1953
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→Historia del Barrio
*La Quinta Normal no queda en la comuna de Quinta Normal, sino en la de Santiago.}}
Los inicios rurales de lo que hoy es el barrio Yungay datan de mediados del siglo XVI, en terrenos otorgados a '''don Diego García Cáceres''' por '''don Pedro de Valdivia''' como reconocimiento por su participación en la conquista de Chile. Estas tierras eran delimitadas por el río Mapocho al norte, la actual Avenida Brasil por el sur, y la actual calle San Pablo por el oriente. San Pablo, en particular, marcaba el inicio del camino a Valparaíso: {{cita|Con la cabeza llena de chichones y los pulmones de polvo, el visitante entraba a Santiago por la interminable, sucia y desastrada calle San Pablo, que empezaba con ranchos, chicherías y canchas de bolas, terminaba casi en la actual Avenida Brasil por el sur.plaza principal|Vicente Pérez Rosales, Recuerdos del Pasado}}
Estos terrenos pasaron a través de lazos hereditarios a manos de la familia Portales, convirtiéndose en una quinta de recreo llamada ''El Llanito de Portales''. Su propietario era '''José Portales Larraín''', padre del ex Ministro de la República '''Diego Portales Palazuelos'''. De acuerdo a '''Benjamín Vicuña Mackenna''', en 1828 la ciudad se perdía en los arbustos de El Llanito de Portales, y solo se veían "ranchos pajizos y los tendales de ropa del pobrerío" que se habían apropiado del recinto de ladrillos de la Casa de Huérfanos.
''que el pueblo chileno''<br>
''obtuvo en Yungay. ''<br>
Era una zona de vida apacible, un barrio de casaquintas coloniales entre árboles. Tanto así que '''Domingo Faustino Sarmiento''' lo recordaría como ''un pueblecillo a las afueras de Santiago''. Decía que era un conjunto residencial hermoso, donde "la especulación ha tenido los más felices resultados y una población numerosa se ha reunido para hacer salir del seno de la tierra, cual si hubiese sido sembrada, una hermosa villita con calles alineadas y espaciosas"
{{dato|Domingo Faustino Sarmiento no guardaba la mejor de las opiniones respecto de la población indígena: "''Por los salvajes de América siento una invencible repugnancia sin poderlo remediar. Esa calaña no son más que unos indios asquerosos a quienes mandaría colgar ahora si reapareciesen. Lautaro y Caupolicán son unos indios piojosos, porque así son todos. Incapaces de progreso. Su exterminio es providencial y útil, sublime y grande. Se los debe exterminar sin ni siquiera perdonar al pequeño, que tiene ya el odio instintivo al hombre civilizado''".}}
Estos conjuntos suelen componerse de una serie continua de viviendas de uno o dos pisos, organizadas en torno a un espacio semi-publico perpendicular a la calle. Cuando este espacio dividía parcialmente la manzana se les denominaba citas, y cuando la cortaban, pasajes.