Plaza de Armas: El corazón De Santiago. Volker Gutiérrez.
- Plaza de Armas de Santiago: Cuna de Chile. Carlos Valenzuela Solís.
Agradecimientos a:
- Profesor Diego Vallejos Oberg. Académico e Investigador. Departamento de Urbanismo, Universidad de Chile.
- Profesor Maximiliano Atria. Académico e Investigador. Departamento de Arquitectura, Universidad de Chile.